Enric Juliana (Publicado en La Vanguardia – Reggio´s, aquí)
ANÁLISIS
Vienen tiempos interesantes; ásperos, duros, aparentemente caóticos, pero muy interesantes.
Ayer, por ejemplo, fue un día panorámico. Fecundo en imágenes, avisos y señales. Joseph Fouché hizo horas extras en la Moncloa. Ayer el zapaterismo dijo: “El Estado soy yo”. Minutos antes de la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a la Casa Blanca, se daba a conocer la detención de Arnaldo Otegi por el supuesto intento de reconstrucción de Batasuna.
Aznarismo de izquierdas: apertura de un nuevo carril preferente con la presidencia de Estados Unidos y cuerdas bien tensas en el País Vasco, donde el socialismo se afianza como inteligente fuerza central, pactando con el PNV -ayer mismo- el blindaje del fuero.
Aznarismo de izquierdas: actitud devota en la Casa Blanca, nueva conexión ideológica Madrid-Washington (Fundación Ideas-Center for American Progress en dura competición con el viejo tándem FAES-American Enterprise Institute); más un buen horizonte para la venta a EE. UU. de tecnología para las energías renovables. (Ahí lo que queda del ceñudo aznarato contraataca: informes redactados en Madrid para los neocon-petroleros ponen en duda, en la prensa norteamericana, la solvencia del nuevo sector energético español).
Aznarismo de izquierdas: sí a un mayor esfuerzo militar en Afganistán.
Aznarismo de izquierdas: sedar todo lo que se pueda a Catalunya e intentar adelantar las elecciones autonómicas al mes de junio, a ser posible sin sentencia del Estatut.
Fouché hizo ayer horas extras en la Moncloa y el Partido Popular, extraviado en el naranjal valenciano, supo lo que es carecer de los resortes del Estado.