(Publicado en ABC, aquí)
No es casualidad que las dos veces en que un contertulio ha perdido los nervios delante de mi en los últimos años ocurriera primero en un debate sobre la excarcelación de De Juana y ahora en otro sobre el Alakrana. Lo que demuestra que ahora como antes la histeria ha cundido en el Gobierno y en quienes defienden su posición. Porque ahora como antes se encuentran ante la misma papeleta imposible, la de defender una cesión totalmente impresentable, ante el terrorista y ante los piratas. Y en estos casos, ya se sabe, más vale gritar que argumentar.
Una cosa es que ETA y los piratas no sean lo mismo, que no lo son, y otra que sí sea lo mismo lo que hizo el Gobierno con De Juana Chaos y lo de ahora con los piratas. Darles lo que piden. Con la diferencia de que entonces la cesión dependía del ministro Rubalcaba y ahora depende del Gobierno y de la Audiencia Nacional. Y el Gobierno, ahora como antes, está ansioso por cumplir todas las exigencias de los delincuentes, pero la Audiencia Nacional no parece estar por la labor.
Por la labor de la ilegalidad, quiero decir. Como bien apuntaba ayer Esperanza Aguirre, es ilegal prácticamente todo lo que ha hecho el Gobierno hasta ahora con el Alakrana. Desde el inicio del pago del rescate hasta las maniobras para liberar a los piratas detenidos. Y si uno cree que hay razones superiores que justifiquen la ilegalidad, y muchos lo creen, el Gobierno, en primer término, debe empezar reconociendo la realidad. Y diciendo la verdad.
Si se opta por la mentira, de la misma forma que se hizo con De Juana Chaos, pasa lo que pasa. Que cunde la confusión y la indignación en la sociedad. Ya es bastante difícil aceptar la postración del Gobierno y del Ejército ante una banda de delincuentes. Y el colmo, que salga Moratinos a rematar con aquello de que están explorando «todas las vías legales».
Darles lo que piden. Con la diferencia de que entonces la cesión dependía del ministro Rubalcaba y ahora depende del Gobierno y de la Audiencia Nacional. Y el Gobierno, ahora como antes, está ansioso por cumplir todas las exigencias de los delincuentes, pero la Audiencia Nacional no parece estar por la labor.