Rosalía Sánchez, El Mundo (Publicado en UPyD. aquí)
«Esa propuesta no es sensata», afirma en la nota el ministro de Economía, el liberal Reiner Brüderle. El documento explica que la posibilidad de establecer objetivos en política económica en Bruselas y aplicar después sanciones a los países miembros de la Unión Europea que no los cumplan, tal y como propone José Luis Rodríguez Zapatero, supondría una violación al derecho soberano de elección de los electores alemanes, que votan libremente en las elecciones generales por una u otra política económica. Acusa además a la presidencia española de «violar el espíritu de Lisboa, que fija una estrategia cooperativa, pero sin sanciones» y añade que la única parte salvable del plan español es aquella en la que recoge la intención de «coordinar de una forma más efectiva las políticas económicas de los Veintisiete», advirtiendo, eso sí, que esa coordinación no puede implicar de ninguna manera un aumento de la ya abultada burocracia de Bruselas, consecuencia ésta que resultaría «contraproducente».
El comunicado rechaza, además, cualquier intento de dotar a la Comisión Europea de competencias sancionadoras y sostiene que las competencias de la Comisión Europea «deben orientarse hacia la normativa del Tratado de Lisboa y el fomento del mercado común europeo».
Con este comunicado. Alemania ha fijado de entrada su firme posición de cara a la próxima cumbre en Bruselas del 11 de febrero, posición contraria a la presidencia española, sin esperar siquiera a que la ministra de Economía Elena Salgado, que el miércoles visitará Berlín y se reunirá con su homólogo alemán, explique los detalles de la propuesta.
La prisa y la contundencia de la reacción alemana, que se produce solamente 24 horas después de tener sobre la mesa el documento con las propuestas españolas, ponen de manifiesto una resistencia como pocas presidencias por turno de la Unión han cosechado hasta ahora en Berlín.
La cancillería ha mantenido su preocupación por el «semestre español» con gran discreción hasta ahora, a pesar de que a finales de noviembre, cuando el presidente Zapatero llegó con hora y media de retraso a la cena con Angela Merkel en la que debía presentar sus proyectos para la presidencia por turno de la UE -excusándose en que se había entretenido más de lo previsto visitando la Acrópolis de Atenas-, un miembro del equipo de Merkel ya comentó, en los pasillos del castillo de Meseberg: «mal empezamos».
Nueva agenda
Alemania se toma muy en serio la fijación de una nueva agenda económica de la UE para los próximos 10 años, pero entiende que la dirección marcada por Lisboa debe servir como base, y no le hacen ninguna gracia los experimentos que vienen de la mano, además, de un gobierno que no es capaz de sacar a su propio país del vagón de cola de Europa. La política del Gobierno de Merkel contra la crisis económica pasa por una drástica reducción de impuestos que ha empezado a entrar en vigor desde el 1 de enero (14.000 millones de euros) y que aumentará a través de una profunda reforma fiscal que, en principio, debe estar lista en 2011, además de una ampliación de las ayudas a las familias.
El gobierno de Berlín, consciente de que la política de José Luis Rodríguez Zapatero es exactamente la contraria (subida de impuestos por valor de 11.000 millones de euros) y a la vista del resultado de una y otra, no está dispuesto a dejarse marcar el paso por, como ha firmado este fin de semana el analista Markus Böhnisch, en un artículo de la web alemana n-tv, las «propuestas de un fracasado».
La prensa alemana ha hecho saltar todas las alarmas con los primeros pasos de la presidencia de la UE por parte de España, un país que, a ojos de sus expertos, está ejerciendo de lastre de la zona euro. «Una debilitada España toma el mando», ha titulado el diario Die Welt, mientras que su competidor, Taggespiegel, ha calificado a Zapatero de «sosoman» por la pobreza de sus proyectos europeos. Los medios alemanes no aciertan a explicar la tasa de desempleo española, cuando el paro alemán, que está en el 7,6%, es considerado aquí como muy preocupante.
Más que aceptar o no el pretendido liderazgo económico español, en Alemania preocupa, sobre todo, la posibilidad de tener que acudir al rescate de España en el caso de quiebra, una posibilidad que el portavoz económico del partido de Angela Merkel (CDU), Norbert Barthle ha rechazado, argumentando que «no es el trabajo de la Unión Europea rescatar a los estados en quiebra».
Barthle ha situado a España al mismo nivel de Grecia y ha calificado a los dos países como «niños problemáticos», a causa de sus graves problemas económicos. Angela Merkel, sin embargo, ha dejado abierta la puerta a ese posible rescate afirmando «lo que ocurre en cada uno de los países miembros nos afecta a todos».
Las recetas de Moncloa
> José Luis Rodríguez Zapatero planteó el pasado viernes un conjunto de medidas al presidente permanente de la Unión, el belga Herman Van Rompuy, y al de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barrosoa.
> La propuesta más controvertida del Gobierno español -la que tanto ha irritado a Berlín- consiste en ceder poderes a la Unión Europea en materia económica. Y no sólo eso: el Ejecutivo es partidario de que Bruselas pueda sancionar a aquellos países que los incumplan.
> «Cada vez que la UE ha avanzado en una mayor unidad económica, todos los países hemos aumentado nuestro potencial de crecimiento y prosperidad», aseguró el viernes Zapatero.
Abucheo en el Bernabeu
Madrid
Horas después del duro comunicado emitido en Berlín contra la propuesta de la presidencia española, el Gobierno se llevaba otro varapalo -esta vez simbólico- en las gradas del estadio Santiago Bernabeu. Ayer, justo antes de arrancar el partido entre el Real Madrid y el Mallorca, el secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, pisó el terreno de juego para hacer el saque de honor. El motivo: el estreno de España al frente de la presidencia de la Unión Europea. Pero el político socialista se topó con la reacción airada de las gradas del Bernabeu, que le recibieron con un tremendo abucheo.