La autora del artículo sostiene que la legislación abortista es el caballo de Troya del Gobierno socialista contra el modelo de familia tradicional. Mateu pide a la Generalitat que impida que la táctica del Ejecutivo logre su objetivo
Esta semana hemos podido escuchar la justificación que para el Gobierno nacional tiene estar legislando normas que nada tienen que ver con la crisis y la preocupación por España, sino que la verdadera preocupación es la ideología.
Actualmente, en nuestro país no llegan a nacer más de 115.000 niños, con datos del Ministerio de Sanidad, y en Europa (UE-27) se producen más de 1.200.000 abortos al año, lo que supone que cada 25 segundos un niño deja de nacer en nuestro continente. Más de 3.300 abortos al día.
Las cifras hablan de miles de tragedias personales, familiares y sociales ante las que no es legítimo seguir pasivos, suponiendo un reto prioritario tanto para la sociedad en general como para las Administraciones. Cada madre que se ve abocada al aborto es un fracaso de la Administración y de la sociedad por no haberla sabido o querido ayudar.
Pero, aún así, van a convertir el aborto en un derecho. ¿Se atreverán a incluirlo en el apartado de derechos fundamentales, como derecho de la mujer? Ahora mismo no, pero tiempo al tiempo, ya que Leire Pajín ha defendido el texto de la nueva ley del aborto en el Senado diciendo que "este debate es un debate por la dignidad y garantiza la autonomía y la libertad de las mujeres". Como mujer le pregunto, ¿no soy lo suficientemente libre sin legislar esta nueva ley? ¿Necesito esta ley para ser libre? ¿En qué afecta esta ley a mi autonomía? ¿Y a mi libertad?.
Y sigo con sus declaraciones. Como ella ha dicho, "ya hemos llegado tarde para muchas mujeres, por eso esta ley la hacemos para sus hermanas e hijas" y en esta frase es donde está toda la ideología y estrategia del Gobierno: la educación sexual a menores.
No me he equivocado cuando digo educación sexual, porque ahora no es políticamente correcto llamarla así (transformación del lenguaje), ahora la maquillan llamándola educación en salud sexual y reproductiva. Como ella dice la prioridad de esta ley es "implementar a nivel nacional políticas públicas de educación en salud sexual y reproductiva" para prevenir los embarazos no deseados. Esto es, políticamente hablando, transformar la sociedad desde abajo, desde los más pequeños, desde la cultura, transmutando los valores y la moral cristiana. Si le damos la vuelta a la ética sexual le habremos dado la vuelta a la moral. Y si lo hacemos con los más pequeños en los colegios en ausencia y desconocimiento de los padres, pues el caballo de Troya habrá conseguido hacer normal y aparentemente bien visto, algo que no lo es.
Una vez ya estoy en el Gobierno, lo que tengo que hacer es reeducar a la población. Y cómo lo hago. Con cuatro estrategias:
1.- liberación de la maternidad.
2.- reeducación de la infancia.
3.- control de la natalidad.
4.- normalización de la homosexualidad.
Todas estas nuevas ideas, conceptos y términos constituyen la filosofía que subyace en los nuevos planteamientos de la ideología de género, sin los cuales es imposible comprenderla.
Como queremos cambiar el discurso tenemos que cambiar el significado de los términos, o, lo que es lo mismo, deconstruimos la familia.
Por eso tantas prisas para sacar adelante esta nueva ley y por el Ministerio de Igualdad, ya que es un ministerio creado ad hoc para la ideología de género, liderado por feministas radicales que su crítica más feroz históricamente es contra la maternidad, porque ella es raíz de todas las demás críticas que hacen las feministas hacia la sociedad en torno al matrimonio y la familia. Para este ministerio lo primero que hay que empezar a deconstruir es la sexualidad.
Ya lo dijo la ministra Aído, que la mujer más influyente para ella fue Simone de Beauvoir, aquella que se atrevió a decir que "una no nace sino que se hace mujer." Para ella el hombre es un producto de sí mismo, un resultado de su libertad, es un crearse a sí mismo en el tiempo, por eso el hombre no nace sino que se hace.
¿Queremos que les enseñen esto a nuestros hijos en los colegios? Creo que masivamente vamos a contestar que no, pero ya lo están haciendo en secundaria y primaria en educación para la ciudadanía, pero con la entrado en vigor de la nueva ley, lo que viene es enseñar esto a los niños desde tres años y con prioridad en los colegios concertados. Pues nos va a tocar seguir luchando contra esta educación e intentar que los gobiernos autonómicos sean fuertes para negarse a educar así a su infancia, porque en quince años no nos gustará en lo que se han convertido.
Desde aquí brindamos a nuestra administración autonómica toda nuestra ayuda para ser fuerte y parar este caballo de Troya.