Luis Sastre, Profesor Titular de Macroeconomía (UNED) Visiting Professor in the Open University (Publicado en UPyD, aquí)
Dado que la entrada en deflación de la economía española fue una predicción realizada por nosotros con casi ocho meses de adelanto, en lo que sigue, nos gustaría analizar la amplitud temporal de este proceso y sus posibles consecuencias en el sistema económico español.
Para las predicciones de inflación, hemos utilizado análisis de series temporales mediante estimación de modelos ARIMA para los diferentes componentes del IPC, después de desestazionalizar las series utilizando como filtro un modelo X11.
En Junio, el índice general de precios experimentó un aumento del 0.44 por ciento, situando la tasa interanual en el -1.0. Con este último dato, se encadenan cuatro meses consecutivos con tasas interanuales negativas. Las predicciones realizadas mediante análisis univariante para la evolución futura del IPC en tasas interanuales son, con un nivel de significación del 95 por ciento, las siguientes:(Julio -1.2; Agosto -1.0; Septiembre -0.9; Octubre -0.5; Noviembre 0.2; Diciembre 0.8). Es decir, la economía española con elevada probabilidad va a encadenar un periodo de ocho meses de tasas anuales de inflación negativas que, al superar los dos trimestres, entraría en deflación técnica según los criterios del FMI. Estas tasas de inflación negativas se tornaran ligeramente positivas a finales del año 2009, con lo que se iniciará un periodo de ligera recuperación. Para valorar el impacto negativo de la deflación sobre el output y el empleo, deberíamos considerar el nivel general de precios en el que incluiríamos, a parte del IPC, los precios de los activos inmobiliarios y financieros, pues caídas de estos afectan al consumo vía efecto riqueza y a la inversión: pues las decisiones de inversión de las empresas dependen, en parte, de su valor en bolsa (q de Tobin).
Para analizar las consecuencias que, para la economía española, tiene la entrada en deflación, nos basamos en un modelo macroeconómico de equilibrio en el mercado de bienes y de dinero, en el que se aísla el efecto de la evolución del nivel general de precios sobre el conjunto del sistema. Los precios tienen su impacto, a parte de la modificación de la oferta real de dinero, a través de su inclusión en la determinación de los tipos de interés reales, los cuales sirven de referencia a las decisiones de consumidores e inversores; en contraposición a los tipos de interés nominales que generan el equilibrio en el mercado de dinero al igualar la oferta y demanda de dinero. Los tipos de interés reales, son el resultado de descontar al tipo de interés nominal la tasa de inflación esperada. En periodos deflacionistas, donde la tasa esperada de inflación es negativa, aunque los tipos de interés nominales sean muy bajos, los tipos de interés reales son elevados; lo que tiene un efecto contractivo sobre las decisiones de consumo e inversión y por lo tanto sobre el Output y el empleo. Las tasas de inflación positivas, que se prevén para del IPC español a finales del año 2009, inducirán un aumento de las expectativas de inflación de los agentes económicos; lo que unido a una elevada probabilidad de que el BCE mantenga los tipos de interés nominales, generará una reducción de los tipos de interés reales con lo que se iniciará una ligera recuperación económica disminuyendo las tasas de contracción del PIB para el año 2010. La tasa de paro seguirá aumentado, pues para reducirla, la economía española debe crecer por encima de la tasa de variación potencial del PIB, que los estudios econométricos sitúan en el entorno del 2.5-3 por ciento.
Las elevadas tasas de desempleo que la economía española esta sufriendo en los últimos años, es muy probable que eleven su tasa natural de paro; este fenómeno, conocido en la Literatura Económica como Histeresis, hará que el ritmo de recuperación sea lento y reducido. La deficiente gestión de la política económica, de los últimos años, han colocado a nuestra economía en claro riesgo de padecer de forma endémica, en los próximos años, elevados déficit público y exterior, combinados con elevadísimas tasas de desempleo.