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Secuestros, manifiestos militares, misiones de paz, etc. (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el enero 9, 2011 por admin6567
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Que nuestro Ejército no disponga de un presupuesto adecuado para sus necesidades, no es algo que pueda sorprendernos si se tiene en cuenta que, España, está pasando por una época de vacas flacas. Que en el Ejército se están levantando muchas voces críticas contra el proyecto de ley de Derechos no es un secreto, máxime si se toma en consideración que todas las asociaciones de militares (AUME, AMARTE, ASFAS, ASCLAPAS, CIOFAS y la Plataforma en Defensa de las Escalas Auxiliares) se han unido en Madrid para redactar un “Manifiesto por los Plenos Derechos de los militares” criticando al proyecto del Gobierno, por considerarlo “una restricción de los derechos fundamentales”. Si he de serles franco debo comenzar por decirles que tantas organizaciones dentro de las Fuerzas Armadas no dicen mucho del espíritu militar y de la disciplina que debe imperar dentro de la milicia, y sí demuestran la existencia de una gran división, probablemente causada por las distintas sensibilidades que, hoy en día, se están manifestando dentro de los cuarteles militares y, tampoco se puede dejar de tomar en cuenta el intento de cada una de las distintas organizaciones de barrer para sí mismas, con el objeto de obtener beneficios económicos, privilegios de clase u otras concesiones de tipo personal o social. Pero a nadie le debería llamar la atención el que, con este gobierno socialista y con una socialista ambiciosa ocupando el cargo de ministra de Defensa, la señora Chacón (en otros tiempos era una defensora a ultranza del antimilitarismo y, por si fuera poco, con ribetes de nacionalismo independentista); el Ejército haya dejado de ser una institución compacta, independiente,  disciplinada y un fiel defensor de la Constitución y garante de la unidad de la patria; para pasar a ser un mero servidor del Gobierno que, por lo visto, se empeña en temas mucho menos nobles, como pudieran ser el esforzarse en conseguir derechos que en esmerarse en atender sus obligaciones. Esto de que la tropa rivalice con  los Sindicatos obreros en intentar poner en cuestión la función de los mandos o pretender ser oídos en cuestiones que siempre han sido cometido exclusivo de los mandos superiores no hay duda que es una pretensión que puede hacer tambalear la misma esencia de esta institución armada; algo que ya sucedió en tiempos de la II República, cuando la tropa discutía, antes de entrar en batalla si se debían o no aceptar las órdenes de quienes les mandaban.

Sean los que fueren sus problemas corporativos, lo cierto es que, nuestro Ejército, un ejército reducido y compuesto por voluntarios, no se puede considerar como un baluarte que pueda imponer respeto a otros países que, como Marruecos, están dando muestras de no temernos o, como sucede con Inglaterra, que está permitiendo que su colonia de Gibraltar vaya creciendo, a costa de la pasividad de nuestro Gobierno, que permite que los ingleses vayan ampliando su territorio de modo que ya se han apropiado del 50% de las aguas territoriales de la bahía cuando, el tratado de  Utrech, sólo permitía el libre paso de barcos ingleses hacia Gibraltar. Siempre he sostenido que la entrada de la señora Chacón en el ministerio de Defensa, tenía como principal objetivo descabezar al Ejército de los mandos que se consideraban demasiado “patriotas”, para sustituirlos por otros más manejables, menos disciplinados y dispuestos a doblegarse ante las exigencias del Gobierno, sin tener en cuenta las funciones que la Constitución les asigna como garantes de la unidad de España. Muchos entorchados, muchas tripas contentas, muchos rendevous a las autoridades civiles, pero escaso espíritu militar, poca valentía a enfrentarse a la degradación de España y mucho maniqueísmo ideológico.

Sin embargo, la señora ministra merece, en esta ocasión, mención aparte. De todos es conocido su postulación o disposición para sustituir a su jefe, el señor Zapatero. Si procura pasar desapercibida en esta marea de tropezones y disparates en el que se encuentra sumergido el PSOE, es, evidentemente, porque no quiere que se la baraje con el resto de barones y demás personajes, con aspiraciones, de su partido; para intentar mantener su imagen al margen del inmenso desgaste al que se está viendo sometido el Ejecutivo y el mismo señor Rodríguez Zapatero. Debemos reconocer que, hasta ahora, ha sido capaz de escurrir el bulto y salvo dos o tres tropezones de importancia (anuncio anticipado de retirada de tropas españolas de Afganistán el caso del pesquero Alakrana y el tema del contagio fantasma de la gripe en algunos cuarteles) había conseguido desaparecer de la primera fila de la actualidad mediática. Es evidente que, el Ejército, no es una ONG y que, en todas las misiones exteriores a las que ha tenido que concurrir, ha existido el peligro de que fueran atacados por los nativos como, de hecho, ha venido ocurriendo en el Líbano y Afganistán ( muchas más veces de las que quieren reconocer en la Moncloa). También es obvio que la función primordial de los soldados no es dedicarse a la limpieza de los cuarteles, sino el adiestrarse en el manejo de las armas y las tácticas militares, para estar en condiciones de actuar, si la ocasión lo requiriera.

Hete aquí que, dos ciudadanos españoles han sido secuestrados por piratas somalíes. Navegaban en un pesquero, el Vega 5, en el que tiene intereses la empresa PESCANOVA. De este incidente la prensa viene hablando desde hace ocho o nueve días y, en este tiempo, el Ejecutivo ha estado tirando pelotas fuera, con evidentes muestras de no querer entrar a fondo en el tema e intentar desviar la atención de los ciudadanos, en espera de que se solucione por si solo. Por fin, ante la imposibilidad de mantener silencio sobre una cuestión que se está envenenando, la señora Chacón, en la Pascua Militar, hizo mención a estos dos marineros (un capitán y un contramaestre gallegos) que fueron “secuestrados” por los piratas. Lo curioso del caso es que, en los días precedentes se daba información por la que se afirmaba que la embarcación “estaba localizada”. Y, si es así, ¿a qué se debe que no se haya actuado para ponerlos en libertad?, ¿no se trata de acto de piratería contra una embarcación a la que, los barcos de guerra de los países que patrullan por aquellas aguas, deben proteger? O, ¿volvemos a las andadas y de lo que se trata es de que los piratas fijen el precio y el Gobierno, dándole otro estoconazo al dinero de los contribuyentes, vuelva a ceder pagando el rescate que pidan los piratas; tal y como ha procedido en ocasiones anteriores?

Cuando el señor Rubalcaba habla de que, el Gobierno, guarda discreción porque los de PESCANOVA se lo han pedido ¿a qué clase de juego se dedica?, ¿desde cuando se comete un delito contra la seguridad y la vida de los españoles y, el Estado español, tiene que pedirles permiso a los posibles afectados económicamente por el suceso, para actuar con toda contundencia contra los autores del atropello? Parece que este “salvador del PSOE” no acaba de estar acertado en sus explicaciones y, mucho nos tememos que, en realidad, sea mejor intrigante en las alcantarillas de la política que defensor de causas perdidas, ante luces y taquígrafos. No, señor Rubalcaba, ya no cuelan sus siseos para que nos callemos, ya no nos creemos sus intentos de tergiversar las realidades y esconder aquello que les resulta molesto a ustedes, los socialistas. Tiene usted a sus espaldas la sombra de un delito muy grave, cometido por sus propios servidores, el caso Faisán; un tema al que se viene negando a contestar cuando se le interpela en el Congreso, actuando como aquel que tiene miedo a contestar, no se sabe por qué motivo. ¿Hemos vuelto a los habituales trapicheos? Por lo visto se trata de ir ocultando al pueblo todo aquello que los socialistas puedan creer que les pueda perjudicar sus escasas perspectivas electorales. En vano, me temo que ya es tarde, el tiempo de imponernos el yugo ya se les ha acabado.

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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