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Zapatero juega con Montilla a que Cataluña es «una nación» (por Marisa Cruz)

Publicada el julio 22, 2010 por admin6567
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Marisa Cruz, El Mundo (Publicado en UPyD, aquí)

El "Honorable" compareció en la misma sala que los mandatarios extranjeros

Desde La Moncloa, el centro del poder estatal, el presidente de la Generalitat, José Montilla, proclamó ayer que Cataluña «es una nación». Y Zapatero se prestó, al menos de momento, al juego de palabras.

El president se marchó «razonablemente satisfecho» de su encuentro con el jefe del Ejecutivo, aunque entre lo que él reclamó – «recuperar íntegramente el texto del Estatut»- y lo que el Gobierno ofreció – «desarrollar prácticamente todo»- hay un trecho, y éste viene delimitado, por las líneas que ha trazado el Tribunal Constitucional con su sentencia, tal y como puntualizó, al término de la reunión, la vicepresidenta primera.

Montilla, eso sí, recibió en La Moncloa un trato exquisito y defenrente. Él ha sido, el segundo político español después del líder de la oposición, Mariano Rajoy, en tener el privilegio protocolario de lanzar sus mensajes desde la tribuna reservada para Zapatero y los mandatarios extranjeros.

No obstante, pese al buen tono de ambas partes, de las palabras de un lado y de otro, se perfilan algunas discrepancias de fondo. Montilla se pinta un horizonte distinto al que contempla Zapatero, aunque ayer el presidente estuviera dispuesto a escenificar que hay voluntad plena de «reparar» los daños causados al Estatut.

Pasando por encima de la sentencia del Tribunal Constitucional y, en consecuencia, de la propia Carta Magna, el president habló sin ambigüedad: pidió recuperar «íntegramente» el texto del Estatut; reclamó un Estado federal y demandó un «cambio de actitud» del Gobierno para arreglar un problema de «gran magnitud» que «no es», aseguró, «precisamente de Cataluña, sino de toda España».

Según Montilla «la sentencia del Constitucional no podrá estar por encima de la voluntad de pacto expresada por el Parlamento y el pueblo catalanes». Aseguró que ahora la única solución pasa por «rehacer el pacto estatutario y entender España desde una perspectiva plural y federal». «Ésta es», en su opinión «la única vía que puede acoger la personalidad, la singularidad y la identidad de Cataluña dentro del espíritu de la Constitución».

El Honorable recalcó: «No se nos puede tapar la boca porque somos una nación y el resto de España no se puede tapar los ojos porque eso sería no sólo cerrar la puerta a las legítimas aspiraciones de Cataluña, sino además la constatación del fracaso de una España inclusiva y abierta».

La reunión de algo más de dos horas entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat no se saldó con una hoja de ruta concreta acerca de las modificaciones legales que tendrán que promoverse para intentar sortear las tachas que el Constitucional ha encontrado en el Estatuto de Cataluña. Eso queda para el otoño, según explicó posteriormente la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.

Antes, las dos partes deben sentarse a analizar con detalle la sentencia del TC, identificar los puntos recuperables, decidir el instrumento que puede aplicarse para rehabilitarlos… en definitiva, un largo trabajo que, hoy por hoy, no tiene calendario.

La cita de La Moncloa, en definitiva, sirvió para que Montilla planteara sus reclamaciones máximas y tanteara el grado de comprensión de Zapatero hacia las mismas. Y a juzgar por sus propias palabras, el presidente de la Generalitat regresó a Barcelona con la esperanza moderada de poder asegurar, en vísperas de elecciones, que Zapatero «comparte el reto de reparar el daño hecho con la sentencia del Tribunal Constitucional al Estatut». «Le he encontrado receptivo. Es consciente de que tenemos un problema». Sin más. Las precisiones y los detalles de ese compromiso tienen aún que esperar.

Del presidente del Gobierno, Montilla se ha llevado una promesa «firme, clara y decidida» de «desplegar al máximo todas las potencialidades del Estatut», tal y como confirmó De la Vega, que ve la posibilidad de desarrollar «prácticamente todo» el texto estatutario utilizando diversas vías tales como la modificación de leyes orgánicas, las normas de rango menor, los convenios de colaboración y las propias decisiones políticas.

No obstante, la vicepresidenta insistió en que todo ello tendrá que hacerse «sin ir más allá» de las líneas marcadas por el Tribunal Constitucional. En su opinión, dentro de dicho marco caben muchas cosas, al menos las suficientes para «recuperar la confianza» de los catalanes, que «se ha visto afectada», dijo, «por todo lo que se ha vivido durante estos cuatro años».

Pese a la lectura positiva que hizo la número dos del Gobierno del encuentro, lo cierto es que las demandas de Montilla pretenden recorrer un camino mucho más largo del que Zapatero parece estar dispuesto a transitar.

En opinión del presidente de la Generalitat, el problema que ha suscitado la sentencia del Constitucional ha provocado una fuerte «desafección» de Cataluña hacia España, y para curarla «no basta con modificar dos o tres leyes orgánicas o proceder a dos o tres traspasos de competencias», hay que abordar los problemas «intangibles», es decir los que afectan a los sentimientos de los catalanes, que son en su opinión, «mucho más importantes».

Precisamente este terreno es el que se presenta con arenas movedizas porque los intangibles de Montilla, por definición, resultan imposibles de medir, aunque él ya haya sugerido la necesidad de abrir el melón del artículo 150.2 de la Constitución que prevé el traspaso a las autonomías de competencias exclusivas del Estado.

Sobre esta cuestión, ayer ante los periodistas el presidente de la Generalitat optó por mostrar cierta cautela, consciente de que todo lo que afecte a la Carta Magna debe abordarse con el consenso del PP y, además, el Gobierno de Zapatero no lo contempla con entusiasmo. Por ello, cuando se le preguntó sobre el asunto, prefirió limitarse a señalar que él no descarta «en un futuro» una reforma de la «arquitectura constitucional», sin ir más lejos.

Montilla sí insistió en que lo que espera ahora, tras el encuentro de La Moncloa, es un «cambio de actitud por parte de las instituciones del Estado». El president espera, en definitiva, «gestos políticos» que no concretó, pero de los que debería inferirse «un fuerte impulso político» para restañar las heridas.

En este punto, Montilla fue preguntado sobre la paradoja que supone el que él reclame una nueva actitud hacia Cataluña del Gobierno y del resto de España cuando ni siquiera las fuerzas catalanas han sido capaces de mostrar una postura unitaria sobre el Estatut en las resoluciones aprobadas tras el Debate sobre el estado de la Nación.

El president reconoció estar decepcionado por esa falta de unidad. «Me hubiera gustado que se aprobara alguna de las resoluciones que hacían referencia al debate postsentencia». En concreto, precisó, «la que pactaron el PSOE y el PSC». «Creo», añadió, «que se perdió una magnífica oportunidad, tal vez por falta de habilidad o exceso de tacticismo».

En cualquier caso, Montilla aseguró no haber abordado con Zapatero las relaciones entre los dos partidos hermanos, sino «los daños morales y materiales» que, en su opinión, ha producido la sentencia del Constitucional.

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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