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La invasión de “tertulianos” y el señor Durán Lleida (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el marzo 23, 2011 por admin6567
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Thomas Wilson (1663-1775) fue un médico y obispo, que ejerció su obispado en la isla de Man, caracterizándose por su piedad y por su labor caritativa en pro de la población de su diócesis. En una de sus obras póstumas “Maxims of Piety and Christanity” dejó para la posteridad la siguiente idea: “La modestia en manifestar nuestros sentimientos nos deja la libertad de cambiar de ellos sin sonrojarnos”. Sin duda que, muchos de estos personajes que, de un tiempo a esta parte, vienen proliferando en las numerosas tertulias o foros de opinión, como prefieran llamarlos, deberían tomar nota de tan sabio consejo y aplicarse la recomendación cuando exponen sus opiniones, formulan sus argumentos o pontifican sobre los temas sometidos a discusión. Y es que, no hay radio, televisión u otros medios de comunicación que no hayan embutido  su programación de estos famosos  espacios a los que asisten, regularmente, determinados personajes que parece que han encontrado su modus vivendi en ir de uno a otro de dichos medios, chupando cámara o acaparando micrófono, para intentar convencer a la audiencia de que, lo que ellos exponen en el foro en el que se desenvuelven, va a misa o, para los ateos, es un axioma indiscutible que, como tal, no precisa de demostración alguna.

Ni que decir tiene que los asistentes más comunes y habituales a estas tertulias son los periodistas, los políticos, algunos artistas que, a falta de contratos para actuar, buscan ganarse las habichuelas interviniendo en ellas (normalmente con poco tino y menos protagonismo del que, su fatuidad, seguramente demandaría). Por supuesto que, si ustedes se toman la molestia de escuchar alguna de dichas retransmisiones se apercibirán enseguida de que, sin ellos, España estaría perdida; sin sus deducciones sería imposible que los ciudadanos de a pie se pudieran formar una idea cabal de la situación del país y, sin sus predicciones, probablemente los gobernantes no supieran hacia donde dirigir sus pasos. Obviamente, todos ellos tienen “fuentes de información de la máxima garantía”; todos “tienen un topo dentro de las altas esferas del Gobierno y de los partidos políticos” y todos “cohabitan normalmente con ministros, secretarios de Estado y demás personalidades” que, seguramente, no dejan de aprovechar la ocasión para pedirles consejo respecto a los problemas que tienen entre manos.

Como no podría ocurrir de otra manera, no se puede esperar que, ni una sola de tales reuniones, con semejantes contertulios, se consiga llegar a concierto, entendimiento, avenencia o transacción, que consiga aclarar a los oyentes o espectadores si lo que se ha estado discutiendo,  por aquellos “expertos”, tiene una solución o, por el contrario, más vale dejarlo al azar, porque si aquellos “enterados” no han sido capaces de llegar a una conclusión sobre el tema es que, posiblemente, no la tenga. Lo que ocurre es que, los directivos del medio lo que quieren es que exista confrontación, que los haya de derechas y de izquierdas, religiosos y ateos, moderados y exaltados; de manera que, cuanta más algarabía se produzca más morbo tiene el programa y, posiblemente, genere más audiencia que, en definitiva, es el objetivo de los productores de los programas.

No obstante, son entretenidos y, si uno es capaz de desplumar a los protagonistas de su ego; de sus exhibiciones de urogallo humano y de sus trucos para intentar acaparar el protagonismo; y consigue bucear en lo que hay debajo de aquella costra de fatuidad; es posible que consiga sacar provecho, aunque nada más sea el de observar la incapacidad del ser humano de ceder ante los razonamientos del adversario y, la cantidad de filigranas y rodeos que son precisos para que uno consiga desviar el tema hacia terreno en el que se sienta seguro. En todo caso, a veces nos sirve para que, a través de estos programas, como hoy he podido comprobar, escuchando el matinal de la COPE; tengamos ocasión de escuchar a algunos políticos, en este caso el señor Durán Lleida, intentar demostrar que han sabido solucionar el problema de la cuadratura del círculo, en este caso traducido a la entente España-Catalunya o viceversa. El señor Durán, de Unión, la otra parte de C, es un bogado experimentado, que no obstante haber nacido en Aragón, Huesca, es de aquellos “nous catalans” que ha decidido convertirse en uno de los más acérrimos defensores del federalismo catalán aunque, su coalición, no ha dejado duda alguna de que sus preferencias están puestas en lograr la independencia de Catalunya, como ha dejado claro el Presidente, señor Mas.

El señor Durán se empeña en justificar los continuos apoyos de CIU al Ejecutivo de ZP, empleando como excusa un pretendido sentido de Estado de su formación. Si no apoyó los presupuestos del Estado para el 2011 fue porque no estaba conforme con ellos pero, no se dejen confundir, porque ya sabía que el PNV y CC los apoyarían y con ello saldrían adelante. En todo caso nadie puede afirmar que España haya salido beneficiada al seguir con un Gobierno empeñado en alargar su agonía. En el momento en el que el gobierno del señor Zapatero estaba en la cuerda floja y se hubiera visto obligado a convocar elecciones anticipadas, ellos fueron quienes le dieron apoyo. Se refugia en que el señor Rajoy y el PP se abstuvieron, porque sabían que Convergencia y Unió iban a apoyar a ZP; con lo cual ha hecho un juicio de intenciones al presuponer que el PP hubiera votado afirmativamente si CIU lo hubiera hecho en sentido negativo. Atribuir a la formación popular algo que no sucedió, no es más que una salida sin fundamento, una estrategia que, en todo caso, puede que sólo esté en su imaginación. De lo que si es palpable es que, no han sido una ni dos veces las que CIU ha sacado del atolladero, en el Congreso, a la formación socialista, precisamente en ocasiones en las que el PSOE se encontraba en circunstancias muy delicadas. Serán responsables por ello de lo que pueda ocurrir en España a causa del apoyo que se le dio a ZP.

Y, de lo que no hay duda, es que lo que, de verdad, le preocupa al señor Durán y Lleida, es la posibilidad de que el PP suba al Gobierno de la nación y ponga fin a sus veleidades nacionalistas; que no son, ni mucho menos, el convertir a España en una federación, sino que lo que pretende camuflar, sin mucha fortuna por cierto, es que comparte con el señor Más la intención de luchar por una Catalunya independiente. De ahí que, cuando se le ha preguntado el por qué del apoyo de CIU a los referendos ilegales, celebrados en Catalunya (para decidir sobre una hipotética independencia), lo único que se le ha ocurrido responder ha sido que “el apoyo lo ha dado C”… “pelillos a la mar”. Tiene poca memoria o es muy selectiva, ya que no hace mucho tiempo, en el Parlament de Catalunya, su partido volvió a hablar de trabajar por una Catalunya independiente.

Se queja, Durán, de que su autonomía es la más solidaria y que lo que necesitan es convenir un pacto fiscal con el Gobierno, similar al vasco, por el que los catalanes recauden todos los tributos y le entreguen una cuota al Estado en concepto de aportación solidaria. O sea, lo de siempre, tal y como ocurre con el castellano, que según el señor Durán debe sacrificarse, en función de una necesaria inmersión en el catalán. Lo que ocurre es que, un jurista, no puede alegar ignorancia de la Constitución; ni saltarse, como ha hecho CIU, las sentencias del TS sobre la enseñanza en catalán; ni dejar en barbecho la anulación de los 15 artículos inconstitucionales del Estatut y la revisión de los otros 27 a que les obligó el TC. Es preciso acatar las normas y devolver al Estado lo que no debió cobrarse. Señor Durán, o es un mal abogado o no quiere enterarse de lo que ocurre en su propio entorno. O, al menos, esto es lo que, modestamente, pienso yo.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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