Zapatero mira hacia lo alto del hemiciclo / IGNACIO GIL
Zapatero habla en la Cámara, ante el líder de Mariano Rajoy / IGNACIO GIL
El presidente del Gobierno, durante su intervención / IGNACIO GIL
Cinco horas de debate y más palabras, promesas, planes, visiones futuristas de salidas de túnel, la misma estrategia de siempre y en realidad ningún cambio en la política económica que ha tenido como resultado 4,3 millones de parados en España. Hoy se trataba de hablar de diálogo, pactos, acuerdos, pero siempre sobre el mismo eje, la política del Gobierno que ha demostrado ser un fracaso. «La idoneidad de las medidas del Gobierno se calibrará por la evolución del empleo», dijo Zapatero en 2008. La única conclusión tras terminar el debate ha sido que CiU, presa de su propio discurso pactista, y sin escapatoria posible, ya aparece como posible aliado del Gobierno del paro en el futuro inmediato.
En su intervención, larguísima, soporífera en algunos momentos, José Luis Rodríguez Zapatero tenía un conejo en la chistera. Siempre guarda uno, desde que fue investido con los únicos votos del PSOE en abril de 2008. Debate tras debate, sus discursos son una caja de sorpresa. Hoy te saca un Plan E, mañana una ley de economía sostenible, y pasado una Comisión negociadora. Sin pronunciar el término milagrosos «pacto de Estado» ni una sola vez, que ya es difícil en el contexto actual, Zapatero anunció la creación de una Comisión negociadora, formada por la vicepresidenta económica, Elena Salgado; el ministro de Fomento, José Blanco, y el ministro de Industria, Miguel Sebastián, para buscar puntos de encuentro con los grupos políticos en torno a cuatro asuntos relacionados con su estrategia de economía sostenible: mejorar la competitividad de la economía y fomentar la creación de empleo; cambiar el modelo productivo, reducción del déficit público y reformas en el sistema financiero. Es decir, que Zapatero busca en realidad aliados concretos para salvar la ley más importante de la legislatura, la de economía sostenible, que hasta ahora sólo ha recibido críticas durísimas de la oposición. En dos meses tendrá que estar listo el acuerdo, o los acuerdos, según Zapatero. Pero de pacto de Estado, nada de nada.
De la comisión propuesta por Zapatero se han quedado fuera el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y María Teresa Fernández de la Vega
De la Comisión se han quedado fuera el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, lo que ha llenado los pasillos del Congreso de rumores sobre la continuidad de ambos en el Ejecutivo tras el semestre de la presidencia española.
Mariano Rajoy está dispuesto a participar en cualquier tipo de conversación a la que convoque el Gobierno o el PSOE, pero ha exigido una rectificación completa a Zapatero para empezar a dialogar. Exige que se deje sin efecto la subida de impuestos, que se cumplan los mandatos del Congreso, por ejemplo para reducir un 25 por ciento los altos cargos, que se vuelva a la ley de estabilidad presupuestaria y que se convierta el Plan E en una línea de crédito ICO para el pago de facturas pendientes. Es decir, condiciones que el Gobierno no cumplirá, y que deja cualquier pacto en un intento frustrado de propaganda política.
Duran i Lleida ha recordado la necesidad de insuflar crédito a las pymes para que la economía se reactive
Rajoy cree que Zapatero tiene tres alternativas: o rectifica a fondo la política económica, o disuelve las Cámaras, o los diputados socialistas se rebelan contra su presidente y le retiran la confianza. Los diputados del PSOE se han molestado muchísimo por esta «injerencia». El propio Zapatero ha acusado después al presidente del PP de falta de elegancia y de querer ganar con los diputados del PSOE lo que él no ha podido hacer en dos elecciones generales, que perdió. «Tenga coraje y presente una moción de censura», soltó Zapatero, en un hecho insólito por parte de un presidente del Gobierno.
De los grupos minoritarios, el portavoz de CiU,
Josep Antoni Duran Lleida, ha lanzado su propia propuesta de pacto. Esta misma mañana se ha reunido con Elena Salgado para empezar a hablar de esas alianzas parlamentarias que tanto sigue necesitando el Gobierno para sacar adelante sus propuestas económicas. Del resto de los portavoces, Zapatero sólo ha escuchado críticas y más críticas, e incluso alguna petición de elecciones anticipadas (Joan Ridao y Rosa Díez).
Tras el debate han llegado las preguntas semanales de la sesión de control. El cansancio ha podido con el presidente del Gobierno, que tras pedirle Rajoy que dé explicaciones en el Congreso sobre Afganistán, ha asegurado: «Voy a atender su petición. Compareceré ante esta cama».
Un lapsus que ha provocado las risas de todos.