¿Qué nos está sucediendo a los ciudadanos de a pie? ¿Es posible que tengamos alterada nuestra visión de la realidad como sostenía Platón, en su teoría de la cueva y las sombras? O, quizá, nos ocurra como al desesperado personaje calderoniano Segismundo quien, en su confusión mental, llegaba a dudar de la realidad de su existencia, concluyendo que “la vida es sueño y los sueños, sueños son” Fuere lo que fuere que nos suceda, es evidente que hechos impactantes “haylos” y que estamos asistiendo, entre embobados y pasmados, a una serie de acontecimientos capaces de que se le abran las carnes al más sensato ciudadano de esta pobre España; nadie, en estado de cordura, podría nunca negarlo. Evidentemente que hay un antes y un después en lo que respecta a la visita del señor ZP al Foro de Davos y que, también, existe un clímax diferente en España y también en Europa, una vez que el señor Obama desmintiera a nuestra diplomacia respecto a su intención de visitar España con motivo de la cumbre de UE– EEUU. En ambos casos, el palmetazo que ha recibido el señor Rodríguez Zapatero en sus enjutas posaderas es de aquellos de aguanta y no te quejes. El hecho del despliegue inusitado y acelerado de los ministros del Gobierno, acudiendo como moscas a la miel a todos los medios de comunicación que les han sido afines e, incluso, a los que no les han bailado tanto el agua; se puede calificar de sorprendente y, a la vez, de significativo; por lo que, tal hecho, nos da cuenta del grado de preocupación que ha causado en las filas socialistas el varapalo que Europa le ha dado a ZP por su errática, desarbolada e ineficaz política económica ante la recesión y, por los efectos que la situación precaria de España, Grecia y Letonia, están produciendo sobre la fortaleza de la moneda única europea, el euro.
La señora De la Vega, hablando de que los 125.000 parados de Enero no han sido más que el principio del final del paro; la señora Leire Pajín buscando convencer, con excusas pueriles, su metida de pata y cursilería supina cuando, en un momento de euforia, dejó caer aquello de “la conjunción planetaria del encuentro de Obama y Zapatero”; el señor Corbacho, ¡en la COPE!, pretendiendo quitar hierro a la destrucción de puestos de trabajo y el señor Blanco ¡irreconocible, por cierto, en su nuevo papel de ministro! pretendiendo vendernos churras por merinas. Un despliegue de altos cargos del PSOE nunca visto destinado, qué duda cabe, a intentar paliar los efectos letales sobre la credibilidad de ZP ante los españoles, del rapapolvo del Foro de Davos y del despiste diplomático respecto a la venida de Obama. No está ZP en lo alto de su popularidad, mermada por un desempleo oficial de 4.050.000 trabajadores que, en términos de la EPA, son 4.320.000 y, en la realidad, dejándose de trampas saduceas y zarandajas propagandísticas, sobrepasan con creces los 4.500.000 de desocupados; por la situación económica de España (una de las peores de toda Europa) y, por otro parte con un señor Moratinos, nunca sobrado de dialéctica y más bien cortito de cabales, empeñado en explicar lo inexplicable, o sea, que el señor Obama, por problemas de agenda, no podía viajar a Europa para asistir a la cumbre euro–americana; cuando, en ningún momento, según la diplomacia estadounidense, había prevista hacerlo.
Vamos a ver, señor Moratinos, y seamos serios (por cierto ¿qué está usted haciendo por estos mundos de Dios pretendiendo arreglar los problemas ajenos cuando, en España, no damos abasto con todos los que nos superan?), lo que nos han dicho desde EE.UU es que ¡nunca! Obama había previsto asistir a la mencionada cumbre. No es que no tenga tiempo o que los problemas actuales se lo impidan, es que todo ha sido uno de los habituales “bluff” de ustedes, los socialistas, destinado a engañar al pueblo cuando les ha convenido sacar pecho a costa de la “gran amistad de ZP con Obama”; pretendiendo hacernos creer que, Obama, iba a ser el gran salvador que, desde allende los mares, vendría como un Papá Noel, para aplicarnos un nuevo Plan Marshall, que nos iba a sacar del lodazal en el que, gracias a los socialistas y al señor ZP, estamos metidos. En Davos ya se nos ha advertido sobre el peligro que entraña el hecho de que España no tome las medidas adecuadas para salir de la recesión, no se hagan los sacrificios precisos para cortar nuestro excesivo endeudamiento público y déficit fiscal y no pongamos fin al excesivo desempleo que, contrariamente a lo pretendido por nuestros ministros, no está en vías de arreglo, sino que existe el peligro de que siga aumentando durante todo el presente ejercicio y se llegue o sobrepasen los 5 millones de parados. Sin duda, el señor ZP le ha visto las orejas al lobo y, por ello, se ha sentido obligado a “mojarse” ante los cancilleres europeos lo que, por lo visto, le ha llevado a proponer un recorte del gasto público de 50.000 millones de euros. Como no se le ocurrió de donde los podría sacar, imprudentemente, se lanzó el farol de que aumentaría la edad de jubilación pasándola a los 67 años.
Pero, señores, nuestro improvisador Presidente se olvidó de que les había prometido lo contrario a los Sindicatos y que estos estaban tranquilos de que medidas de esta índole no iban a ser aplicadas. Y ahora viene lo habitual, el sainete que Arniches hubiera sido incapaz de imaginar y otro de los ridículos espantosos a los que nos tiene acostumbrados nuestro Gobierno. Porque, señores, el documento que se envió a Bruselas proponiendo la solución, consistente en el retraso de la jubilación y el abaratamiento de la misma (alargando el periodo sobre el que se venía aplicando el cálculo de la base); visto lo visto, y viendo la repulsa manifestada por los Sindicatos, temiendo que éstos no puedan contener por más tiempo a los trabajadores, que hace tiempo piensan en una huelga general; han tenido que matizar y, tanto han llegado a matizar que, ya se le ha enviado a Bruselas una contra información en la cual se dice que “lo de las jubilaciones y las cosas que se pretendían hacer con ellas sólo era a modo de ejemplo” pero que, de ninguna manera, se pretendía llevar a efecto porque no era “una propuesta concreta”. ¡El gran ridículo!, uno más de los errores atribuibles a un Zapatero desquiciado, superado por los acontecimiento, completamente perdido en un mar de números, que es incapaz de coordinar, y que observa, aterrado, como cada día las encuestas se le están volviendo más adversas, atrapado por la necesidad de contentar a los Sindicatos para evitar que una huelga general fuera la gota de agua que le obligase a dimitir, algo que, por cierto, nos tememos que ya se esté planteando entre los barones de su propia formación. Un ejemplo de este malestar lo ha dado el señor Barreda, de Castilla la Mancha, afirmando que “lealtad” implica “sinceridad”, por lo que se ha permitido encajarle un puyazo, en todo el morrillo, a su jefe de filas, mostrándose partidario de reducir gastos públicos por cualquier medio aunque, para ello, se tenga que prescindir de ministerios poco rentables y que carecen de competencias.
En otro momento diríamos que, el PP, lo tenía “a huevo” pero, conociendo la filosofía de Rajoy de esperar a que el fruto se caiga de maduro y no poner nada de su parte para que lo haga antes; nadie puede afirmar que, antes de que el PSOE se deshaga en el ácido de su incompetencia, no surjan imponderables, no se produzcan alianzas con nacionalistas o no se dé un cambio brusco de la situación que le permita, a ZP coger aliento lo que, teniendo en cuenta su innegable habilidad para convencer a la gente, no descartaría que el líder del PP tuviera que conformarse con otra legislación tascando el freno al frente de la oposición. Y es que, en España, no tenemos remedio.
Miguel Massanet Bosch