(Publicado en El Mundo-Reggio´s, aquí)
TIEMPO RECOBRADO
Me parece injusta la campaña de demonización que han sufrido los sindicatos en estos últimos meses. Las centrales sindicales juegan un papel fundamental de contrapeso en una economía de mercado, en la que los gobiernos, las patronales y los representantes de los trabajadores mantienen un equilibrio inestable.
Es cierto que la representación se ha profesionalizado y que los líderes obreros ya no tienen nada que ver con gentes como Redondo y Camacho, que compatibilizaban su trabajo con la actividad sindical. Pero también los dirigentes políticos se han convertido en profesionales de los aparatos de los partidos y nadie dice ni una palabra.
Aun con todos los errores que hayan podido cometer, los sindicatos se han comportado de forma razonable y han contribuido al crecimiento económico que se ha producido en España desde la Transición. Tuvieron grandeza de miras al firmar los Pactos de La Moncloa en 1978 y luego han llegado a importantes acuerdos con todos los gobiernos democráticos, incluyendo varias reformas laborales. Por eso no se merecen las descalificaciones ni son justas las campañas de desprestigio personal que están sufriendo Méndez y Toxo.
Recuerdo perfectamente la huelga de 1988 contra Felipe González en la que UGT y CCOO pararon el país. Yo salí a la calle como periodista de Diario 16 para hacer un reportaje y recuerdo que no había nadie y todo estaba cerrado. Aquella huelga estaba más que justificada en la llamada España del pelotazo, cuando Solchaga decía que este era el país donde uno podía hacerse millonario más rápidamente.
Pero tengo muchas más dudas sobre la convocatoria de hoy porque España atraviesa la crisis más dramática de su último siglo, no sólo con cuatro millones y medio de parados sino además con un endeudamiento insoportable y una pérdida de competitividad que nos coloca en la cola de Europa. Estaría de acuerdo en hacer esta huelga si la rectificación de la política de Zapatero sirviera para mejorar las cosas. Pero desgraciadamente no creo que se pueda salir de esta crisis sin duros ajustes, sin esos sacrificios que los sindicatos se niegan a asumir porque consideran injustos. Un ejemplo: por muy impopular que sea el alargamiento de la vida laboral, resulta indispensable teniendo en cuenta el envejecimiento de la población española. Es una cuestión aritmética.
Otra cosa es de quién es la culpa, quién es el responsable de habernos llevado a esta situación. Yo creo que la desregulación de los mercados y la especulación financiera tienen mucho que ver ello. Pero esa no es la cuestión. Cuando uno se está ahogando en un río, no se pone a pensar en el desgraciado que le ha empujado al agua. Nada y trata de ganar la orilla. Eso es lo que nos toca ahora y, por ello, esta huelga me parece que sólo va a servir para empeorar un poco más nuestra situación.