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Camps cede ante Rajoy y pide a Costa su dimisión ‘temporal’ (por Casimiro García-Abadillo)

Publicada el octubre 9, 2009 por admin6567
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Un hombre de confianza del 'president' le exige que deje la secretaría del PP por 3 meses. Costa le responde que si quiere su cabeza tendrá que convocar un comité ejecutivo del partido. Aguirre manda al Grupo Mixto a los diputados madrileños López Viejo, Martín Vasco y Bosch

CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO (Publicado en El Mundo – e-pesimo Auxiliar 1, aquí)

Madrid «Este marrón no me lo voy a comer yo solo». Ricardo Costa, afirman fuentes cercanas al secretario general del PP de Valencia, no quiere ser el chivo expiatorio del caso Gürtel en Valencia. Dice haber actuado con «total lealtad» hacia su jefe, Francisco Camps, y no está dispuesto a poner su cabeza para que la guillotina dé gusto a las «pretensiones de Génova». Desde que se conoció el informe policial que pone de manifiesto una presunta financiación irregular del PP, y más desde que se levantó el secreto de una parte del sumario que investiga la trama Gürtel, Camps atraviesa su momento más amargo.

El líder que se convirtió en una de las bazas fundamentales para que el PP lograra recuperar el Gobierno de España, y, desde luego, el hombre en el que Rajoy se apoyó para ganar claramente el Congreso del partido de junio de 2008, ahora se tambalea.

Rajoy, que ha mantenido con él cuatro largas conversaciones en apenas 10 días, le ha pedido que tome medidas.

«Ahora Valencia me debe una», ha esgrimido el líder del PP ante su círculo íntimo. Pero quiere que sea Camps quien tome la decisión. «Yo creo a Camps y le voy a defender porque es un hombre honesto», ha dicho recientemente en una reunión con un grupo de amigos.

Rajoy parece tener claro lo siguiente:

1º. En ningún caso, el caso Gürtel puede acabar con la carrera política de Camps.

2º. El vicepresidente Rambla ha actuado como cortafuegos ante la presión de El Bigotes.

3º. Ricardo Costa ha sido imprudente al fiarse de un personaje como Álvaro Pérez.

Camps se ha resistido a tomar medidas. Su tesis es que este asunto es como el de los trajes: un montaje bien orquestado por el ministro Rubalcaba para cargarse al PP.

Sin embargo, Rajoy es consciente de que «no es lo mismo una cosa y la otra». Sabe que hay que actuar y rápido. Y por ello, aunque bien saben sus más cercanos que no ha sido un trago de gusto, le exigió a Camps que actuara cuanto antes.

Ayer, según fuentes del PP, un hombre muy cercano a Francisco Camps transmitió a Costa la siguiente propuesta en nombre del propio president:

1º. Que presentase su dimisión «temporal» como secretario general del PP de Valencia.

2º. Que mantuviese su cargo como portavoz del Grupo Popular en las Cortes valencianas.

3º. Que dentro de tres meses se reincorporase a su cargo, cuando las aguas hayan vuelto a calmarse.

Argumento: «Lo pide Rajoy».

Pero Costa no quiere comerse este marrón. En primer lugar, preguntó cómo se iba a justificar su dimisión. Él no está imputado en ninguna causa; tampoco ha recibido ningún regalo (los tres magistrados del Tribunal Superior de Valencia le exoneraron por el asunto de los trajes). Su cese sería interpretado como la aceptación de que ha habido financiación irregular por parte del PP, argumentó.

Así que Costa le ofreció al enviado de Camps tres alternativas a su propuesta:

1º. Si el president quiere una cabeza de turco, ahí tiene la del vicepresidente Rambla, que ha sido el que ha organizado las últimas campañas electorales.

2º. Camps puede ofrecerme su apoyo en una declaración pública.

3º. Si quiere mi cabeza, que convoque un Comité Ejecutivo del PP y proponga mi destitución.

Así que, al final, no ha pasado nada. Las espadas están en alto. De momento.

Costa sigue, Camps no sabe qué hacer y Rajoy observa preocupado cómo el tema se va pudriendo poco a poco.

Camps parece haber convencido a Rajoy de que su relación con El Bigotes era «más bien circunstancial». Dice haberle conocido en Alicante en un acto de presentación de su candidatura a la Generalitat. Aunque hay testimonios que afirman haberlos visto con anterioridad paseando por Madrid en las cercanías del restaurante Solchaga, cuando el ahora president era secretario de Estado de Administraciones Territoriales y Álvaro Pérez era un empleado de Correa que entraba y salía de Génova como Pedro por su casa.

¿Por qué subió como la espuma El Bigotes en Valencia a partir de 2004? Es decir, a partir de que Rajoy se hizo con las riendas del partido y mandó a freír espárragos a Correa y a toda su panda de mangantes.

¿Acaso Víctor Campos, cuando era vicepresidente de la Generalitat, tomó por su cuenta la decisión de pedirle a Costa que le adjudicara a El Bigotes todos los actos del partido? ¿Por qué Campos y Rambla recomendaban contratar a El Bigotes a los empresarios que, según la Policía, han financiado con dinero negro al PP? ¿Todo eso se hacía sin el conocimiento de Camps?

Eso es muy difícil de creer. En todo caso, no parece que el asunto quede cerrado sencillamente con la salida de Costa de la secretaría general del PP. Si es que se deja.

Camps fue engañado por El Bigotes en una primera instancia cuando éste le dijo que había roto con Correa. El presidente de la Generalitat sabía que Rajoy les había rescindido todos los contratos porque no se fiaba ni un pelo de ellos.

Sin embargo, Camps hizo caso omiso cuando algunas personas le advirtieron de que El Bigotes no era trigo limpio.

A una de esas personas, que le avisó mucho antes de que saltara el escándalo, le dijo que todo eso eran chismorreos de «El Anticristo» (con ese sobrenombre se refería al productor de cine y empresario Pedro Pérez).

La decisión adoptada por Esperanza Aguirre en Madrid, al pedir a los tres diputados regionales del PP implicados en la trama que devolvieran sus actas, supone un elemento más de presión que obligará al PP de Valencia a tomar medidas más temprano que tarde.

Si el PP quiere salir del marasmo y aprovechar el desgaste político del Gobierno que apuntan todas las encuestas, fruto de la mala gestión de la crisis económica, tiene que dar ejemplo y librarse de la lacra de la corrupción, que está siendo utilizada por el PSOE como cortina de humo para ocultar la gravedad de la situación.

¿Será suficiente con la cabeza de Costa? Más bien no.

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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