Mientras el señor Rodriguez Zapatero se entretiene en jugar a guerritas o, según ellos, “intervenciones militares”, mandando aviones y al portaviones Asturias a la zona de conflicto con Libia y ¡un submarino! ¿qué demonios hace un submarino en una guerra fundamentalmente aérea y, supuestamente, sin intervención de soldados sobre el suelo de Libia?; sin duda con la intención de que los españoles nos entusiasmemos con sus contradicciones –Irak una guerra mala, Libia, una guerra buena–, la señora Chacón ha encontrado en ella la piedra filosofal que la ayudará a catapultarse hacia su objetivo que es, ¡cómo no!, sentarse en la poltrona, todavía caliente, de su actual jefe de filas; para lo cual ha puesto cara de inteligente y, según la prensa nos informa, está coordinando los seis aviones que hemos enviado “en misión de paz” a bombardear a los libios. ¡Cuidado con ellos!, porque, según parece, los opositores al señor Gadafi no distinguen entre aviones amigos y enemigos y, a consecuencia de ello, han derribado un avión de la coalición haciéndole un servicio a su enemigo irreconciliable.
Pero, mientras la ministra, “gran especialista en la materia”, con su camiseta de “Rubianes somos todos”, coordina que ninguno de los 6 aviones se equivoque y bombardee al “Príncipe de Asturias”; hete aquí que, el Gobierno de España, haciendo gala de su proverbial desinformación y del desconcierto con el que están llevando los problemas internacionales, sin enterarse del número de españoles que viven en el Japón que deseaban ser repatriados ni tomar la precaución de que, el señor cónsul, elaborara una lista de aquellos que deseaban regresar a España; deciden contratar un enorme avión con capacidad para 400 pasajeros y ¡Oh sorpresa!, cuando aterriza en el Japón se dan cuenta de que solo 80 personas lo están esperando. Uno más de los despilfarros a cargo de este Ejecutivo, que no da pie con bola y que, cada vez que se equivoca, a los españoles nos cuesta un pellizco más a nuestros bolsillos. Entre tanto, convendría que la señora Chacón nos informara de cuántos cientos de miles o millones de euros nos va a costar esta “machotada” del señor Zapatero, que ha ofrecido, además de las bases de Rota y Morón, la colaboración de nuestra fuerza aérea y la marina; cuando, si hubiera sido menos “fantasma”, con permitir el aterrizaje de los aviones de otros países en España, nos hubiera ahorrado, a unos españoles en crisis, el tener que endeudarnos más a causa de un tema en el que, sólo su querencia hacia el socialismo y la necesidad de desviar la atención de los españoles de los gravísimos e imperativos problemas económicos en los que estamos sumidos; ha hecho que se involucrara directamente.
No obstante, en toda esta operación, evidentemente magnificada y amañada para dar la impresión del altruismo de occidente para ayudar a unos señores que se levantaron contra el régimen de Gadafi; cuando la realidad es que, en toda esta parafernalia guerrera, lo que subyace son los intereses petrolíferos, aquellos mismos que estos señores de la ceja, que ahora apoyan nuestra intervención en esta guerra, denunciaron cuando los EE,UU de Bush intervinieron en Irak, seguramente por similares motivos. Como siempre, la doble vara de medir de la izquierda que, cuando se trata de Obama, uno de los suyos, todo está justificado pero que, cuando era el señor Bush quien actuaba, se veían en la obligación de tratarle de “asesino” y “genocida”. Pero se me ocurre una reflexión, que es posible que no tenga nada que ver con esta operación que la comunidad internacional ha montado contra el régimen de Libia, y es que: ¿qué va a ocurrir con Bahrein, donde parece que la represión se está cobrando más muertos? Y ¿qué es lo que estará pensando la ONU sobre los soldados de Arabia Saudita que fueron pedidos por el emir para que le ayudaran a sofocar la revuelta de sus súbditos? O ¿qué está pasando en Irán, con estos cientos o miles de personas que se manifiestan contra un régimen, que es tan opresivo o más que el denostado del señor Gadafi? Un misterio.
Ya puestos, no estaría mal que este ejército vengador, que Occidente ha puesto en marcha para su lucha entre el bien y el mal, no se detuviera en su acción “democratizadora” y siguiera librando a súbditos reprimidos y oprimidos para establecer, de una vez, el bienestar en todo el mundo islámico, se diera libertad y se emancipara a las mujeres de la humillante situación en las que se encuentran, privadas de sus derechos, y se hiciera participar a los ciudadanos de las ingentes riquezas que vienen atesorando todos estos sátrapas de las naciones del Golfo, que no han dudado en apropiarse de los beneficios generados por sus pozos de petróleo repartiendo, en el mejor de los casos, algunas migajas para que las puedan disfrutar su pueblo. No obstante, mucho nos tememos que no llegue la sangre al río ya que no es lo mismo hacerse los fuertes con un lunático como Gadafi, que exponerse a quedarse sin el suministro de crudo del Oriente Medio, incluido el procedente de Irán, una nación que, a pesar de seguir con la construcción de su bomba atómica; no ha dudado en amenazar a quienes se le opongan, mostrándose especialmente agresiva con Israel que es, a mi entender, el único baluarte que queda entre los fanáticos islamistas y occidente.
Lo que no sé es si, las naciones de esta coalición bélica han sopesado cuáles pueden ser los resultados de estas revoluciones, pretendidamente reivindicativas de derechos humanos y democráticos, cuando los que las han promovido deban decidir, no sabemos si de forma democrática o a palos, el tipo de gobierno que quieran y, si las fuerzas fácticas de cada facción política que intente hacerse con el poder, van a ser capaces de ponerse de acuerdo o, después de tantos alardes y alzamientos, vaya a resultar que han salido de Guatemala para ir a Guatepeor. En Egipto, no parece que haya mucho consenso sobre cómo ha de elaborarse la nueva Constitución que fije las reglas del juego. Algunos de “los salvadores de la patria”, que intervinieron en el alzamiento contra Mubarak, parece que no están de acuerdo y, hasta el propio Mohamed el Baradei, el deseado y carismático líder que tenía que llevarlos a una democracia ya está siendo cuestionado y repudiado por los islamistas de los “ Hermanos Musulmanes”, sin olvidarse de lo que queda del “Partido Democrático”; que, como es natural, lo que no quieren es que nadie les tome la vez en una nación en el que la mayoría profesa la religión musulmana y en la que, por otra parte, no hay duda de que sigue habiendo muchos seguidores del señor Mubarak.
No acabamos de ver las ventajas que, para Europa y, en especial, para España, nos van a reportar que, aparte de Marruecos y Argelia que, de momento, parece que han aplacado las protestas de sus habitantes, se pudieran activar gobiernos de tipo fundamentalista que pudieran forma un frente común en el norte de África, con la posibilidad de que, en un momento determinado, azuzados por el propio Mohamed VI de Marruecos, pudieran reavivar sus aspiraciones sobre El Andalus; o que se pudieran sustituir las dictaduras actuales por unas democracias, como las que existen en algunas naciones africanas en las que, bajo tal denominación, se han instalado regímenes filocomunistas que, como ocurre en algunos países de América del Sur, lo único que las hace distinguir de las actuales tiranías es, simplemente, el cambio de personajes que manejan la cúpula del poder. Pío Baroja ya se refirió a las revoluciones con estas palabras: “La revolución es una época para histriones. Todos los gritos sirven, todas las necedades tienen valor, todos los pedantes alcanzan un pedestal. Puede que esté equivocado, pero es lo que yo pienso.
Miguel Massanet Bosch