Nos preguntamos si, estos señores, recuerdan la forma mediante la que consiguieron derrotar al PP en el 2004 y los medios poco ortodoxos, ilegales y chapuceros, de los que se valieron
“La lucha pasó a los triarios” reza un antiguo proverbio latino. Los triarios eran el cuerpo de ejército que seguía a los soldados armados con picas y, por tanto, eran los últimos en entrar en la batalla y de ellos dependía la victoria final o la derrota. Y es evidente que algo de esto está ocurriendo en el PSOE, que da la sensación de que, empezando por el señor Rodríguez Zapatero, pasando por Pérez Rubalcaba y acabando por el último gato de la formación socialista, no han acabado de digerir la derrota del 22M y siguen pensando que continúan dominando la situación, que los ciudadanos siguen apoyándolos y que esta debacle que acaban de sufrir, no es más que una tormenta de verano y que les bastarán cuatro “genialidades” del señor Rubalcaba para volver a recuperar los votos que se les ha negado en los pasados comicios.
Parece ser que, en el caso de los socialistas, los triarios, el último reducto que les queda para intentar paliar los efectos de su derrota, son aquellos militantes que dominan a la perfección las triquiñuelas, las trampas saduceas, las zancadillas y la lucha sucia, para que, valiéndose de semejante arsenal, intenten retrasar, complicar, ocultar o destruir todos aquellos datos, documentos, testimonios o evidencias de su paso por las administraciones públicas, que las urnas les acaban de arrebatar; al efecto de que, los vencedores, no puedan sacar a la luz las consecuencias nefastas de los años que el PSOE ha estado mangoneando y explotando, en su favor y en el de los paniaguados que ha amparado, aquellos municipios o comunidades sobre los que han gobernado; sin preocuparse de cómo dejarían las cuentas públicas, pensando que nunca perderían el poder. Sin duda, una gestión cuajada de irregularidades que, tarde o temprano, para su escarnio, acabarán por ver aflorar, para que queden en evidencia ante la ciudadanía.
Lo que ocurre es que, cuando observamos a estos señores de la comunidad de Castilla-La Mancha, adoptando actitudes de honorables meapilas, de agraviados gentilhombres o de incomodados gestores que se muestran ofendidos cuando se les sacan los trapos sucios a relucir; cuando, desde la oposición se les critica los resultados de sus despilfarros, de sus inversiones y de su mala gestión; nos preguntamos si, estos señores, recuerdan la forma mediante la que consiguieron derrotar al PP en el 2004 y los medios poco ortodoxos, ilegales y chapuceros, de los que se valieron para manejar en su favor el atentado del 11 de Marzo del 2004; acusando al PP de ser el culpable de que tuviera lugar a causa de la participación en la guerra de Irak Violando la prohibición de manifestarse y de no hacer propaganda durante las horas previas a la celebración de las Legislativas, atacando con furia, a través de la prensa y especialmente de las TV, a sus rivales; consiguiendo que el pueblo quedara convencido de que la culpa del atentado correspondía al PP y no a una banda de terroristas que, a día de hoy, nadie ha conseguido averiguar quien la capitaneaba ni la clase de explosivo que se utilizó para perpetrar el atentado. Algo de lo que se debería pedir cuentas al ínclito juez Bermúdez, hoy elevado a magistrado del Supremo.
Es, verdaderamente, indignante que la izquierda se vea legitimada para tacar frontalmente a la religión católica, a las derechas, a la moral y la ética cristiana, a los curas y monjas y a lo que ellos califican como fascismo; cuando es evidente que quienes tienen el record Guines de revoluciones, de muertes, de atentados, del terrorismo, de valerse del pueblo llano para hacerse con el poder sin tener en cuenta si, sus promesas, podrían cumplirse o si, sus ofrecimientos demagógicos, tendrían posibilidades de ser llevados a la práctica o si, de verdad, una vez implantados, sus efectos serían o no beneficiosos para el pueblo, algo que la experiencia de los paraísos comunistas nos ha demostrado que nunca, en la Historia, ha ocurrido.
Sin embargo, centrémonos en esta “operación limpieza” que parece fue la que ha motivado, en realidad, la suspensión de los traspasos con el PP. Al parecer, según informa el periódico ABC, los políticos del PSOE en retirada están practicando la política de tierra quemada para evitar que documentos comprometedores puedan caer en manos de los nuevos inquilinos de las instituciones de la comunidad. Se dice que el PP de Castilla-La Mancha viene denunciando que, desde hace unos días, Barreda está sacando bolsas con miles de documentos oficiales y, para ilustrar esta información, publica una fotografía de una furgoneta de la Junta cargada con decenas de bolsas de “basura” (¡habrá que ver la que de verdad contiene!) llenas de papeles de la Inspección de la Delegación Provincial de Bienestar Social. Falta saber el destino de tanta documentación pero, no es arriesgado presumir que, hoy que están de moda los crematorios, acaben por sufrir la misma suerte de los cadáveres convertidos en cenizas. ¿En qué país estamos cuando, a la vista de los ciudadanos, aquellos que los han gobernado durante años, que les han exigido que pagaran puntualmente sus impuestos, que los han multado cuando han cometido alguna infracción administrativa o que les han embargado cuando no han podido pagar a la Hacienda municipal?; cuando les llega el momento de rendir cuentas de su actuación al frente de la Administración municipal o autonómica, se dedican a hacer desaparecer la documentación de los archivos para que, los que les van a suceder en la gestión pública, se enteren de sus desmanes.
Lo que sucede es que, el PSOE, ha establecido en España una suerte de dictadura que, si bien nos fijamos, tiene grandes puntos de contacto con otras muchas de estas que tanto se dan en Suramérica o en otras partes del mundo que, bajo la capa de una presunta democracia se ocultan, en realidad, sistemas totalitarios, modelos absolutistas y sectas esotéricas que maquinan por las cloacas de la política, para llevar a cabo aquellos cambios que puedan favorecer sus inconfesable intenciones y objetivos. Es evidente que la reciente derrota del PSOE en los pasados comicios los ha descolocado y, es también obvio que, si se esperaban un correctivo, nunca hubieran pensado ni en sueños que iba a tener la dimensión del que en realidad han recibido.
El señor Rubalcaba no parece que haya entrado para “limpiar” de podredumbre su partido; entre otros motivos, porque el mismo ha contribuido a que se haya convertido en un vertedero de inmundicias; sino que, más bien, lo que pretende conseguir es reinventarlo con los mismos objetivos, con los mismos procedimientos y manejando a su antojo esta máquina virulenta que es poner de chupa de dómine al adversario político, sea verdad o mentira lo que se diga de él porque, como buen intrigante que es, sabe que basta con dar publicidad al infundio para que la mancha se extienda por toda la nación aunque, a la postre, resulte que nada hay de verdad en él. De ahí que todos los partidos democráticos que pretendan actuar de buena fe – los hay que, como CIU y el PNV, poco van a colaborar en ello, porque lo que les interesa es un Gobierno Central débil, del que se puedan valer para conseguir más cuotas de poder –, como pudieran ser el PP o UPyC, deben andarse con mucha precaución ante la previsible guerra sin cuartel que, sin duda, el señor Rubalcaba va a desatar sin tardanza; usando todo el poder que ha acumulado como ministro de Interior, jefe del CIS y factotum del actual gobierno socialista; lo que le va a permitir explorar la vida y milagros de cualquiera de los candidatos elegidos del PP. Los fiscales y algunos jueces le van a servir de ayuda, sin duda. O esto es, señores, lo que me temo yo.
Miguel Massanet Bosch