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ZP intenta sobrevivir al naufragio (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el marzo 11, 2010 por admin6567
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Uno tiene la impresión en algunos momentos de que los culpables de todo lo que está sucediendo en España, incluida la recesión, somos los ciudadanos españoles, lo que yo prefiero denominar como los ciudadanos de a pie o sea, los sufridos destinatarios de todos aquellos males, perjuicios, problemas y situaciones límite que se nos anuncian por quienes nos gobiernan, pero que, vean ustedes lo curioso del caso, nunca les afectan a ellos directamente, porque siguen tan panchos en sus puestos bien retribuidos, gozando de la bagatelas de pingües dietas y viajando de gratis a todas las partes de este universo mundo, para asistir a múltiples encuentros, “reuniones de trabajo”, mítines, congresos y si se tiene suerte, a pantagruélicos ágapes para tratar en profundidad  sobre la pobreza en los países subdesarrollados. Y digo que seremos los ciudadanos los que han traído la recesión a España, porque no parece que desde el presidente Rodríguez Zapatero hasta el último funcionario, tengan algo que ver en lo que nos está ocurriendo en este país. Uno, en su ingenuidad, podría llegar a pensar que el Ejecutivo de cualquier nación es el encargado de velar para que sus habitantes se enfrenten, en las mejores condiciones, con los avatares que las circunstancias políticas, económicas o sociales pudieran originar. Pero, al menos en España, parece que no rige este principio.

En España nada de esto ha ocurrido, porque la sensación que tenemos los ciudadanos es la de que, quienes nos gobiernan, en lugar de adelantarse a los acontecimientos, en vez de tomar las medidas preventivas adecuadas y omitiendo poner a los españoles en antecedentes de la tormenta económica que se nos venía encima, lo que han hecho ha sido intentar ocultar la llegada de la crisis y, cuando no lo han podido negar, se han escudado en que era un problema de índole mundial, que no dependía del Gobierno. En el momento en que nos hemos enterado de que somos la nación europea que estamos en peores condiciones para superar la penuria económica, una de las que tenemos más déficit público y que nos vamos endeudando cada vez más, para poder atender a este paro que es el doble del que tienen el resto de países europeos; nos dicen que lo que debemos hacer es apretarnos el cinturón, pagar más impuestos, satisfacer aumentos desorbitados en energía y, para colmo de la desvergüenza, terminan por aconsejarnos que cambiemos las bombillas de la casa y nos compremos un coche eléctrico.

Por eso, cuando el señor ZP, en un intento de recobrar la popularidad que va perdiendo a chorros, a medida que quienes le votaron se están apercibiendo de la forma ignominiosa en la que fueron engañados, se prepara un programa en la TV1 –la que le está subordinada –, con tres entrevistadores, la Bueno, la Blanco y el Lucas, tres elementos perfectamente subordinados al poder de la Moncloa e incapaces de poner en un brete al entrevistado; lo primero que podemos suponer es que se trata, como así fue, de poner al Presidente ante la pequeña pantalla para que haga su consabido discurso “buenista”, de niño incapaz de romper un plato, de vaguedades, de miles de medidas que nunca se concretan, de buenos propósitos y de muchas otras ideas fruto de su imaginación que, por supuesto, nada tienen que ver con la cruda realidad y que, evidentemente, sólo se trata de globos de colores y cortinas de humo destinadas a que se las traguen aquellos que todavía no han sido desvirgados por la evidencia de quedarse sin trabajo.

Contra el vicio de engañar existe la virtud de dar cifras. Ya se que el proverbio no es exactamente igual, pero para el caso sirve. Veamos, el señor ZP lleva en la actualidad más de 16 meses diciéndonos que ya “estamos al final de la crisis” y que la “recuperación es inminente”; por consiguiente no le debiera extrañar que, a estas alturas, ya nadie se trague esta rueda de molino. Lo malo es que, el señor gobernador del Banco de España, señor Fernández Ordóñez, sigue, tozudo, en pedir que la Administración ahorre dinero, que disminuya los gastos públicos y que acometa la imprescindible reforma laboral. El paro volvió a subir, el pasado febrero, en otros 82.000 nuevos desocupados; los créditos bancarios, que deberían salvar a las pequeñas y medianas empresas, siguen sin llegar y, si llegan, lo hacen a cuenta gotas y, por lo que se anuncia desde los órganos gestores de la Banca, van a continuar restringiéndose, aún más, en este 2010. Las ayudas prometidas por el Gobierno a través del ICO, ya llegan tarde para miles de empresas y autónomos que hace tiempo decidieron desprenderse de sus negocios y, es poco probable que deseen volver a meterse en nuevos dolores de cabeza, máxime, si se tiene en cuenta que, quien sigue manejando los hilos del cotarro, es el mismo que propicio sus quiebras.

Por otra parte, seguimos conociendo cifras de morosidad (4’6%) que ponen en peligro la estabilidad de muchos bancos y cajas de ahorro que, aunque no se hace público por motivos obvios, están pasando por una situación harto alarmante. También la morosidad afecta a todas las industrias, comercios, servicios y explotaciones agrícolas, lo que, si lo añadimos a la falta de financiación y a la natural prevención de hacer nuevas inversiones, a la vista del  sombrío panorama nacional  y de nuestra situación de evidente inferioridad para competir con los empresas extranjeras; crea una situación de desconfianza tal, que impide que, salvo casos excepcionales, la gente se arriesgue a emprender nuevas aventuras que pueden acabar por terminar de arruinarlos. Y no hablamos de utopías, sino de hechos, como el que nos habla de la caída de producción industrial, que registra, en el mes de enero del 2010, respecto al mismo periodo del año anterior una bajada de un 4’6%, lo que supone que la producción industrial lleve ya 21 meses en negativo. Y ¿saben ustedes cómo se propone el Gobierno salvar la economía?, pues insistiendo en primar  la construcción a través de bajadas del IVA a las pequeñas reparaciones domésticas y fomentando las instalaciones que tengan por objeto “la rehabilitación energética o accesibilidad para personas con movilidad reducida”. En esto confía la ministra Salgado para dar trabajo a, ¡350.000 trabajadores! No sé los cálculos que habrá hecho y la popularidad que esta medida, supuestamente de ahorro, va a tener entre familias en las que alguno de sus miembros estén en paro, o tenga pendiente de un hilo el puesto de trabajo o deba dedicar todo su dinero para poder llegar a final de mes. Pero, de ilusión también se vive, señora Salgado.

Un dato curioso, para aquellos que defienden una  inmigración indiscriminada: el número de inmigrantes morosos se ha disparado al 22’5% según una encuesta de la famosa firma Asnef-Equifax, que ha registrado, a finales del 2009, la cifra de 2.400.000 morosos. En esta situación el señor ZP parece haberse olvidado de su labor en la presidencia de la UE y, no es de extrañar que así suceda, cuando vemos como Francia y Alemania están trabajando conjuntamente en un intento de crear un FMI europeo, pese a la oposición del BCE, sin que el orondo presidente, señor ZP, parezca tener algo que decir en tal cuestión, si es que se ha enterado de ello. Pero a ZP lo que de verdad le importa es que la cumbre que ha de tener lugar en Hispano América (¿recuerdan el “por qué no te callas” del Rey a Chávez, en la anterior?), que está pendiente de un hilo – con el tema del Auto de la Audiencia Nacional sobre una posible implicación del Gobierno de Chávez en una conspiración para atentar contra Uribe y Pastrana – de que pueda celebrarse con normalidad, a la vista del rifirrafe armado con el iracundo H. Chávez.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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