Publicado en La Vanguardia-Reggio´s, aquí)
EL ÁGORA
Es difícil manejar peor que Zapatero la crisis en el PSM. La ejecutiva madrileña del PSOE, que en su momento avaló con el 95% de los votos la candidatura de su secretario general, Tomás Gómez, para la presidencia de la Comunidad de Madrid, ha sido sonora e innecesariamente abofeteada por el presidente del Gobierno al presionar de manera directa a su máximo dirigente para que renunciase a la batalla por Madrid cediendo la responsabilidad a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez.
El presidente se ha comportado como un sátrapa; o peor aún: con una concepción caciquil del partido y de su propio poder.
Aunque sea público y notorio que Jiménez sería una candidata con más posibilidades que Gómez, ¿cómo es que el mismo Zapatero se implica en el acoso y derribo del secretario general del PSM?, ¿es que nadie le había informado de que recibiría una respuesta rotunda de Gómez?, ¿acaso no reparó en la lesión a su autoridad y su imagen si, como estaba cantado, el líder madrileño se mantenía en sus trece, a lo que, además, tenía derecho?
Eso es José Luis Rodríguez Zapatero en estado puro: una auténtica máquina de crear problemas. Es el mismo que promete respaldar el Estatut que le remitiría el Parlament a las Cortes y luego el compromiso se evapora; es el mismo que anuncia un futuro inmediato sin terrorismo y al día siguiente los etarras vuelan el aparcamiento de la T4 y asesinan a dos ciudadanos; es el mismo que niega la crisis porque es sólo “una desaceleración” yha de reconocerla con medidas drásticas poco después, y es el mismísimo que rechaza tomar medidas para rebajar el déficit público y a los siete días recorta el sueldo a los funcionarios y congela las pensiones. Una manera improvisada, banal, casi frívola, de hacer política, de gestionar los asuntos públicos. ¿Imprudencia?, ¿desinformación?, ¿vanidad? Algo le ocurre al presidente del Gobierno cuando incurre una y otra vez en contradicciones, incoherencias y banalidades.
Zapatero ya se ha enajenado la adhesión del PSC y del aparato del PSOE en Madrid. Terminará salvando los muebles, pero los dirigentes y cuadros del partido están seriamente preocupados con la torpeza presidencial, con la enorme facilidad del inquilino de la Moncloa de crear problemas por inhabilidad para diagnosticar y afrontar problemas y por la fragilidad de sus compromisos. Porque Tomás Gómez – que no creo que tenga chance ante Trinidad Jiménez— fue una apuesta del propio Zapatero, que lo desplazó de la alcaldía de Parla – obtuvo en las locales el 75% de los votos de su municipio, el alcalde más votado de España— para ordenar un caótico PSM y enfrentarse a Esperanza Aguirre o al candidato popular que sea en mayo del 2011. Como en tantos otros episodios, Zapatero – de memoria siempre selectiva-se ha olvidado de sus compromisos y, lo que es peor, ha añadido a la amnesia la humillación a un compañero de partido que merecía, aun cuando no fuese el candidato, un respeto que el traído y llevado talante del presidente no le ha prestado.
Marruecos
Moratinos despertó altas expectativas en las relaciones de España con Marruecos. Ha decepcionado: desde Rabat se suceden las notas gubernamentales hostiles al inventado “racismo” de la fuerzas y cuerpos de seguridad en Ceuta y Melilla y, al mismo tiempo, se envía a Madrid al más reactivo de los embajadores. Un saharaui leal a Mohamed VI.
Cuba
Ni el Gobierno español ni su ministro de Exteriores han podido rentabilizar políticamente el extrañamiento a España de los disidentes cubanos. Peor aún: han arreciado las críticas por considerar este nuevo exilio un engaño del Ejecutivo cubano. La UE no cambiará, como Moratinos quiere, la “posición común” hacia la isla. Y mucho menos con Fidel en el púlpito y de verde oliva.
Estados Unidos
En términos políticos -no económicos; ni turísticos— la visita de Michelle Obama a España ha sido, en el mejor de los casos, inocua y, en el peor, una oportunidad perdida. El Gobierno se enteró a última hora; las críticas a “la opulencia” de la visita han sido extensas en EE.UU., y la cita con los Reyes en Marivent, puro compromiso. Un periplo excéntrico y políticamente inútil. ¿No se pudo aprovechar mejor?