Debo reconocer que no tengo ningún interés, hoy por hoy, por eso que se ha dado por denominar Debate del Estado de
Por ejemplo, cuando ustedes escuchan lo que nos quieren embaular nuestros dirigentes políticos, en relación a la situación de los bancos y las cajas en nuestro país, tengan la seguridad de que, no sabemos si, porque pretenden que nos conformemos con hacer de paganos y, por ello, les interesa que ciertas noticias no lleguen al gran público o bien, el hecho de que a una formación política, que se autodefine como socialista, le resulte difícil explicar que, para superar la crisis que padecemos, se ve obligada a gastarse miles de millones en sacar de sus apuros a los bancos y cajas que, queramos o no admitirlo, fueron los principales causantes de lo que ocurrió con la “burbuja inmobiliaria” que explotó como consecuencia de la crisis de las sub-prime americanas; y les resulta difícil hacérselo entender a sus bases, que se hacen cruces de que, con 4.600.000 parados, las pocas reservas que tenemos vayan a parar, una vez más, a los más ricos.
Sin embargo, señores, la realidad es tozuda y el señor Zapatero y su ministra de Finanzas, la señora Salgado, no pueden ocultar que el financiamiento del BCE a la banca española se ha disparado un 78’6% interanual (junio
Verán, el Gobierno necesita emitir deuda pública porque está endeudado hasta la coronilla y precisa reducir un déficit sobredimensionado para cumplir con las instrucciones que se nos dan desde Bruselas – no olviden que estamos intervenidos de hecho – Como nuestra DP no es fácil colocarla fuera de España y, si se hace, se debe pagar una costosa sobreprima para conseguirlo, el Gobierno obliga a los bancos a que se la compren. Como los bancos no tienen liquidez para ello, tienen que pedir dinero prestado al BCE, que se lo concede a un bajo interés (esta situación explica la poca disponibilidad del sector bancario para conceder créditos a las empresas y particulares). Por otra parte, los bancos y cajas, salvo algunas raras excepciones, están sufriendo los efectos de haber concedido créditos a largo plazo a las inmobiliarias, créditos que, en muchos casos, no pueden cobrar a sus vencimientos a causa de la insolvencia de sus deudores, lo que, a la vez, les obliga a renegociar los créditos (no siempre es posible) o ejecutar los créditos y quedarse con las viviendas que, en la actualidad, están valoradas por un importe sensiblemente menor al que tenían cuando fueron construidas. Han tenido que “maquillar las cuentas” para que no se pueda saber el efecto real en sus balances. No les faltaba más que verse obligados a la compra masiva de deuda pública, con lo cual las entidades financieras se han visto constreñidas a financiar a regañadientes la largueza de nuestro Ejecutivo y la irresponsabilidad de sus decisiones cuando han estado gastando a manos llenas el dinero de nuestro Tesoro nacional.
Sabemos que las agencias de rating han rebajado el índice de solvencia de nuestra deuda pública, lo que ha contribuido a la desvalorización de nuestra deuda, de esta misma deuda que los bancos adquirieron y que ahora resulta que vale menos. La desconfianza se ha apoderado de los mercados internacionales y desde Bruselas han entendido que los problemas españoles pueden afectar, gravemente, a Alemania y a Francia; en vista de ello decidieron acudir a nuestro rescate a través del BCE y, en su caso, del FMI; así que, lo que el señor ZP diga o deje de decir en el debate del Estado de
Ni ZP ni el PSOE, pueden hacer nada que se salga de las directrices que se nos han impuesto. Es cierto que no nos han indicado en qué capítulos se debe poner la tijera o si deben aumentar el IVA u otros tipos de impuestos, pero, si la elección que haga nuestro Gobierno no produce los esperados ahorros del gasto público o no contribuyen a que se produzca una regeneración de nuestro sistema productivo, que permita absorber mano de obra y disminuya el paro o nuestro déficit público no disminuye los dos puntos que se nos piden para este año; mucho nos tememos que los resultados para España sean catastróficos. No olvidemos que se nos están pidiendo, desde Bruselas, nuevos sacrificios adicionales y aclaraciones: quieren saber cómo y cuándo se van a producir los remedios “milagrosos” que ha ofrecido nuestro señor Zapatero. En esta ocasión sus trucos de prestidigitador no le van a servir para nada ¡o cambia o nos echan fuera!
Miguel Massanet Bosch