(Publicado en e-pesimo Auxiliar 1-El Mundo, aquí)
Zapatero admite que su SECTARISMO le impide pactar la salida de la crisis/ Rajoy ve «suicida» apoyar a quien «gasta
EL BALANCE DEL FATÍDICO AÑO / Las excusas del presidente
Zapatero admite que su 'ideología' le impide pactar la salida de la crisis
Presenta sus 'profundas diferencias' con el PP en economía como la 'esencia del pluralismo'/ Admite que se equivocó al valorar la crisis: 'No estuve muy acertado'
MARISA CRUZ
Madrid
El presidente del Gobierno contempla con moderado optimismo el nuevo año. Tras el dificilísimo 2009, Zapatero confía en un 2010 «algo mejor». En su opinión, lo peor de la crisis ha pasado ya y España se encuentra en un «momento de tránsito hacia la recuperación», algo que se confirmará y consolidará a finales del nuevo ejercicio cuando, según sus pronósticos, «empezará a crearse empleo neto».
Pese a la coyuntura crítica, de cambio y reforma, por la que atraviesa España, el presidente descarta la posibilidad de trabar un «gran pacto de Estado» con la oposición para impulsar la reactivación económica, transmitir confianza a los ciudadanos y reanimar el mercado de trabajo. ¿Qué es lo que se lo impide? En su opinión, el muro infranqueable está construido a base de «razones ideológicas».
Se trata de motivos que, en opinión de Zapatero, son casi exclusivamente de carácter económico y afectan a las raíces conceptuales del sistema, es decir, al enfrentamiento tradicional entre un modelo de corte socialista que apuesta por la intervención del Estado, y otro de tintes liberales que defiende la autorregulación del mercado y la iniciativa privada.
En este ámbito, el presidente no ve terreno para el entendimiento con el primer partido de la oposición, pese a que en otros momentos -recuérdense los Pactos de La Moncloa- fuerzas políticas de signos opuestos fueron capaces de aunar voluntades para consolidar la democracia, enterrar la dictadura y superar una situación económica desesperada.
Sin embargo, esta imposibilidad de llegar a un gran acuerdo de Estado no preocupa al presidente del Gobierno. De hecho, él mantiene que las citadas «diferencias ideológicas de fondo» que le separan del Partido Popular son en realidad «la esencia del pluralismo democrático». No obstante, ayer anunció por enésima vez su intención de convocar a Mariano Rajoy para discutir con él sobre los más variados asuntos.
Cuando hizo balance del año transcurrido y perfiló el que ahora comienza, Zapatero llegó a hablar de probables acuerdos con el PP en «algunas cosas» y citó por ejemplo el pacto en materia de educación o para intentar contener el déficit, pero se mostró convencido de que no se puede ir más allá.
«El PP cree en un mercado sin regulación y no en la intervención del sector público; ellos no habrían aumentado nunca la protección por desempleo y se resisten al establecimiento de reglas y controles para el sistema financiero». Con estos ejemplos, quiso dibujar las barreras infranqueables que impiden que las dos grandes opciones políticas trabajen juntas para lograr la recuperación del país y, sobre todo, para impulsar con rapidez la creación de empleo.
Zapatero, pese a todo, se mostró confiado en que a lo largo de 2010, «lenta y progresivamente», se recuperará la actividad económica y, a finales de año, se podrá empezar a hablar de creación neta de empleo.
Conseguir que este pronóstico se haga realidad se ha convertido para él, según admitió, «en una obsesión» a la que dedica «todos los esfuerzos y energías» y le impide «dedicar un solo minuto» a pensar si finalmente optará o no a un tercer mandato en las elecciones generales de 2012.
En este sentido, recalcó que no le preocupan en absoluto las encuestas sobre intención de voto que muestran una clara tendencia a la baja del PSOE y un fuerte desgaste del Gobierno.
En su opinión, todo esto es normal porque, como consecuencia de la crisis, el «tono vital del país es bajo» y es lógico que los ciudadanos se muestren especialmente exigentes y críticos con el Ejecutivo.
Pese a recalcar que comprende el estado de ánimo de los españoles, cuando se le pidió que echara la vista atrás y confesara si se arrepiente de alguna decisión o de alguna de las actitudes adoptadas, Zapatero insistió en que «en términos generales volvería a repetir» todo lo hecho.
No obstante y para evitar que se le reproche falta de autocrítica, el presidente admitió que se equivocó cuando entró en el «estéril debate sobre si estábamos en crisis o en desaceleración».
«Aquél», admitió entonando una suerte de mea culpa, «no fue un debate acertado», aunque, acto seguido intentó justificarse explicando que como gobernante tenía la obligación de intentar «transmitir confianza» aun a riesgo de que «alguien» le echara en cara su «falta de realismo».
Ya con la vista puesta en los planes para 2010, el presidente del Gobierno recalcó que los «principios» que regirán su política seguirán siendo los mismos: «Diálogo, cohesión, estabilidad y paz social».
Con ellos, según su análisis, se ha conseguido superar la etapa de gravísima crisis sin convulsiones políticas ni sociales, y el Gobierno ha podido llevar adelante su agenda y su programa. En este punto, Zapatero citó como hitos importantes del último año la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, el nuevo modelo de financiación autonómica, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley de Extranjería.
También tuvo el presidente una mención especial a la política antiterrorista. Destacó el «acoso permanente que sufre ETA» y su progresivo «debilitamiento» y lo atribuyó al acierto en la dirección marcada por Rubalcaba. «La tenacidad, la capacidad y la fuerza del Gobierno a la hora de combatir a ETA es», subrayó, «una evidencia irrefutable».
En este punto, Zapatero llegó a admitir que el anuncio hecho por el ministro del Interior alertando de un posible e inminente atentado espectacular de ETA, responde a una «estrategia» en la política antiterrorista.
Por último, el presidente aludió a la política exterior. Desde su punto de vista, las interpretaciones de «debilidad» que se han hecho a raíz de conflictos tales como el secuestro del Alakrana, el rapto de los tres cooperantes en Mauritania o el caso de Aminatu Haidar son sencillamente «lamentables».
Zapatero cree que la gestión del Gobierno en todos estos asuntos no ha hecho sino demostrar la «fortaleza» y la «consolidación de la posición de España» en el escenario internacional.
EL BALANCE DEL AÑO / La versión de los 'populares'
Rajoy ve «suicida» apoyar a quien «gasta un 73% más de lo que ingresa»
Considera un «engaño» de Zapatero sus anuncios de recuperación y de reformas
CARMEN REMÍREZ DE GANUZA
Madrid
Ni un resquicio de esperanza para el acuerdo en materia económica. Del balance político que ayer hizo Rajoy sobre el año 2009, su crítica a la «equivocada» política económica del Gobierno y, sobre todo, a su «incompetencia», ocupó el 95%.
Rajoy dejó claro que la crisis va a seguir siendo el máximo estandarte político del PP en el ecuador de la legislatura y que, por más que lo invoque el Rey en su discurso de Navidad, él no va a apoyar «una política económica suicida» que, entre otras cosas, consiste en «gastar un 73% más de lo que se ingresa». «¿Qué sucedería en una empresa, en un comercio, en una familia, si pasara eso?», preguntó, al tiempo que sentenció como «inasumible» para el PP «la pérdida de control de las finanzas públicas», en relación con el déficit y la deuda, y «los cuatro millones de parados», con especial mención al «42,5% de tasa juvenil».
Sin prisa pero sin pausa; renunciando expresamente a pedir elecciones anticipadas, pero no a una teórica moción de censura, Rajoy dio buena cuenta ayer, en rueda de prensa, de su propósito de seguir dando la batalla al Gobierno en el asunto que más le duele.
Para empezar, el presidente del PP no dio crédito a ninguno de los anuncios formulados esa misma mañana por el presidente del Gobierno. De «engaño» y «mentira» calificó la promesa de que 'la recuperación económica se confirmará en 2010'. «O miente Zapatero, o mienten los Presupuestos, o, muy probablemente, mienten los dos», afirmó Rajoy, tras recordar que las Cuentas del Estado, recién aprobadas en las Cortes con el voto en contra del PP, prevén que «el crecimiento volverá a ser negativo», y que habrá «300.000 parados más».
Tampoco dio crédito alguno a los planes de reforma laboral y de pensiones anunciados por Zapatero para enero, aunque, en realidad, Rajoy no esperó a escucharlos antes de dar su rueda de prensa.
Tal es su escepticismo que cuando fue preguntado al efecto, contestó: «¡Ya nos han anunciado un sinfín de veces la reforma laboral y de las pensiones! Todos los días hace un anuncio y el contrario», ironizó, para sentenciar: «Mientras no tome decisiones, el Gobierno no hace más que engañar y seguir en el discurso, en lugar de gobernar».
En todo caso, la reforma laboral fue una de las «tres prioridades capitales» en la lista de Rajoy, junto al control del gasto público, el déficit y la deuda, y la reestructuración del sector financiero, toda vez que «el Gobierno aún no ha puesto en marcha los instrumentos creados, con el apoyo del PP, como el Frob, para que vuelva el crédito».
Así, frente a las medidas del Gobierno -anunciar desde mayo una «ley trastero» como la de Economía Sostenible, que aún no existe; aumentar el gasto público y el déficit, y subir los impuestos-, Rajoy propuso para 2010 «afrontar la crisis» cambiando la política económica «de la a a la zeta» y acabando con «los engaños y el optimismo infundado».
Tras señalar esa prioridad, y criticar al Gobierno por «su incapacidad absoluta para reaccionar con solvencia ante cualquier problema» como el de Haidar, el Alakrana o Gibraltar, o por generar problemas con el aborto o la retirada de crucifijos, Rajoy sólo se interesó por otros dos asuntos: la Presidencia española de la UE y Afganistán.
Sin dedicar una sola mención al Estatut de Cataluña, mucho menos para defender, en vísperas de las elecciones catalanas, el propio recurso del PP ante el Tribunal Constitucional, Rajoy «exigió» a Zapatero que comparezca en el Pleno del Congreso, a finales de enero.
El presidente del PP quiere que, al igual que sus colegas en Europa, «explique la naturaleza de la misión de las tropas en Afganistán, su seguridad, y el coste y objetivos de la operación». En cuanto a la Presidencia española de la UE, Rajoy advirtió a Zapatero de que, pese al apoyo comprometido por el PP, vigilará si vuelve o no a respetar el Pacto de Estabilidad, si garantiza la continuidad de la Política Agraria Común o si, en la negociación del Presupuesto comunitario, logra para España que se tenga en cuenta la ratio del paro y de la brecha tecnológica.
Reprocha al Gobierno su «incapacidad para reaccionar ante cualquier problema»
Rajoy omite la sentencia del 'Estatut' en su agenda de prioridades para 2010