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Los amargados de siempre vuelven a las andadas (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el abril 15, 2010 por admin6567
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Sería conveniente que, el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, tomara cartas en este gravísimo asunto, protagonizado por una serie de señores que, por los cargo que han ocupado o continúan ostentando, deberían haber moderado su lenguaje, omitido ciertas opiniones atentatorias al Estado de Derecho y a la democracia bien entendida; que al ser vertidas por gentes a las que se les supone sentido común, resultan más peligrosas; máxime, si se tiene en cuenta que atentan contra la plena autonomía e independencia de uno de los tres poderes del Estado en el ejercicio de sus funciones, sin intromisiones ajenas. No se entiende, más que en un régimen totalitario como el de los hermanos Castro en Cuba o el del señor Hugo Chávez en Venezuela o los antiguos regímenes de la antigua Europa del Este, el que se coarte la libertad de los ciudadanos, cualesquiera que fueren sus ideas, filiaciones partidistas, sentimientos religiosos o valores morales y éticos (Art. 14 de la Constitución); para ejercer todas las prerrogativas que las leyes conceden a todo ciudadano español siempre, naturalmente, que la acción que se pretenda llevar a efecto sea legal y no perjudique de forma delictiva los derechos del resto de españoles.

No me extraña pues que, el Sindicato Manos Limpias, se haya decidido a querellarse  contra estos caballeros, que han confundido el régimen español con el de una república bananera y pretenden establecer distintas varas de medir para la Justicia, según se trate de actuar contra los de derechas o izquierdas, incluso si se pretende resucitar viejos agravios que ya deberían haber sido enterrados en el más completo olvido, sin tener en cuenta que, puestos a recriminarnos lo ocurrido en la Guerra civil española, puede que quienes se llevaran la palma en atropellos, infamias, violaciones, asesinatos sin justificación alguna, atrocidades en las checas, actos viles de tortura y sadismo y otras “lindezas” fueron los del Frente Popular y no la derecha.

Aún más, si hubo revanchismo al finalizar la guerra, sin que con ello pretenda justificarlo, fue debido a que, quienes emprendieron, en muchas de las grandes capitales y en los pueblos de la geografía española, la cacería para eliminar a curas, monjas, católicos, personas de la derecha, personas acomodadas e, incluso, personajes republicanos que no estaban de acuerdo con las matanzas de las hordas de la CNT, la FAI, la ERC, el POUM y, las propias Juventudes Socialistas, a las que perteneció este “profesor” de ética llamado Santiago Carrillo; fueron las izquierdas, las patrullas del “amanecer”, y los “escamote” nocturnos de la FAI en Barcelona y Valencia, los que, indiscriminadamente, por el sólo goce de vengarse y robar a los asesinados, sembraron el terror durante los tiempos anteriores al 18 de Julio de 1936 hasta que transcurrió el primer año de la contienda, y sólo cesaron cuando las matanzas transcendieron fuera de España y muchas naciones amenazaron con retirarle el apoyo a la República si no cesaba la carnicería. Si no existe justificación para el ojo por ojo, no hay duda que los vencedores tenían muchas cuentas que saldar con quienes les habían masacrado ignominiosamente a sus familiares y no, precisamente, por luchar en las trincheras, sino en plena retaguardia, sin ser juzgados y con toda violencia.

Que estos jovenzuelos que utilizan la Universidad para funciones que no le son propias, que chillan, siendo absolutos ignorantes de lo que sucedió desde el año 1931 al 1936 y hablan por “boca de ganso”, al ritmo que les dictan los provocadores, activistas, agitadores y mercenarios, vendidos a sectores del poder (nostálgicos del comunismo, fabricantes de armas, lobbies de venta de drogas a gran escala, ¿masones?, grupos anti-sistema etc.), cuya intención es conseguir, con sus algaradas, crear descontento, desestabilizar, difundir falsas informaciones para socavar el Estado de Derecho, como ya lo hizo el nefasto Frente Popular, falseando y satanizando épocas anteriores para justificar el revanchismo de los perdedores de la contienda; no son conscientes de cómo, sus barrabasadas, nos recuerdan, a los que sí sufrimos los efectos de la guerra, tiempos crueles, de desorden e inseguridad ciudadana, de miseria  y penurias, que ya pensábamos superados. Ellos no lo saben quizás, pero son manejados por estos capitostes de la política, estos que llevan incubando en su interior el odio a las derechas, el deseo de transformar a la sociedad libre en otra, en la que, el Estado, se convierta en el gran dictador y todos los ciudadanos deban estar sujetos a él; cediendo su libertad a un sistema policial como aquel que fue tan conocido por los asesinatos, internamientos en cárceles y deportaciones a Siberia, propios de la gran madre del comunismo internacional, la Unión Soviética, dirigidos y fiscalizados por los grandes capitostes del régimen comunista.

Que el señor Miguel Sebastián, ministro de Industria y el señor Jiménez Villarejo (uno más de estos fiscales que pretendieron convertir la fiscalía en una especie de Inquisición contra las derechas) o la señora Leire Pajín,  o la Bibina Aído, la que ha impuesto el aborto a la carta en España, se hagan cómplices directos y expongan, en público, ideas desestabilizadoras contra el funcionamiento de la Justicia o que el rector de Universidad Complutense, señor Berzosa, (cuyos antecedentes de completa permisividad ante acciones bárbaras cometidas por los alumnos de su centro docente, ya deberían haber producido su inmediata destitución del cargo). El que se reúnan al estilo mitinero, se conviertan en defensores de la rebelión y carguen contra los miembros del TS, sólo por el hecho de haber admitido sendas denuncias por prevaricación contra el juez Garzón, cuando es evidente que este personaje ha sido causante de más de un escándalo en la sustanciación de los casos que le han correspondido (los que se ha atribuido personalmente y aquellos otros en los que, sin ser competente y sabiéndolo, asumió su instrucción), emprendiendo una cruzada política contra el régimen franquista bajo la excusa de buscar los restos de los ajusticiados por el régimen ( es curioso que, hasta ahora, lo único que han descubierto es una fosa con los restos de ajusticiados por el Frente Popular); tiene un evidente carácter de contubernio de izquierdas extremas.

Lo malo es que, gente experta en leyes, sea tan sectaria que se permita, ante una audiencia de alumnos, fácilmente manejables y excitables, y valiéndose de la autoridad de sus cargos en el gobierno o en instancias judiciales; arengarlos, sosteniendo que el magistrado del Supremo está prevaricando y que todo se trata de un intento de linchamiento político contra el “querubinesco” juez  “estrella”. Han llegado a tal extremo de locura marxista, que se han olvidado del derecho de cualquier español o partido político, sea la Falange o sea la ANV, a ejercer sus derechos, poniendo en conocimiento de la Justicia cualquier infracción o presunta infracción que se conozca, fuera el culpable un peón caminero o fuese, como el caso que nos ocupa, un juez de la AN. Como el caso de la Memoria Histórica, buscan involucrar en la campaña de descrédito a la Justicia, al mayor número de personajes extranjeros, preferentemente conocidos y públicos, para hacer frente común, no contra las actuaciones procesales del TS, sino respecto a algo que no se está juzgando y que se emplea como señuelo para arrastrar a la opinión pública de otros países al linchamiento del juez Varela, acusándolo  de animadversión a Garzón y de querer evitar que se investiguen lo que, para ellos, fueron los crímenes del franquismo. A Carrillo no quiso empapelarlo, él sabrá el porqué, pero resulta muy peligroso el ir jugando con el tema de la revolución.

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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