Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

Las ventajas del federalismo (II) (por Carlos Martínez Gorriarán)

Publicada el octubre 22, 2009 por admin6567
Compartir

Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Comunicación y Programa de UPyD (Publicado en UPyD, aquí)

CMGorriarán-Federalismo II

Una de las objeciones contra la adopción del modelo federal es de tipo histórico, o mejor dicho, historicista: se alega que los Estados federales habrían nacido de entidades soberanas preexistentes que habrían ido cediendo soberanía a un Estado nuevo,al que pasan a incorporarse. Como la historia de España sería muy otra, el nuestro no podría llegar a ser un Estado federal. Objeción muy académica, pero veamos qué consistencia tiene.

Es cierto que los Estados federales suelen justificarse como surgidos de entidades políticas anteriores: así, los Estados Unidos de las famosas 13 colonias de norteamérica que se rebelan contra la soberanía británica (todas salvo Canadá). O Alemania, unificada en el siglo XIX pero con una larga historia estatal que se remonta al Sacro Imperio Romano-Germánico medieval (el I Reich). Sin embargo, es bastante dudoso que esa “cesión de soberanía” haya sido tal. Las colonias norteamericanas no se declararon independientes del Imperio británico cada una por su lado para después federarse en un acto formal, sino que los Estados Unidos surgieron de la revolución y la guerra. Es verdad que alguna colonia, como Virginia, se adelantó a proclamar la independencia y aprobar su propia Constitución (1776) antes de aprobar la federal (1788), pero ese no fue el caso de todas las colonias rebeldes. Tras la independencia y la Guerra de Secesión –que dejó claro que la soberanía radicaba en los Estados Unidos, no en sus partes- se fueron creando nuevos Estados, hasta cincuenta, sin pasar previa y obligadamente por la independencia –con la legendaria excepción de Texas-, lo que aconseja no tomar muy en serio la “cesión” de soberanía como sistema constitucional.

Respecto a Alemania, hace falta mucho amor a la leyenda para aceptar que los viejos estados alemanes de origen medieval cedieron voluntariamente su soberanía a una Alemania federal imaginaria: fue Prusia la que impuso la unificación a los demás tras derrotar a Austria en la lucha por la supremacía germánica. Y lo que nació en 1871 fue un Reich (o Imperio), el segundo, no un Estado federal, que debe esperar a la República Federal Alemana, surgida de los escombros del III Reich y de la voluntad aliada.

Es sumamente difícil encontrar en la historia fáctica un auténtico proceso de cesión voluntaria y pacífica de soberanía, de carácter democrático, a una entidad superior: lo más parecido es la construcción de la Unión Europea, hoy en un complicado atasco. Sin embargo, hay muchas entidades federales o que dicen serlo aunque sean dudosas, como Rusia o Venezuela, e incluso hay “confederaciones”, como Suiza, que en la práctica son plenamente federales.

Respecto a la supuesta incompatibilidad de la historia española, no sabría a qué atribuirla en el caso de que fuera determinante: la formación del Estado unitario español fue muy lenta y muy ambigua, y hasta las Cortes de Cádiz de 1812 no se puede hablar con propiedad de una nación española; lo que había era una suma de coronas o reinos autónomos que compartían rey y gobierno, separados por fronteras interiores, con distintos sistemas legales (con restos en el Derecho Civil actual) e instituciones variopintas (que subsisten en el País Vasco y Navarra: las diputaciones y los Conciertos económicos). Así que si alguien quiere invocar la historia de España como caso de unión paulatina y más o menos voluntaria –aunque poco pacífica- de soberanías preexistentes, puede hacerlo si lo considera imprescindible para defender la federación española.

Lo que ocurre es que desde una perspectiva democrática esto no tiene la menor importancia. El constitucionalismo ilustrado o liberal parte del principio de que quienes se federan, porque aceptan una autoridad superior, son los ciudadanos, no los Estados ni los territorios. En la emotiva y paquidérmica historia de la Revolución Francesa escrita por Jules Michelet, se subraya con fervor que una de las primeras decisiones de la Asamblea Constituyente fue abolir las divisiones internas del Reino de Francia para constituir un Estado unitario por decisión de los representantes de los nuevos ciudadanos franceses, pues entendían que sin Estado unitario no habría libertad política ni igualdad jurídica. Fueron pues los ciudadanos los que deciden federarse entre ellos, no los territorios del antiguo régimen; y en el caso de Francia en un modelo muy centralizado al que los franceses se han mantenido muy adictos.

Por lo tanto, el argumento historicista de la legendaria “cesión de soberanía” no refuerza ni debilita la opción federal. En cualquier caso, el pasado no puede determinar el presente. Si una mayoría suficiente de ciudadanos españoles considerara mejor la opción federal que el actual, caótico y centrífugo “Estado de las Autonomías”, bastaría con esa decisión para darle rango constitucional, hubiera existido o no un proceso histórico como el que se atribuye a los entes federales. En definitiva, no estamos atados a la historia, sino a nuestra capacidad para cambiar el presente con libertad. O a nuestra incapacidad, que es mucho peor.

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal