Ayer el campeonato de Sudáfrica arrancaba con una llamativa ceremonia
(Publicado en ABC, aquí)
Tribal, tribal. También se parecía un poco al principio de «Cómeme el coco, negro», el espectáculo de La Cubana. La razón, que las gradas se iban llenando muy poco. No porque no supieran la hora del espectáculo, sino porque el atasco para llegar al Soccer City era colosal. Lo poco que vimos en las televisiones en abierto era lo que ofrecía Cuatro cada vez que Juanma Castaño conectaba con el informativo del mediodía. Telecinco estaba a lo suyo, a su Arguiñano y a su «De buena ley». Cuando Piqueras empezó, la ceremonia había acabado. En Cuatro explotaban el previo. Sacaron a unos abrigadísimos Robinson y Carlos Martínez, de Canal +, que sí habían visto entera la inauguración. De hecho, las sinergias entre Cuatro y Canal + siguen siendo más fuertes que las que hay entre Cuatro y Telecinco. Conectaron con Mónica Marchante, que estaba en el campo donde a las seis y media (entre partido y partido) iba a entrenar la selección española. Y cuando se tuvieron que despedir porque no tenían el partido, Juanma Castaño soltó: «Lo pueden ver en Canal +». Y más vale.
Durante el informativo de Piqueras, y en plan anuncio, aparecieron apretaditos los cuatro comentaristas de Telecinco: José Antonio Camacho, J. J. Santos, Paco González y Guillermo Amor. Por supuesto, se perdieron la salida de Sudáfrica por el túnel del vestuario. Un espectáculo, con los tíos bailando y cantando. Cuatro sí lo puso. Empezó Blatter a hablar y Telecinco todavía no había conectado. Lo hicieron ya con el presidente Zuma. Pero es que aguantaron a regañadientes el himno de México y se fueron a publicidad, para volver con el himno de Sudáfrica ya sonando. Ay, la que nos espera.
Si en el Mundial de hace cuatro años, con Andrés Montes en La Sexta, el fútbol empezó sonando a baloncesto, ahora, en Telecinco, con Paco González (cuando lo dejan hablar), suena a radio. Pero lo que más suena son las trompetas de los aficionados sudafricanos, las vuvuzelas. Este mundial va a ser como estar haciéndose durante un mes una resonancia magnética cerebral.