José Antonio del Pozo (Publicado en OPINIÓN COPE, aquí)
Díganme si no es el mayor espectáculo del mundo contemplar a Cebrián iracundo sacudiendo estopa de la buena a Zapatero errabundo. La política en nuestro país parece ahora un ripio más de La venganza de don Mendo. Mendo mata a menda, se decía allí. Si Borrell nos resistió dos asaltos, pensarán los magnates de Prisa, Bambi, en medio del bosque en llamas de parados abrasados que es la economía española, ha de rilarse pronto.
A Borrell le husmearon entre los fondillos de la millonaria corrupción de sus amigotes capitostes en la Hacienda Catalana, caso en verdad admirable, digno también de inmortalizarse en coplas de ciego de las del Siglo de Oro, y antes de ver su fama y su buen nombre salpicado y por las impresas zahúrdas arrastrado, como a la pobre Faraona aconteció, el divino Borrell tiró la toalla… para irse a presidir el Parlamento Europeo, donde a la postre recibió cumplido agasajo a mérito tanto. Es bien sabido que a ellos lo que les mueve sobre todo en la política y en la vida es un impulso moral.
De suerte que ahora Prisa en verdad que tiene prisa. No les valió con el regalito en abierto de la Cuatro. Cebrián pisa el acelerador. Se dice que la culpa fue del tedeté, sí, fue del tedeté. Del tedeté de pago, ofrecido en primicia ad hoc a Mr Roures. Qué elocuente que los prohombres protoprogresistas y archisolidarios del país se tiren estocadas a muerte siempre precisamente a cuenta de asuntos concernientes a monopolios concedidos por el poder político y de pago. Son canales de pago.
Está por ver que la sangre llegue al río. Habrá que ver el cuajo de Zapatero. Con la simple crítica política éste no cede. La reacción primera de Zapatero ha sido salir corriendo –venga una de viajes extranjeros, a ver si llega ya la presidencia europea- y… concentrar en su persona casi todos los poderes. Ya era, y bien asombrosa que era la cosa en sí por inaudita, por bananera, oficioso ministro de Deportes, acaso para no tener que compartir con nadie la decisión del fútbol de pago. Ya oficiaba también de ministro de Exteriores, habiendo pasado Moratinos a un ostracismo virtual. Jamás habrase visto canciller tan silente como el nuestro de un tiempo a esta parte. Evo aprovechó ese vergonzoso silencio para en pleno agasajo real y presidencial dejar el huevo de su resentimiento, por lo demás basado en una falsedad morrocotuda que quedó sin respuesta. Insólito.
Y ahora Zapatero se nombra también ministro plenipotenciario de Economía, que ya le vale. Capitidisminuida la vice Salgado a un mero orden simbólico de subdirectora general, ya que nada en claro aportan sus escasas intervenciones, es Zapatero quien imparte moralina y doctrina, quien impone al tun tún mayores impuestos. Es muy capaz, como bien sostiene David Vega en su artículo de ayer aquí, de bautizar lo suyo como el “impuesto solidario”, tan dado como es el presidente a los cuentos cursilongos a la hora de maquillar la realidad. “Les voy a pedir un sacrificio a los ciudadanos” afirma, sacrificando el bolsillo y el bienestar de los presentes y cargando los hombros con futuras deudas a las generaciones siguientes. Es la solidaridad, estúpidos, le falta por decir.
¿Y los de la ceja a quién le harán ojitos ahora, a Cebrián o a ZP? ¿Seguirán cejijuntos? Apuesto que, de uno en uno y en silencio, cobrados los servicios prestados, empezarán a hacer mutis por el foro. Es su especialidad creadora.
Con tanto poder sobre sí, Zapatero ya casi parece el Rey Sol. Un rey Sol y Solidario, las cosas como son. Con Obama no sé, pero lo suyo con Cebrián si que está resultando un acontecimiento estrafalario. No se equivocaba del todo la paloma de Benidorm.