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¿Vamos a cambiar el calendario, en el siglo XXI? (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el enero 10, 2010 por admin6567
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Sería conveniente que les preguntásemos a los socialistas ¿cuál es, en realidad, la posición del Estado ante la Iglesia católica y cuál es el concepto que tiene el Gobierno y el resto de los cargos electos del PSOE, respecto a lo que la Constitución recoge con referencia a la posición que debe mantenerse en España respectos a las distintas confesiones religiosas y, en especial, con los católicos? Por si alguien lo desconociera o por si se les ha olvidado a nuestros gobernantes, conviene recordar como recoge nuestra Constitución el tema al que nos estamos refiriendo. El Artº 16 de la Carta Magna, en su apartado tercero, se expresa con suma claridad respecto a la relación Estado con las confesiones religiosas: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Esta explicita declaración de aconfesionalidad, no de laicismo como algunos parecen querer entender, se complementa con lo que, en el Preámbulo, se proclama sobre la voluntad de “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”.

Y he querido hacer hincapié en ambos extremos porque el fanatismo, el sectarismo y la inquina que parece que se ha constituido en empeño primordial del PSOE, en cuanto a su intención de erradicar de la nación española, no, por supuesto, a todo tipo de religiones, no al islamismo ni al protestantismo, sino, específicamente, a todo lo que tenga relación directa con el catolicismo que, por lo visto, constituye el obstáculo principal para que puedan llevar a cabo sus propósitos de convertir al pueblo español en un satélite aventajado de las doctrinas librepensadoras, doctrinarias, materialistas y totalitarias del pensamiento relativista y acomodaticio derivado de una escuela política que ha recogido las esencias del más trasnochado marxismo. Así, no nos debiera llamar la atención el que, en España, se produzcan hechos tan disparatados como el protagonizado por el señor alcalde de Logroño, quien, según se deriva de su conducta, no sabe distinguir entre lo que debe ser el servicio a la comunidad, sobre la que gobierna, de lo que no es más que una mamarrachada, una sin razón y un atentado contra el sentido común. Al parecer, este señor no ha tenido ocasión de leerse nuestra Constitución de 1978 y puede que tenga un empacho de anticlericalismo, ya que no ha tenido otra cosa de que ocuparse, en plena crisis del país, que confeccionar un calendario para el 2010 en el que se ha omitido toda referencia a las tradicionales fiestas católicas, que no solamente se celebran en España, sino que son patrimonio de casi todas las naciones en las que su población es mayoritariamente cristiana.

Por si esta astracanada inoportuna no resultase, de por sí, un ataque directo a la sensibilidad de toda la ciudadanía católica de la localidad y, por su trascendencia mediática, del resto de España; la “hazaña” de dicho señor no se acaba con los cambios de nombre con los que ha querido disimular las festividades, como por ejemplo: a la fiesta de la Epifanía la denomina “La Cabalgata”, como si todo se redujera a un pasacalles pagano; sino que ha querido remachar en el clavo, demostrando su animadversión hacia los católicos, recogiendo, en tan curioso calendario, las festividades musulmanas, como pudiera ser el día del nacimiento de Mahoma, o el inicio del Ramadam o, incluso, la fecha de la independencia del Paquistán. Por lo visto esta concesión al Islamismo tiene su truco y es que, en Logroño, residen un gran número de inmigrantes procedentes de aquella nación y, nuestro “espabilado” señor alcalde, debe haber pensado que congraciarse y apoyar a tal comunidad puede proporcionarle una interesante renta de votos el día de las elecciones. En todo caso, una afrenta innecesaria a la Iglesia católica, ya que es posible que a nadie le hubiera llamado la atención, si es que quería congratularse con los paquistaníes que, aparte de de incluir las tradicionales festividades celebradas por los católicos, hubiera incluido alguna referencia a las islámicas. Lo que, por otra parte, entraría dentro del concepto de aconfesionalidad del Estado, tal y como lo recoge la Constitución.

Pero si nos apartamos del aspecto religioso del tema a nadie se le ocurriría pensar, ni tan siquiera a ateos o agnósticos, que unas costumbres que forman parte de la tradición cultural de todos los españoles, que se han respetado desde hace siglos y que vienen siendo celebradas con especial participación por la gran mayoría de la población española; sólo por el capricho de un alcalde intransigente, una patochada inoportuna y poco afortunada, una demostración de incontinencia política que dudo sea compartida por la gran mayoría de los socialistas, proporcione argumentos a todos aquellos que nos quejamos de que, en realidad, el PSOE del señor ZP no gobierna para todos los españoles; que en España la democracia ha dejado paso a la imposición doctrinaria del partido en el Gobierno; que no se cumple lo establecido en la Constitución de que se tendrán en cuenta las creencias de la ciudadanía española y que se mantendrán unas relaciones de “cooperación” con la Iglesia católica y las demás confesiones. Es obvio que, detrás de esta actitud pionera del alcalde de Logroño, existe una mano negra que intenta experimentar con la sensibilidad del pueblo español, que busca los resquicios para minar la fe cristiana y que emplea, como globos sonda, este tipo de ensayos para comprobar la reacción que producen en la ciudadanía.

Personalmente creo que se equivocan. El socialismo en España apenas cuenta con una historia de dos siglos y la Iglesia católica está establecida desde la época de los romanos, siglo I  (apóstol Santiago) de nuestra era (la cristiana por supuesto). Esto quiere decir que, aunque la práctica de los ritos haya decrecido en la actualidad, se declaran católicos un 76% de la población española. El cristianismo ha sido combatido desde su mismo origen y sigue manteniéndose a pesar de todas las dificultades que ha tenido que sortear.  En realidad, una de las causas del levantamiento del 18 de Julio de 1936 fue, sin duda, las matanzas de religiosos y religiosas perpetradas por las hordas incontroladas del Frente Popular. No debiera pensar el señor alcalde de Logroño que todos los católicos somos perfectos y que siempre ofrecemos la otra mejilla; por desgracia, los hay que no llegamos a este extremo de santidad y, cuando nos buscan nos encuentran. Sería una pena que, la falta de memoria de algunos pocos descerebrados, llevaran a este país a una situación que todos ya habíamos dado por superada. No se consigue una buena convivencia, no se logra aunar a los ciudadanos y no se establece un ambiente de mutuo respeto y consideración, mediante actos hostiles, acciones descabelladas y agresiones no provocadas, contra las creencias y los sentimientos de determinados grupos de ciudadanos que no quieren más que se les permita seguir tranquilos, disfrutando de sus libertades, de sus opiniones y de sus derechos como miembros de este colectivo denominado España. No se tome por debilidad el ejercicio de la paciencia.

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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