JAVIER G. GALLEGO (Publicado en El Mundo – e-pesimo Auxiliar 1, aquí)
Madrid
Los sindicalistas se dieron ayer un baño de multitudes para reivindicarse como actores fundamentales en la salida de la recesión. Los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT congregaron en Madrid a miles de manifestantes en la primera gran concentración de los trabajadores desde que empezó la crisis. La protección al desempleo y el fin de la precariedad laboral fueron las bases sobre las que montaron un discurso con un principal destinatario: los empresarios y su líder, Gerardo Díaz Ferrán.
Bajo el apadrinamiento político de Izquierda Unida, el Partido Comunista y el PSOE -su secretario de Movimientos Sociales, Pedro Zerolo, acompañó en segundo plano a la cabecera-, los sindicatos cargaron contra la patronal por «intentar salir de la crisis arruinando a los trabajadores». No obstante, la de ayer era un manifestación «propositiva» para marcar «un antes y un después en la negociación colectiva», según el líder de UGT, Cándido Méndez.
Pero en la continua batalla que protagonizan los representantes de los trabajadores y de las empresas siempre es mejor tomar la iniciativa en el ataque. Y los sindicatos, jaleados por más de 30.000 manifestantes, dieron consignas más propias del Manifiesto Comunista que de esta época de globalización: «El neoliberalismo económico ha llegado a su fin», proclamó con entusiasmo el secretario general de CCOO en Madrid, Javier López.
Más realistas fueron las palabras de su jefe, Ignacio Fernández Toxo, quien advirtió de que «no hay atajos para la creación de empleo. No se hará a través del abaratamiento del despido o la precariedad laboral».
Y entre medias, el compromiso sarcástico del Gran Wyoming, maestro de ceremonias del movimiento sindical y fiel a su ideología, incluso a pesar de su abultada nómina: «Las ideas nada tienen que ver con la renta. Si así fuera, yo sería ultrafascista», dijo para la risotada de la clase trabajadora.
Ante la posibilidad de que se retome la negociación colectiva entre sindicatos, gobierno y patronal, Cándido Méndez reivindicó la necesidad de proteger a los trabajadores por encima de cualquier criterio de contabilidad, aunque ello suponga seguir elevando el déficit público: «La prioridad debe ser luchar contra el paro y cambiar el modelo productivo, por eso el gasto público tiene que ser algo instrumental. Hay que anteponer el empleo a la mejora del déficit el tiempo que haga falta», dijo.
Advirtió además de que en las últimas cinco negociaciones colectivas «se ha apretado demasiado la tuerca y ahora es el momento de eliminar el despido exprés y corregir los abusos en la contratación temporal». Por su parte, Toxo condicionó dichas negociaciones a que la patronal desbloquee los convenios pendientes de este año.
El secretario general de CCOO se opuso rotundamente a que la reforma laboral consista en abaratar el despido o reducir el gasto social. Si las conversaciones quieren llegar a buen puerto, el Gobierno y la patronal deben saber que el acuerdo «tiene que integrar la moderación del beneficio de las empresas y la canalización de ese beneficio hacia una mayor protección de los trabajadores y una mejora del sistema productivo».
Este mensaje fue una de las pocas advertencias que se lanzaron contra el Ejecutivo. De hecho, el tono de los manifestantes fue más bien complaciente con el Gobierno de Zapatero, a quien Méndez felicitó por haber aumentado las protección a los parados. «Por primera vez en una crisis, en vez de recortar la protección por desempleo se ha aumentado gracias a los sindicatos».
Rara vez una concentración tan masiva de los trabajadores y en un entorno económico tan complicado encontró semejante complicidad entre la fuerza laboral y el Gobierno, a quien apenas se le reprochó una reforma fiscal que consideran «poco equitativa». «El capital privado es cobarde y ahora está refugiado en los paraísos fiscales y las Sicav. Hay que movilizar ese capital con mayor presión fiscal», sostuvo Toxo.
Sin embargo sí que hubo palabras duras contra la banca, a la que acusaron de haber originado la crisis mientras «algunos banqueros se llevan 35 millones de euros por dejar de trabajar», criticó el secretario general de UGT de Madrid, Ricardo Martínez, en alusión a la compensación del ex consejero delegado de BBVA, José Ignacio Goirigolzarri. Tampoco se cortó a la hora de cargar contra el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, por ser «cómplice de un delito moral cuando dice que no se deben hacer públicas las indemnizaciones de los banqueros».
Especialmente beligerantes contra el sector bancario se mostraron las actrices Pilar Bardem y Asunción Balaguer, encargadas de leer el manifiesto que resume en 12 puntos la visión de los sindicatos para reconducir el modelo productivo. «No estamos dispuestos a volver al capitalismo descontrolado que nos ha traído hasta aquí», dijeron.
Entre otras medidas, los sindicalistas abundaron en la necesidad de modificar la política fiscal, desbloquear la negociación colectiva y mejorar la protección por desempleo. También se acordaron de la activista saharaui Aminatu Haidar, a quien pidieron que cese su huelga de hambre, y de los tres cooperantes secuestrados en Mauritania.
Las ideas del manifiesto proponen el cambio del modelo económico con más industria y más I+D+i. Pero no dicen nada de la actual política del Gobierno para atajar la crisis, algo que lamentó el líder del PP, Mariano Rajoy, al que le hubiera gustado que los sindicatos pidieran un cambio de la política económica «porque con esta política es imposible salir de la crisis a corto y medio plazo». Además, Rajoy recordó que «también muchos empresarios lo están pasando mal», informa Carmen Remírez de Ganuza.
En la misma dirección pero en sentido opuesto se manifestó el coordinador de IU, Cayo Lara, presente en la manifestación y crítico con el Ejecutivo por hacer un «seguidismo del neoliberalismo de la derecha».
Y entre medias, el ministro de Fomento, José Blanco, aseguró que las demandas de los sindicatos «no van a pasar desapercibidas para el Gobierno» y apostó por «salir juntos de esta crisis, con el esfuerzo de todos y a través del diálogo social».
También anunció que José Luis Rodríguez Zapatero recibirá a las organizaciones agrarias antes del 30 de diciembre. Antes, Toxo le había recordado que el Gobierno tiene un compromiso para incluir a estos trabajadores en el régimen general de la Seguridad Social.
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Las reivindicaciones de los convocantes
>La prioridad no es el déficit. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, dijo al Gobierno que la prioridad ahora son los empleados y no el control del déficit.
>Influencia en el Gobierno. «Por primera vez en una crisis, en vez de recortar la protección por desempleo se ha aumentado. Y eso ha sido gracias a las exigencias de los sindicatos» .
>El fin del capitalismo. «El capitalismo neoliberal nos ha traído hasta aquí. Hoy no está en condiciones de darnos lecciones», dijo el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo.
>Sin reforma laboral. «No hay atajos para la creación de empleo y no permitiremos que se haga a través del abaratamiento del despido o la precariedad laboral», advirtió Toxo.
>Cambio de modelo. El representante de Comisiones Obreras criticó que hasta ahora el modelo económico ha descansado en «la precariedad del empleo» y pidió un nuevo cambio de modelo productivo