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¿Próspero 2011? ¡Paparruchas! (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el diciembre 29, 2010 por admin6567
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Los deseos de nuestros conciudadanos y el interés de los políticos que nos gobiernan, se hacen uno en esta época de fiestas Navideñas que, incluso para los ateos, implican una especie de tregua en la lucha del bien contra el mal, como si, fatigados de su incesante confrontación durante el resto del año, fijan una tregua en la que, como ocurría en la primera Guerra Europea entre las Potencias Aliadas y  la Alemania de Bismark, del año 1.914, , ambos bandos contendientes, contraviniendo las órdenes de sus superiores – empeñados en que se siguieran matando los unos a los otros, decidieron confraternizar, intercambiarse comida y regalos y beber unas botellas de vino que les hicieran olvidar por un día, el dramatismo de aquellas horribles batallas de desgaste, que llevaban a una muerte cierta a cientos de miles de contendientes que infestaban, como una macabra plaga, aquellos verdes campos de la campiña francesa. – dejaban de pelear. Sin embargo, no debemos olvidar que, tras esta tenue y frágil pantalla del arco iris navideño, se esconde todo un mundo de incertidumbres, de temores, de cábalas y de presentimientos, que no nos permiten bajar la guardia, perder de vista lo que, crudamente, nos muestra la realidad de la vida cotidiana y dejarnos adormilar por este ambiente afrodisíaco del adviento, una mezcla de periodo de reflexión y espiritualidad y un punto pagano de frenesí  báquico y epicureísmo, producto de un afán de dejar atrás los malos tragos y las vicisitudes de un año funesto; para entregarse, aunque fuere por un corto espacio de tiempo, a olvidarse de problemas y darles gusto a los sentidos.

Porque, señores, cuando creemos que hemos dejado atrás un peligro, pensamos que hemos superado el mal trago y nos sentimos esperanzados pensando que, el fin de la amenaza está cerca; nos vemos sorprendidos por nuevas inquietudes. Como no podía ser menos, cuando esperábamos que era cuestión del pasado y que ya se había renunciado a ella, de nuevo se pone sobre el tapete – en este afán de los socialistas de poner como cebo cuestiones que despiertan temores, dudas, recelos e inquietudes entre la ciudadanía, como el mejor antídoto contra la evidencia de su fracaso en la gestión económica del país y la espada de Damocles que pende sobre ellos, consistente en un paro que no decrece y que ha llevado a 4.600.000 ciudadanos a tener que depender, para vivir, de el seguro de desempleo, si es que tienen la suerte de tener derecho a seguir percibiéndolo – la ley de Cuidados Paliativos y Muerte; una idea que recuperó el doctor Bernat Soria cuando era ministro y fue acogida con gran interés por la promotora del aborto “a la carta”, señora Bibiana Aído; un modo como cualquier otro de encubrir el hecho de hacer depender la muerte de una persona de lo que decidan los médicos o lo que decidan las familias que, en muchos casos, verán en esta práctica un verdadero chollo que les permitirá deshacerse de un estorbo y, en algunos casos, conseguir, por la vía rápida, un buen puñados de euros de herencia. Al respeto, he podido leer hoy una noticia, procedente del Brasil, en la que se informa de una anciana, dada por muerta, a la que iban a enterrar, de pronto volvió a la vida, contradiciendo a los médicos que la habían declarado cadáver. Algo espeluznante que nos debería hacer meditar sobre las garantías que tiene el enfermo, como ciudadano protegido por la Constitución, de que no se le declare extinto a la ligera, sólo para aliviar la tesorería de la Seguridad Social.

¿Cómo podemos ser optimistas ante el futuro de España, si el señor Rodríguez Zapatero, el que tiene sobre su conciencia el ser el principal culpable de que España haya caído, de nación puntera del mundo a la categoría de nación que ocupa la cola en Europa; vigilada de cerca por el ECOFIN para que no nos desmadremos (ya que somos la nación de Europa con el mayor porcentaje de parados y una de las más entrampadas de la CE); nos haya dicho que piensa agotar, en su cargo, la legislatura? Si, señores, España, esta pobre nación a la que han llevado a ser considerada uno de los peores lastres para la UE y que está bajo el punto de mira de naciones como Alemania o Francia, que nos examinan de cerca, temerosas de que la deuda española que tienen sus bancos acabe por convertirse en humo como ocurrió con los valores de Lehman Brother; al parecer no tiene escapatoria posible. Sigue el señor ZP al frente de ella.

¿Acaso lo que está pasando en Catalunya nos permite estar tranquilos, respecto a la unidad de España y la perpetuación del Estado de Derecho? Si el fracaso del Tripartito, la debacle del PSC en la pasada elecciones autonómicas y la mejora sustancial del PP en las urnas, nos permitían albergar la esperanza de una cierta distensión del tema nacionalista, una política más realista y un esfuerzo para resucitar la maltrecha economía que ha dejado tras de si el anterior Gobern; vean ustedes que los primeros pasos llevados a cabo por el nuevo President de la Generalitat, han empezado a sembrar dudas acerca de cuál será su forma de gobernar, dónde buscará sus apoyos y, si será verdad que, como dijo en su campaña electoral, lo del nacionalismo lo va a dejar para más tarde. No parece que sus primero actos nos permitan albergar la esperanza de que sea verdad lo que nos dijo y que, a diferencia de lo que ocurrió con el Tripartit, parezca que vaya a aceptar la legalidad vigente. Empecemos por el acto de Investidura en el que, su compromiso con el Estado central, parece que se ha esfumado desde el primer momento ya que su compromiso se ha limitado a “prometer plena fidelidad al pueblo de Catalunya”. ¿Es eso todo lo que promete hacer?, ¿qué pasa con su fidelidad a la Constitución y con España? y ¿qué ocurre con su sumisión al ordenamiento jurídico  y las leyes promulgadas por el Parlamento de la nación española?, ¿ las rechazará cuando no le parezcan buenas para Catalunya? Nos preguntamos si, el señor ZP y su gobierno, pueden dar por válida un investidura semejante y, si pueden pasar por encima, sin mojarse, del acuerdo entre el PSC y CIU para pasarse por el forro de los pantalones y hacer caso omiso de la sentencia del Tribunal Supremo ( no olvidemos que engendra jurisprudencia) dándole la razón a tres padres que interpusieron recurso contra la arbitrariedad de la enseñanza catalana, que les impedía a sus hijos ejercitar sus derechos constitucionales de ser educados en su lengua vehicular.

También esperamos que, el señor Rajoy, ejerza de oposición, en esta ocasión, y no se olvide de pedirle al Gobierno que les cante las cuarenta a los políticos catalanes, que se han atrevido a desobedecer a nuestro más alto tribunal en un tema que les afecta directamente y que, por mucho que pretendan dar gato por liebre, manifestando que, en Catalunya, se aplica la ley de inmersión en el catalán y que, a la par, se respectan los derechos de los niños que quieren ser educados en español. Es falso porque, de todos es sabido, el Vía Crucis por el que ha de transitar un padre que lo pretende y la forma en la que es tratado y chantajeado el pobre niño que intente que se le de clase en español, cuando es tratado a baqueta y se le considera como un alumno marginal.

El año 2011 se presenta negro. No disminuye ni se espera que lo haga el paro; no disminuye ni se espera que lo haga, antes al contrario, la deuda pública y privada; no mejora la productividad y la reforma laboral se ha quedado en un mero intento; no hay cambio de Gobierno ni de líder, ni se espera que lo hagan durante el año y medio que falta, tiempo sobrado para que España se acabe de hundir. ¿Hay, de verdad, un motivo para la esperanza? Como decía Franklin: “El que vive de esperanzas morirá ayuno”.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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