Mucho nos tememos que el candidato del PSOE, don Alfredo Rubalcaba, cuando se le saca de sus experimentos de química política, cuando se le obliga a actuar de cara al público y debe medir sus palabras y reflexionarlas antes de darles publicidad; se encuentra fuera de su ámbito habitual, en un terreno de arenas movedizas que, sin duda, no es el que está acostumbrado a pisar, cuando donde se desenvuelve como pez en el agua es detrás de las bambalinas, en las alcantarillas de la política, en los arcanos de la martingala, el engaño y el descubrimiento de los secretos confesables o inconfesables de aquellos a los que le conviene tener vigilados de cerca. Ya lo dijo, en una ocasión en que quería amedrentar a los parlamentarios del PP, “Yo lo sé todo de todos”.
Así es que, no nos debería de coger de sorpresa el que, nuestro ex ministro del Interior, en su visita a Extremadura, otro de los feudos de los que el PSOE acaba de ser desahuciado, haya querido animar a sus cariacontecidos compañeros socialistas, intentando apelar a una regeneración del partido, una vuelta hacia sus primitivos orígenes marxistas de Pablo Iglesias y sus cofrades, un replanteamiento de aquellas viejas doctrinas de los prolegómenos de la Guerra Civil, en la que lo que menos importaba era el gobierno que hubiese en España porque, como es sabido para cualquiera que conozca mínimamente la reciente Historia del país, los socialistas de aquellos tiempos, junto a los anarquistas y a los partidos catalanes de carácter independentista como, la actualmente desmantelada, ERC; poco se ocupaban de cumplir con las leyes que se promulgaban en las Cortes españolas, empecinados en hacerse con el poder por cualquier método que fuera, incluida la extorsión y la violencia.
Un antiguo proverbio persa decía: “La palabra que retienes dentro de ti es tu esclava, la que se te escapa es tu señora”, y por eso, cuando el señor candidato del PSOE al cargo de presidente de la nación española, en un momento de euforia, pronunció la siguiente frase: “Vamos a hacer un proyecto político en el que si, un socialista de hace 100 años levantara la cabeza se reconociera inmediatamente” y añadiera, “¡Estos son los míos”, es muy probable que no hubiera reflexionado bastante sobre lo que había dicho o, si lo que expresó con tanta vehemencia, era el reflejo exacto de lo que quería decir entonces, señores, conviene que, para que los ciudadanos sepamos a que atenernos, si a lo que aspira el señor Rubalcaba es a resucitar viejos mitos marxistas, vale la pena que veamos lo que significaría regresar a los tiempos que tanto añora el señor Rubalcaba..
Debemos recordar que, el PSOE, hasta el año 1979 en el que, el 28º Congreso del partido renuncio al marxismo; había mantenido su fidelidad a las doctrinas marxistas desde su misma fundación por Pablo Iglesias, en 1879; cuando fue creado como un partido marxista de la clase obrera, socialista revolucionario que, desde sus inicios, aspiraba a agrupar al proletariado industrial español bajo la ideología de Carl Marx. ¿Puede ser que nuestro señor Rubalcaba esté añorando aquel tipo de marxismo, que debemos recordar aborrecía de la libertad de mercados y propugnaba las teorías revisionistas de Berstein? En todo caso, ¿no suena, hoy en día, a arcaico y demodé pretender resucitar viejos modelos de tiempos pasados?, cuando, es evidente, que las circunstancias de España en momentos delicados de posguerra, bajo el gobierno de E.Dato, en los que se planteó la huelga general revolucionaria de Agosto de 1917 –en plena Restauración, encabezada por Largo Caballero, Besteiro y el mismo P.Iglesias (en vísperas de la gran revolución rusa de Octubre del mismo año), precisamente, cuando la nación empezaba a experimentar los primeros síntomas de recesión, después de la bonanza de la Primera Guerra en la que nos mantuvimos neutrales –; nada tienen que ver con las actuales, en las que, quienes nos han traído la crisis, no han sido los conservadores ni los monárquicos, sino los socialistas, el partido en el que milita el nuevo candidato y, en cuyo gobierno, ha participado activamente.
Y es que, sería muy ilustrativo para los ciudadanos, que el señor Rubalcaba o don Alfredo, como prefiera, nos explicara si lo que pretende del nuevo partido socialista que intenta regenerar, va a parecerse a lo que hicieron de él los señores Prieto y Largo Caballero cuando, sin respetar la legalidad ni la voluntad expresada en las urnas, con la excusa de que la CEDA, un partido de derechas, iba a entrar en el gobierno, organizaron el más cruento, revolucionario, sedicioso y violento intento de golpe de Estado contra la II República, en el mes de octubre de 1934. Conviene hacer constar que esta revolución contaba con el pleno apoyo y colaboración del PCE y que, el señor Carrillo y sus Juventudes Socialistas, participaron activamente en ella. El viejo truco, utilizado por la izquierda, el tratar de “fascista” a todo aquel que constituye un obstáculo para sus fines, de modo que, aunque legítimamente ocupe el poder, se ven autorizados, en virtud de su supuesta “autoridad moral” a actuar, incluso empleando la violencia, para descabalgarlo del mismo. ¡Ah, y para información de los que abominan de Franco, tuvo que ser él quien, enviado por el gobierno de la República, restaurara el orden y derrotara a los sediciosos levantados en armas contra ella! Claro, los derrotados fueron ellos.
Es muy posible y entra dentro de lo que se puede esperar del señor Rubalcaba, que intente, en una maniobra desesperada, conseguir avanzar y ganar terreno, al partido de la oposición, e irle restando simpatizantes al partido del señor Cayo Lara y, de paso, intentar recobrar a aquellos socialistas, de buena fe, que ya han decidido dejar de votar a una formación política como es el PSOE, que ha sabido demostrar durante los casi 8 años que lleva en el gobierno, su incapacidad para cumplir sus promesas sociales, su incompetencia para hacer frente a una crisis que se negaba a reconocer y su obcecación en no querer aceptar los consejos que se les daban desde las instituciones europeas, el ECOFIN, el BCE y el FMI, alegando que exageraban la importancia de la crisis y que España estaba en perfectas condiciones para hacer frente a la crisis de las sub prime, al derrumbe de nuestra burbuja inmobiliaria y, por supuesto, sobrados de tesorería y con un sector bancario “inmune” a cualquier efecto pernicioso de la recesión. Evidentemente, nada de los que nos dijeron ha resultado ser cierto y estos socialistas, con el señor Rubalcaba en primera línea, han sido quienes han conseguido que nuestros parados ronden los 5 millones, que nuestras entidades bancarias estén en entredicho, que la deuda del Estado y la de las autonomías vaya creciendo cada vez más, con intereses más altos y con una prima de riesgo que ya ha superado los 300 puntos básicos.
Es un juego peligroso, una postura sumamente temeraria y una táctica tremendamente imprudente el lanzar carnaza a la izquierda, a esta izquierda que sigue conservando el rencor de los perdedores de la guerra y que acumula el odio que ha trasmitido a través de generaciones. Puede llegar un momento, como ocurrió el año 1.936, en que la pasividad del Gobierno, su falta de autoridad para hacer cumplir las leyes, su complacencia con los separatistas, los movimientos callejeros ilegales, la relajación de la Justicia y el sentimiento de impunidad de aquellos que nos quieren imponer la ley de la calle; provoque la reacción de aquellos que siempre soportan las injusticias hasta que llega un momento en el que explotan y… luego viene lo que viene. Puede que sólo sea yo quien lo vea así, pero vale la pena denunciarlo.
Miguel Massanet Bosch