La bolsa ha perdido el soporte de los 8.000 puntos, los nacionalistas catalanes desafían abiertamente a los tribunales de justicia y se enfrentan a cuerpo descubierto con la Constitución, mientras el señor Rubalcaba, como si no se enterase de lo que está sucediendo a su alrededor, se dedica con todo ahínco a proponer “fórmulas magistrales”, extraños experimentos de química política e inventos propios del célebre profesor Franz de Copenhague del TBO, con los que promete que, con unos pocos miles de millones recogidos de allá y acullá va a poder emplear a los casi cinco millones de parados que existen hoy en esta depauperada España. Demagogia en ristre el PSOE se empeña en pretender convencernos de que, lo que ha venido ocurriendo en sus siete años de gobierno en este país sólo ha sido un espejismo, una alucinación febril de los ciudadanos y que, a partir de ahora, la solución para recobrarnos de todos los desmanes económicos, sociales, financieros y sociales que han venido cometiendo durante los años que vienen ocupando la gobernación de España; hasta el punto en que nos han situado al mismo borde el precipicio de la quiebra soberana; por extraño que pueda parecernos a los españoles, está en que sigamos confiando en ellos para darles otro periodo de cuatro años para que rectifiquen lo que ellos mismos han destrozado.
Es evidente que resulta difícil de explicar que, el BCE, que no está autorizado por sus estatutos a comprar deuda pública de los países europeos, sea el mismo que la compra a través de los mercados secundario a las entidades privadas. Lo cierto es que ya compró 75.000 millones en títulos “rescate”• de Grecia, Irlanda y Portugal y, desde mayo del 2010, ha invertido otros 35.000 millones destinados a reducir las diferencias con la deuda alemana en las semanas de agosto. Todas estas maniobras no hacen más que promover, entre los inversores, serias dudas acerca de la fiabilidad del euro y de las deudas nacionales de muchos países europeos que, como ocurre en España, dejan mucho que desear en cuanto a su solidez cuando, precisamente, en el momento en que los españoles debiéramos demostrar más sensatez, más sentido de unidad, más capacidad de compromiso y más sensatez; parece que, por simples intereses políticos y electorales, nos estamos mostrando más divididos, menos sensatos y más egoístas.
Por si no fuera bastante, los Sindicatos del señor Méndez y el señor Fernández Toxo, que han permanecido en una sospechosa hibernación durante los siete años del mandato del señor Rodríguez Zapatero, olvidándose de que España ha entrado en depresión y que, a causa de ella, ya se barajan cifras de cinco millones de parados; cuando vislumbran que, el próximo gobierno, puede ser de derechas parecen desperezarse y se empiezan a mover para cuando llegue el momento movilizarse para responsabilizar a quienes han estado en la oposición, clamando, inútilmente, contra los errores gubernamentales, de todos los disparates heredados de los socialistas. La primera en notarlo ha sido la señora Cospedal en Castilla La Mancha, cuando se ha encontrado con las arcas públicas vacías y con unos millones de euros de recibos pendientes de satisfacer. Vean ustedes la cara dura del PSOE cuando ahora le recrimina que no atienda las “legítimas” reivindicaciones de los farmacéuticos ¡Una infamia detrás de otra!
No queda otro remedio que recortar gastos, que estrecharnos el cinturón y que aprender a vivir dentro de un régimen más austero. Aún así muchos parecen entender que los demás se sacrifiquen, cobren menos, pierdan sus puestos de trabajo y, si es preciso, bajen su nivel de vida pero ¡alto!, cuando se trata de aplicarnos a nosotros el remedio parece que nos sale el sarpullido y nos quejamos y protestamos. Es el caso evidente de todo el colectivo de profesores de enseñanza pública que, como es sabido son, en su mayoría, de tendencia izquierdista. Protestan de sus emolumentos y reniegan cuando, como ocurre ahora, se les pide que den dos horas lectivas más, no que trabajen más, que les serán remuneradas y que están comprendidas dentro de las obligaciones de su cargo. Tienen sus salarios asegurados, trabajan menos que el resto de ciudadanos y gozan de unas vacaciones mejores que las del resto de los trabajadores; y, sin embargo, se echan a la calle porque, señores, quienes se lo piden son los del PP. ¡Verdaderos demócratas!
Vean ustedes la reacción del candidato, señor Rubalcaba –un señor que nos ha decepcionado a todos y que, sin duda, teníamos supervalorado –; cuando se ha apresurado a explotar el filón de la huelga de los maestros para apuntarse algunos puntos en su bagaje electoral. Ha dicho que, el Gobierno de Madrid de la señora Aguirre, está intentando “demonizar” y “criminalizar” a los profesores como, en otro tiempo, se intentó hacer con el profesor Montes. La simple comparación resulta odiosa por absurda y tendenciosa. El señor Montes fue en médico que tenía y tiene una particular idea de cómo se deben tratar a los moribundos y a aquellos que “a su criterio” era necesario darles el pasaporte para el otro barrio, aunque a sus familias les pareciera prematuro e innecesario tan expeditivo método; la señora Aguirre y su consejera de Cultura, por el contrario, en ninguna ocasión han intentado menospreciar a los profesores aunque, eso sí, han mostrado su disconformidad con un comportamiento que, a todas luces, resulta de un corporativismo politizado y que no tiene base alguna legal alguna. El candidato sigue errado pensando que, todos los españoles, somos tontos y que no va a hacer tragar los sapos que nos ofrece.
Hablemos de nuestro “apreciado” Pepito Grillo, el inefable señor Blanco quien, últimamente, parece muy aficionado a entregarse a los brazos de Morfeo a tenor de las repetidas ocasiones en las que le vienen sorprendiendo en sus ostentosos y divertidos estados de sueño profundo. Sin embargo, en sus momentos de “lucidez” parece que no ha perdido sus tics socialistas y los aprovecha para seguir cosechando verdaderos “éxitos” para su partido, el PSOE. Veamos, sino, el afectuoso recibimiento que le dispensó a este señor, autor de un libro titulado ¡Indignaos!, un tal Stéphan Hessel que, para no desmerecer de algunos de sus compatriotas franceses interesados en hacernos la puñeta, ha querido venir personalmente a España para presentar su nuevo libro Comprometeos, otro panfleto con el que, seguramente, pretende, además de meterse algunos euros en la faltriquera si es que consigue que algunos despistados caigan en la trampa de adquirirlo, el darles nuevas normas a sus más dilectos seguidores que, según parece, ya van perdiendo fuelle desde que han quedado a la luz sus verdaderas intenciones desestabilizadoras. ¿Qué pretende el señor Blanco con semejante encuentro? ¿No era su Gobierno quien debía reprimir a estos señores que se manifestaron ilegalmente? ¡Qué más da, ahora toca buscar los votos de quien sea aunque, en este caso, sean una banda de niñatos pijos buscando llamar la atención!
Todo vale cuando se trata de mantenerse en el poder aunque, a tenor de las declaraciones que se han publicado respecto a los patrimonios de algunos de estos señores socialistas, que van por ahí predicando la igualdad y el reparto más equitativo de la riqueza; quizá que lo primero que debieran hacer señores como Bono, Rubalcaba y muchos de sus correligionarios, sería dar algo de lo suyo para dar ejemplo; antes que dedicarse a tachar a los empresarios de oprimir a la clase obrera. Los empresarios trabajan duro para sostenerse y capear el temporal, en cambio los políticos se enriquecen sin que sepamos el porqué. O eso es lo que opino al respecto.
Miguel Massanet Bosch