La venida de SS. el Papa, Benedicto XVI a presidir la magna concentración de jóvenes, que van a ocupar, literalmente, las calles de nuestra capital, honra a los españoles.
¡Tendría guasa la cosa! Si, señores, lo último que nos faltaría ver en esta España de nuestras entretelas, esta misma nación en la que, según nuestros actuales gobernantes, se han abierto las puertas a las “libertades”; donde se han promulgado leyes en pro de las emancipaciones sexuales más estrambóticas y existe patente de corso para que las mujeres puedan convertirse en verdugos de sus propios hijos, mediante la famosa ley del aborto, de la señora Bibiana Aído, (a la que se le han recompensado enviándola a un puesto, magníficamente remunerado, en la ONU, en este organismo incompetente, sujeto a los intereses más nefastos de la masonería internacional, encargada de las campañas más inmorales y rastreras que organización alguna pudieran haber perpetrado) sede del anticlericalismo laicista, desde donde se orquestan las más viles tramas contra la Iglesia Católica, que ha sido atacada, encarnizadamente, desde todos los ámbitos de la izquierda y sometida a vejaciones, no tan sólo por parte de gobierno de ZP, sino, y con especial inquina, malos modos y desvergüenza, por esta panda de golfos maleducados, rencorosos, filocomunistas y, en algunos casos, poco de fiar, a los que, normalmente, los vengo catalogando como faranduleros quienes, con prestigiosas, valiosas y eruditas excepciones, presumen de aquello que les falta y alardean de su ignorancia sobre aquellos temas de los que no tienen la más mínima idea, por mucho que se consideren, a sí mismos, los representantes de la cultura.
Si hay en puertas un acontecimiento importante, si hay una visita más deseada que pueda ser grata a la mayoría de los españoles y que honre a España y a sus ciudadanos; es el hecho de que, en Madrid, en la capital de España, –en una de las pocas ciudades y comunidades españolas en la que la crisis se ha sabido enfrentar con habilidad y sensatez y donde, los socialistas y los demás miembros de las izquierda, rancia y casposa, que se han creído ser los dueños de nuestro país, no han conseguido más que cosechar derrota tras derrota en manos del PP –, es esta anunciada visita de Benedicto XVI. Sin duda que son los estertores de una etapa nefasta para el país que, Dios mediante, ya tiene fecha de caducidad. Estamos seguros de que las urnas del 20N, van a poner en el lugar que les corresponde, a todos estos que han querido convertir nuestra patria en un paraíso comunista, de estos que tan nefastos resultados están dando en las democracias americanos en las que ejercen sus tiranías.
La venida de SS. el Papa, Benedicto XVI a presidir la magna concentración de jóvenes, que van a ocupar, literalmente, las calles de nuestra capital honra a los españoles. Desgraciadamente, para quienes creen que en nuestra nación la religión ha muerto y el “España ha dejado de ser católica” del señor Azaña, resulta ser que, muchos años después de la muerte del estadista, aquí tenemos todavía a muchos católicos, muchísimos más de los que algunos quisieran reconocer, que van a poner en evidencia la fuerza de convocatoria del Papa de Roma y la sensatez, buenos modos, alegría y devoción que todos los asistentes a los actos programados, van a demostrar. El orden, la disciplina, el respeto por la ley, la alegría y la devoción de una comunidad, la católica, que servirá para poner en evidencia la diferencia de actitud y de comportamiento con respeto a las manifestaciones de la izquierda, siempre trufadas de incidentes, destrozos, falta de civismo y agresiones a las fuerzas del orden.
No se trata de que, nuestra patria, tenga una Constitución que declara a nuestra tierra aconfesional ( no laica como algunos ignorantes se dedican a difundir), no partidaria de unas religiones y crítica con las otras, como nuestros ministros y el propio señor Zapatero parecen querer dar a entender, manifestando, burdamente, su odio partidista y su fobia para todo que huela a catolicismo o Iglesia y, sin embargo, todo han sido facilidades para iglesias que, como la Islámica, una iglesia que han demostrado que no se limita a impartir su culto en nuestro país, sino que algunas de sus mezquitas han sido utilizadas para actividades que pudieran considerarse atentatorias contra nuestra seguridad nacional, peligrosas para los españoles y patrocinadoras de comportamientos, como el trato a sus mujeres, los castigos corporales en determinados casos y la prepotencia del marido sobre su o sus mujeres, que en España se consideran prácticas delictivas. Sin embargo, aquí están, sin que nadie les pida cuenta de sus actos ni nadie se interfiera en sus actos públicos o actos de culto, ni tan siquiera, estos “valientes” de las Juventudes socialistas y los que a ellos se unen para criticar la visita del Papa y organizar manifestaciones en contra, se atreverían a criticar al profeta Mahoma, ni a reírse de sus ayunos o de la indumentaria de sus sacerdotes. Vean lo que ha venido ocurriendo a aquel caricato de Dinamarca que se atrevió a publicar 12 caricaturas de Mahoma en el periódico danés Jilland-Posten. Todavía sigue escondido y custodiado.
No podemos entender como, en un país supuestamente civilizado, donde existe, al menos nominalmente, un sistema democrático y debería mantenerse un respeto por la ideas de todos los estamentos de la población, evidentemente, siempre que no fueran contrarias a las leyes y la Constitución; se pueda consentir, tanto por las autoridades gubernativas como por los propios órganos directivos de las distintas formaciones políticas, que se ponga en cuestión que un jefe de un país extranjero, SS.el Papa, que gobierna en el Vaticano, una nación universalmente reconocida como un país soberano e independiente y, por añadidura, que resulta ser el máximo representante de una religión, la cristiana y católica, que tiene millones de seguidores en todo el mundo. En la visita a Barcelona quedó demostrado que, todos aquellos que criticaban el gasto que generó la visita de SS, se quedaron sorprendidos cuando se supo el beneficio generado por ella, los negocios que salieron favorecidos y la propaganda que fue para la ciudad y la basílica de la Sagrada Familia que, desde entonces, se ha convertido en un centro de peregrinaje y un edificio que sido atracción de cientos de miles de turistas.
Pero ahora se trata de involucrar a los católicos y a su supremo representante, en lo que probablemente sean los primeros escarceos para ayudar al señor Rubalcaba en su intento, casi imposible, de darle la vuelta a la tortilla electoral. El provocar, o intentar hacerlo, incidentes en la visita de SS.el Papa, puede que fuera bien recibido por aquellos que, no sólo son anticlericales (¡cómo nos recuerda a los tiempos del Frente Popular!) sino que no consienten que haya ciudadanos que no comulguen con sus ideas y prefieran ser católicos. Puede que, a partir de ahora, veamos despertar a los Sindicatos de su letargo para pedir que la gente salga a la calle y, puede que los haya lo suficientemente descastados que intenten achacarle al PP que tengamos casi 5 millones de parados. Si, señores, la chusma está dispuesta (como sucedió en el año 1936), a saltarse las normas, la Constitución y las libertades ciudadanas, para volver a intentar lo que ya llevaron a cabo en Marzo del 2004, cuando salieron a las calles para asaltar las sedes del PP, en una jornada en que estaban prohibidas las manifestaciones, Ya sabemos que el señor Rubalcaba no quiso actuar contra los del 15M –a quienes el señor Cayo Lara de IU intenta captar para su partido – y no esperemos que su sucesor, el señor Camacho, se desmarque del anterior ministro; por lo que podemos esperar que la calle, ante las próximas elecciones, se convierta en uno de los frentes que piensan abrir los del PSOE, ante la evidencia de que el resultado de las urnas les pueda ser adverso. O esto, señores, es lo que opino.
Miguel Massanet Bosch