Apenas habían pasado unos meses desde la elección, como presidente de los EE.UU., del candidato demócrata, señor Barack Hussein Obama, ya escribí sobre un cierto paralelismo de ideas y de actitud respecto a la forma de enfrentarse a la crisis mundial consecuencia de las sub prime americanas y el subsiguiente desplome de Leman Brothers y la opción que, ambos gobernantes, de intentar capear el temporal al que se veían obligados a hacer frente desde una óptica de izquierdas. Alguno pudiera sorprenderse ante el cambio de actitud de Rodríguez Zapatero con respecto a los EE.UU. cuando Obama fue nombrado Presidente. Lo que, con el señor Bush, habían sido unas frías y difíciles relaciones se trasmutaron, ante Obama, en felicitaciones y parabienes; lo que en tiempos de Bush habían sido ácidas críticas y rechazos, ahora pasaron a ser alabanzas e intentos de acercar posiciones, hasta el punto de que, nuestro señor Zapatero, hizo todo lo posible para conseguir una de las cosas que siempre más le han gustado, el fotografiarse con personalidades internacionales luciendo su habitual sonrisa calcada del personaje de Mr.Bean. Fue todo lo que consiguió.
No obstante, las evidentes diferencias entre ambos mandatarios, la imposible comparación de ambas democracias y las evidentes distancias entre ambas economías así como diferencia de preparación para ejercer el gobierno de los dos presidentes; no hay duda de que existen algunas similitudes entre ellos, en cuanto a su posicionamiento más izquierdista ante los problemas de Estado, su keynesianismo retrógrado en cuanto a potenciar el poder del Estado y su faceta intervencionista, para resolver los graves problemas que desde el año 2007 vienen afectando a los EE.UU. y España, y el apelar a las subvenciones y fuertes inyecciones de capital público para ayudar a los bancos aunque, para ello, hayan tenido que acudir a un fuerte endeudamiento que, en los EE.UU. se viene subvencionando gracias a la FED y sus aportaciones del llamado “dinero virtual”, una fórmula equivalente a la devaluación de la moneda, que les ha permitido ir salvando la situación por un tiempo; de manera que, su endeudamiento, ha llegado a preocupar, seriamente, al mayor de sus acreedores, la república China y todos los otros países que se vienen rigiendo por el dólar y cuyas economías, como les ocurre a los países americanos como Méjico, Canadá y otros muchos estados que están estrechamente ligados al, otrora coloso, americano.
Zapatero, por su parte, no ha tenido la posibilidad de acudir al sistema preferido de todo gobernante para salir de apuros, la devaluación de la moneda, al estar condicionado por su ligazón con la CE y a la moneda única, el euro; lo que le ha obligado a optar por una política que pensó que le permitiría ir aguantando el tiempo que durara la crisis, un tiempo que, equivocadamente, pensó que sería corto y no se prolongaría más allá del 2011. Han pasado más de tres años y teniendo en cuenta que, en estos momentos, nadie se atreve a pronosticar cuanto más va a durar, es obvio que sus planes han quedado en agua de borrajas. Hay expertos que la alargan hasta el 2015 y los más optimistas señala el año 2013. De este modo quiso salvar los bancos, mediante avales por más de 50.000 millones de euros y, a partir de entonces, todo su afán se ha centrado en ir tapando agujeros con sucesivas inyecciones de ayudas públicas, subvenciones, planes que nunca han conseguido sus objetivos y promesas que sólo han servido para dejar patente su inutilidad, su desconocimiento de la economía y sus saltos al vacío, intentando que en Europa se lo tomaran en serio un empeño que nunca ha conseguido materializar.
Obama, pretendió sacar partido de su popularidad y llevar a cabo una política, como la que ZP intentó poner en práctica, de concesiones a la masa obrera (la gran ley de Sanidad pública) que lo ha enfrentado a los Republicanos y grandes programas sociales, que ha tenido que dejar aparcados por falta de medios ya que se ha visto obligado a utilizar el dinero público para sacar del apuro a bancos y grandes sociedades, como la de automóviles le ha llevado, como a ZP, a tener que emprender una carrera de déficit y endeudamiento, que sólo ha conseguido llevar a su país, como se ha demostrado estos días de gran convulsión de las bolsas mundiales, a una preocupante situación de pre-quiebra, en el caso de los EE.UU. y de evidente desgaste de la confianza de las bolsas en la deuda pública española, demostrada en nuestra elevada prima de la deuda, que ha llegado a sobrepasar los 400 puntos básicos en relación al bonus alemán; aparte de importantes caídas en Bolsa; especialmente para las entidades financieras, que ya llevan acumuladas pérdidas superiores a los 60.000 millones de euros. Una situación que ha dejado paralizada la campaña electoral, que ha requerido de contactos entre los líederes de los principales partidos españoles y que está poniendo a España en el ojo del huracán, con la particularidad de que, en Europa, todos son concientes de que, un rescate de España similar a los de Grecia y Portugal, estaría fuera de sus posibilidades; con las trágicas consecuencias que ello supondría para el resto de la UE y, en especial, para su moneda, el euro; descontando los deletéreos efectos para nuestro país.
Y ante una situación de emergencia, en la que, si los gobernantes hubieran actuado con cordura y patriotismo, dejando aparte sus intereses electorales y egoísmos partidistas, hubieran podido evitar, convocando elecciones hace ya un año. Se ha visto como, un relevo de gobierno, que se venía solicitando desde todos los ámbitos políticos, sociales y económicos de la nación, por la tozudez del Presidente negándose a admitir la evidencia confiando en que, aguantándose firme en su cargo, conseguiría sobrepasar el obstáculo de la crisis para, después, hacer valer el mérito de haberla superado intentando conseguir que, los españoles, le dieran de nuevo su confianza en las urnas.
En su lugar, aparte de la dramática situación en la que se encuentra el país ante el encarecimiento y la desconfianza que despierta nuestra deuda; todavía se empeñan en ocultar a la ciudadanía el verdadero estado de nuestras empresas que siguen sin poder acceder a los créditos bancarios, cada vez más escasos. Y, por si fuera poco, nos vienen tomando el pelo queriendo hacernos ver que la recuperación del empleo ya ha comenzado, cuando se sabe que, aparte de la estacionalidad que, como cada año, supone un aumento del empleo por el factor turismo; los datos oficiales que se proporcionan por el ministerio de Trabajo, están trucados. Para los desempleados que agotaron sus prestaciones se han establecido cursillos de reciclaje a los que es preciso asistir si se quiere cobrar los 400 euros de ayuda del gobierno. Esta gente sale de las listas de parados figurando como “no ocupados” lo que ha supuesto que, de las listas del desempleo, se sustrajeran 96.698 personas para utilizar las estadísticas a su favor. De hecho, si se hubieran mantenido estos parados que, evidentemente, no dejan de serlo por realizar cursillos de formación, el número de parados en el mes de julio hubiera subido en 54.000 personas más. ¡Absurdo! Y piensan que así engañarán a Bruselas, el ECOFIN y al BCE que, sin duda, tienen medios en España para controlar cualquier truco que se les quiera hacer tragar.
Así estamos y, si Dios no lo remedia, parece que, si llegamos ilesos al otoño, lo que nos espera puede superar, con creces, a todo lo que hemos pasado hasta ahora. O esta es, señores, mi modesta opinión que quisiera fuera equivocada.
Miguel Massanet Bosch