Señores, estamos ya en el siglo XXI y da la sensación, una sensación que nos causa la impresión de que algo no acaba de funcionar bien en España, de que perduran en nuestro país determinadas costumbres, por así llamarlas, que se mantienen en nuestra tierra desde los albores de
Es algo difícil de entender que, en tiempos de naves espaciales, de igualdad de derechos entre varones y hembras, de adelantos científicos impensables en tiempos de nuestros padres y de medicamentos que consiguen que la humanidad goce de mejor calidad de vida y se prolongue la media de los años de vida de los habitantes del Globo; todavía puedan existir, dentro de un mismo país, situaciones de privilegio para un grupo de personas determinadas, basados en obsoletos acuerdos entre antiguos reinos o en fueros, franquicias, regalías o cualesquiera otras prerrogativas por las que aquellas tengan menos obligaciones fiscales y queden exentas del pago de muchas otras; cuando los habitantes de otras comunidades, también afincadas dentro del Estado español, deben apechugar sin excusas que valgan, con el pago de dichas cargas y tributos. No podemos entender que, cuando
Lo peor de esta anómala situación es que, cuando se trata de defender derechos de tipo económico, queda patente la hipocresía de los partidos políticos que, por raro que pueda parecer, dejan a un lado sus diferencias ideológicas para presentar un frente común ante los que, utilizando la lógica, la justicia, y el derecho a la igualdad de todos los españoles, se empeñan, inútilmente por desgracia, en acabar con una situación tan injusta e insolidaria. Vean ustedes la vergüenza de tres parlamentarios del PP que se ausentaron del hemiciclo para no votar, con el resto de los parlamentarios de su partido, en contra de la consolidación y blindaje del Concierto Vasco. Observen ustedes, como en el PP del País Vasco, el señor Basagoiti, que se pasa el día argumentando lo peligroso que resulta para los políticos nacionalistas el ejercer, como tales, en dicho territorio; no tiene inconveniente en manifestarse en contra de su propio partido para defender, a capa y espada, los “derechos” forales en los que se apoyan para pagar menos impuestos que en el resto de España.
Como no podía ser de otra manera, el Gobierno utiliza cada vez que se encuentra en un apuro en el Parlamento, el sistema de rendirse al chantaje de los partidos minoritarios, en este caso el PNV y
La singularidad de que siempre salen favorecidas, en estos lances, las comunidades que tiene pretensiones separatistas o independentistas, que son las que consiguen con sus amenazas y presiones, doblegar al Ejecutivo para sacar tajada sustanciosa de su actitud díscola, su postura intransigente y su evidente bravuconería; que lleva a quienes las gobiernan a enfrentarse temerariamente y sin la menor prudencia a las leyes españolas y a la propia Constitución; seguros de que el gobierno timorato del señor ZP, no va a tomar ninguna medida de las que
Pero, mientras se pone el cebo a los ciudadanos y picamos en él, se hablan de otros temas como el caso Gürtel o del caso Faisán o del encausamiento del juez Garzón o de otros miles de pequeños temas de corrupción o de crímenes pasionales, que sirven de distracción a la ciudadanía pero que no son, ni de lejos, el problema mayor al que deberíamos enfrentarnos y, de paso le sirve a nuestro Gobierno para esquivar, de momento, las consecuencias con las que, a medio plazo, se va a tener que enfrentar si desoye las llamadas que desde Bruselas, el BCE y el resto de instituciones reguladoras de la economía se le están haciendo. De momento, y por si nos faltaban más problemas, el ministerio de Hacienda ya advierte de que, con los aumentos de impuestos que se han previsto en los PGE, no habrá suficiente para cubrir el enorme déficit público (se habla de 100.000 millones de euros) al que el Estado va a tener que hacer frente en el 2010. Dicho ministerio ya ha pedido que se aumente más la carga impositiva a los ciudadanos para, así, cubrir parte del endeudamiento que se prevé se va a producir, especialmente a causa del aumento del desempleo que es posible que nos conduzca a un porcentaje de paro de alrededor de un 20%. Como los del 2009 estos presupuestos previstos para el 2010 ya nacerán obsoletos e inservibles antes, incluso, de que se hayan aprobado en las Cortes Generales. Y, así vamos y así nos va, señores, ¡de cabeza abajo!
Miguel Massanet Bosch