Señores, pintan bastos. Al señor Zapatero se le han acabado los tiempos de euforia simulada, de desplantes optimistas y de engaños demagógicos porque, cuando Bruselas “recomienda” no es que sea una simple advertencia amistosa, un consejo para cogerlo o dejarlo, no, señores, las recomendaciones de Bruselas, como se ha visto en el caso de Grecia, significan “o haces lo que te digo o te digo que te marches”. No fue, pues, un pronto de ZP el ofrecer en el Foro de Davos medidas nuevas para luchar contra la crisis que padecemos; no fue algo que le saliera de su interior, motu propio, no, sino que quedó claro que los representantes de las naciones que concurrieron al Foro Económico Mundial le leyeron la cartilla a nuestro Presidente, probablemente con tal premura y energía que, a éste, no le quedó más remedio que improvisar, una vez más, hablando de un recorte del gasto público de 50.000 millones de euros y de un alargamiento de las pensiones de los 65 a los 67 años, con la prolongación subsiguiente de los años ( de 15 a 25) de cotización que se toman como base para el cálculo de las pensiones.
Pero, puede que ZP, acostumbrado a que en España “le rían las gracias”, pensara que, como hace un año hizo en Washington, podía ir de farol y, cuando llegara de regreso a nuestro país, darle la vuelta al tema y conseguir sacarse de la manga una de sus chapuzas con la colaboración de los señores Méndez y Tocho, de UGT y CCOO, que le sirviera para salir del trance sin graves destrozos para su imagen personal. Sin duda calculó mal, se sobrevaloró y, como parece ser habitual en su forma de comportarse, tomó decisiones sin antes haberse aconsejado y medido las consecuencias que sus precipitadas ofertas pudieran originar entre la ciudadanía. Es evidente que, el aumento de la edad de jubilación, ha pinchado en hueso como, por cierto, lo hecho también la impopular medida de rebajar el valor de cálculo de las pensiones; lo que ha puesto en pie de guerra a los Sindicatos, a los que nos les ha quedado más remedio que oponerse a tales medidas, presionados por una masa de trabajadores, cada vez más numerosa y menos controlable, que se sienten poco apoyados por quienes deberían hacerlo.
Y es que, la señora Salgado, se tomó a la ligera las advertencias del FMI y de Bruselas sobre el estado de la economía española y sus pronósticos a cerca del futuro de nuestra nación, si no se procedía, de inmediato, a efectuar drásticas y radicales reformas. Bromeó nuestra ministra intentando tomar a broma las recomendaciones que se le hacían al Gobierno español y hasta se permitió poner en duda las informaciones de aquellos organismos, afirmando que se habían equivocado en otras ocasiones, aunque no dijo cuando. Ahora podrá comprobar que el hacerse el listo cuando, detrás de sí, se lleva arrastrando una gestión desastrosa de la recesión, llega un momento en el que debe pagarse y con intereses. El ejemplo de Grecia debiera servir para que, el señor ZP, pusiera “sus barbas a remojar” y tomara en serio lo de constituir, como ya se le ha pedido desde el sector guerrista del partido socialista, con el PP, un gobierno de “Salvación Nacional” que se pusiera a trabajar sin más dilación, olvidándose de rivalidades políticas y de réditos electorales, en buscar una solución efectiva y viable para este caos, en estos momentos monumental, en el que estamos metidos gracias a la ineficacia supina de un Presidente que ha demostrado ser un verdadero lastre para que España consiga despegar, sumándose al resto de naciones que ya vislumbran algunas esperanzas de recuperación.
Bruselas ha sido tajante. La Comisión europea, ante las dificultades del euro, se ha mostrado dispuesta a tomar el timón de aquellas naciones que como Grecia, España, Irlanda y Portugal, se están quedando descolgadas por no haber hecho, en su momento, lo que desde las instituciones se les pedía y recomendaba. Grecia ha sido puesta “bajo tutela” de la Comisión europea, lo que significa que vigilará las cuentas públicas y supervisará la economía de dicho país. Se habla de un posible rescate, pero no todas las naciones de la UE están de acuerdo con tener que pagar los platos rotos de unas gestiones desacertadas cuando, en sus propios países, tienen graves problemas por solucionar (véase el ejemplo alemán y sus complicaciones con la banca). España está en el punto de mira y, si bien, oficialmente no ha sido puesta bajo tutela, extraoficialmente se la está vigilando de cerca lo que ha quedado demostrado cuando, de hecho, las cuentas públicas españolas, a partir de ahora, van a ser examinadas con lupa. Fuentes solventes aseguran que el Gobierno de ZP: “ha recibido un aviso claro, una advertencia dura ante la seriedad de la situación… O haces lo que te decimos o te la juegas”. Y si alguien dudara del retranqueo a que se ha visto obligado nuestro Gobierno, basta ver como, hace un mes, negaba la necesidad de reformar las pensiones y el mercado laboral y ahora, ha dado un vuelco para hacer todo lo contrario.
A Grecia se le exige que cumpla su compromiso de reducir el déficit hasta el 3% del PIB en 2012 y, para ello, se ha confeccionado un calendario de evaluaciones para comprobar que se van cumpliendo los objetivos. Los mandatos recibidos por Papandreu son claros y expeditivos: aumento de los impuestos ( especialmente sobre carburantes); reducir el gasto (recortar beneficios y pluses salariales en el sector público y congelación de los sueldos de los funcionarios en el 2010; sustituir sólo uno de cada cinco funcionarios y congelar el 10% del presupuesto de cada ministerio); control de cuentas ( posibilidad de auditorias por parte de la oficina comunitaria) y reformas estructurales ( reforma de las pensiones públicas y destinadas a mejorar la competitividad). ¿Acaso piensan ustedes que, todas las medidas que se han tomado para Grecia, no nos iban a sentar, adaptadas a nuestra situación, como agua de mayo si se aplicasen a España? Lo que sí parece bastante claro es que ha llegado el momento en que, algunos países que se han demarcado de las medidas arbitradas por los organismo comunitarios y, en consecuencia, se han constituido en un problema para la UE; deban aplicarse una “cura de caballo” si es que no quieren que se les aplique el plan C, previsto por Bruselas como última medida a aplicar, pero que pende como espada de Damocles sobre los cuatro países con graves problemas de déficit público, endeudamiento y desempleo superior al de la media europea. El citado plan C consiste en “el posible abandono o expulsión de países de la zona euro”.
Puede que aquí, en España, nuestro Gobierno pudiera pensar que se podía tirar a la izquierda cuando le conviniera y volver a la derecha cuando lo precisase; pues bien,. el señor ZP y su equipo de ministros incompetentes, deberán asimilar que ahora toca dejarse de aventuras ideológicas, de economías sostenibles y de combustibles ecológicos, que no han servido más que para que nos endeudáramos más y que. el desempleo, se desbocara. Deberán olvidarse de la demagogia utilizada para engañar a los ciudadanos y empezar a trabajar de veras para tomarse en serio la crisis del país y ver como se las arreglan para crear puestos de trabajo, no a base de subvenciones ni hundiendo a las empresas, sino dándole más apoyo crediticio a la iniciativa privada, premiando la productividad, fomentando las exportaciones, racionalizando los impuestos para que nuestras empresas puedan gozar de las oportunidades que tienen las de otros países de la competencia y reforma del mercado laboral.. ZP diera reflexionar.
Miguel Massanet Bosch