Motivos hay para que el PSOE considere la necesidad de otro candidato
Una estrategia socialista para desactivar de antemano la polémica interna
No hay debate real sobre la sucesión de Zapatero, pero sí un miedo fundado en el PSOE a que Zapatero sea un lastre en las próximas elecciones
El debate de las últimas semanas sobre la posible sucesión de Rodríguez Zapatero como candidato del PSOE a La Moncloa en 2012 ha sido una estrategia socialista para desactivar de antemano cualquier polémica que pudiera suscitarse, con mayor verosimilitud y sin control, cuando estuvieran encima las citas electorales de los dos próximos años.
La operación no era infundada, porque en 2009 el PSOE ha perdido dos comicios, los gallegos y los europeos. En el País Vasco, los socialistas deben el gobierno de Vitoria al Partido Popular.
Por tanto, para el PSOE no es ficticia la posibilidad de que el rechazo de los electores se afiance a medida que empeore -o simplemente no mejore- la situación económica y se consolide la imagen de agotamiento político que transmite el actual Gobierno.
En este contexto, y conociendo la tendencia de los partidos a prescindir de los líderes que no garanticen el poder, la sucesión de Zapatero ha sido un globo sonda que pinchó este sábado Leire Pajín.
Para la secretaria de Organización del PSOE «la sucesión no está en la cabeza de Zapatero en este momento».
Dando por sentado que esta «serpiente de invierno» ha sido un producto de marketing político, su mera existencia revela un diagnóstico interno en el PSOE según el cual era necesario atajar dudas y cortar el paso a quienes estuvieran pensando que las encuestas están abriendo una oportunidad para renovar el liderazgo del partido.
Motivos hay para que el PSOE considere conveniente una operación de refuerzo de Zapatero en este momento, aunque consista únicamente en decir que no es precisa su sucesión.
La profundidad de la crisis económica está dinamitando las expectativas socialistas para 2010, año en el que esperaban una exitosa combinación de recuperación de la economía y efecto planetario de la presidencia europea.
Lo segundo ha quedado mermado por la nueva estructura de poder en Bruselas y lo primero choca con las expectativas más realistas que hablan de un desempleo cercano al 20 por ciento y un déficit constante atrapado por la política de gasto público.
En efecto, no hay debate real sobre la sucesión de Zapatero, pero sí un miedo fundado en el PSOE a que pasen los meses y el presidente del Gobierno, a quien las minorías extremistas deben tanto, no remonte la ventaja que le saca Rajoy en las encuestas.