Me van ustedes a perdonar la ordinariez, pero estos socialistas, cuando se trata de juzgar a los de su propio partido, cuando se deben sacar a la luz las ilegalidades de alguno de sus cargos públicos o cuando conviene mirar hacia otro lado para no ver el cieno que invade las dependencias desde donde ejercen su poder sobre el resto de ciudadanos, “se la cogen con papel de fumar”; no obstante, a sensu contrario, si se trata de airear, de proclamar a grandes voces o de acusar, sin miramientos, las actuaciones de cualquier miembro del partido de la oposición; entonces no les importa cogérsela “con papel de lija”, porque son insensibles a todo lo que no sea hacer leña del adversario político. Por consiguiente, nadie debe extrañarse de que el caso de favoritismo, desviación de caudales públicos e incumplimiento de la propia Ley de Incompatibilidades de Altos Cargos, se queda en un segundo término cuando se trata de sacar del apuro al señor Manuel Chaves, inquilino sempiterno en
¿Alguno de ustedes se puede imaginar que, en una familia normal en la que no existan diferencias importantes, ni desafecciones radicales; un padre no sepa que su hija es la apoderada de una empresa? Al menos, parece poco probable pero, de lo que no cabe duda es de que, cuando a la asesoría jurídica de un organismo de tanta importancia como es
Al parecer,
Lo que ocurre es que el argumento se sostiene sobre el filo de una navaja porque, tanto en el caso de no haberse presentado por MATSA el certificado en cuestión, como en el de que hubiera desaparecido misteriosamente del expediente; se deberían pedirles responsabilidades a los que otorgaron el crédito por no reunir la documentación los requisitos que se exigían para su concesión. Si malo es que un cargo público practique el amiguismo con sus familiares para favorecerlos económicamente, no menos lo es el que se salten requisitos esenciales en la tramitación de un expediente, por parte de las autoridades que tienen la obligación y la responsabilidad de velar por la pureza del trámite y de que se cumplan todos los condicionamientos, máxime, cuando se trata de entregar préstamos de tal entidad (10 millones de euros) a cargo del Erario público que, en definitiva, se nutre de los impuestos de los ciudadanos.
El hecho es que se haya destapado una actuación que no reúne los condicionamientos exigidos por la ley y que, esta actuación, haya pasado por los distintos conductos y departamentos administrativos, sin que nadie se haya percatado de la omisión del preceptivo certificado; lo que evidentemente delata, como mínimo, es una negligencia grave ya que se han entregado a una empresa que no reunía los requisitos exigidos para ser merecedora la subvención pública, los documentos precisos para validarla. Se supone que, si el señor Chaves fue quien acabó firmando la concesión de los 10 millones de euros a MATSA, como máximo responsable de
Miguel Massanet Bosch