(Publicado en ABC, aquí)
En los últimos cuarenta años -desde 1969- los Estados Unidos han tenido cinco presidentes republicanos que suman 27 años de Gobierno y los demócratas han tenido tres que representan 13, menos de la mitad. Pues las tres administraciones demócratas cuentan con el premio Nobel de la Paz y ninguna de las republicanas se aproxima a la posibilidad de ser considerada para ello. ¿Será que la paz es de izquierda? Los méritos de Jimmy Carter no llegaron por conseguir los acuerdos de Camp David, que bien podrían haberlo valido, sino que en 2002 obtuvo el Nobel por interferir en todo proceso democráticvo habido en medio planeta sin resultado -positivo- aparente. El intervencionismo vende mucho entre cierta progresía. Hace dos años Al Gore, el vicepresidente y fallido presidente, recibio del Comité Nobel el reconocimiento que le negaron sus compatriotas. Y ahora barack Obama lo ha recibido por lo que va a hacer. Porque, obviamente, hasta la fecha no ha hecho nada.
Destaca en el comunicado oficial el que se «ha dado gran importancia a la visión de Obama de trabajar por un mundo sin armas». Es decir, lo importante es la visión, no el resultado. Porque está por ver el resultado de esta encomiable visión. Pero si queremos resultados concretos, el que los obtuvo fue un ser despreciable para el Comité Nobel: Ronald Reagan. Él puso en marcha en 1982 unas conversaciones para la reducción de armas estratégicas que dieron fruto en el Tratado START I que supuso la mayor reducción de armas nucleares de la historia. Hechos, no visiones. Pero un Comité Nobel ideologizado no reconoce el mérito donde existe, sino donde debería existir, como es el caso visto ayer en que se concede a un presidente que apenas ha cumplido el veinte por ciento de su primer mandato. Y, como es lógico, en ese tiempo no ha tenido tiempo de hacer cosa en verdad relevante. Si alguna vez logra algo para esa política buenista que propugna, ¿qué reconocimiento aguardará?
No menor es la afirmación del jurado de que «su diplomacia se basa en la teoría de que los que mandan tienen que hacerlo sobre una base de valores y actitudes morales compartidas por la mayor parte de la población». Eso mismo tuvo Bush cuando fue a la guerra en Irak y fue reelegido con la mayor votación de la historia en su país. Pero esa población no cuenta para el Comité Nobel.