“El crítico es un hombre que espera milagros” (J. Huneker)
Es cierto que, para un habitual seguidor de la política española, desde el punto de vista de un simple ciudadano de a pie, existe tal super abundancia de temas que tratar y tantos aspectos interesantes en los que fijar la atención que, en ocasiones, resulta dificultoso decidirse por uno. Se dice que las sardinas usan, como táctica para evitar los ataques de sus depredadores, el formar una gran aglomeración para confundir a su atacante de modo que le cueste escoger a su presa entre tanta abundancia.
Sin embargo, si dejamos de lado la preocupante situación por la que está pasando España cuando, como hemos visto, hasta el propio señor Obama se ha permitido ponernos como ejemplo de ser un “ gran problema” para Europa, debido a nuestra deuda soberana; para cambiar de temario, y queremos fijar nuestra atención en estos señores de la farándula, entre los cuales no dudo en incluir a algunos profesores e intelectuales de izquierdas que, cuando se encuentran en sus horas bajas, cuando ven desplomarse, como un castillo de naipes, todas sus ilusiones de implantar, en España, una nueva república bananera y ven alejarse su ilusión de seguir disfrutando de las subvenciones a cargo del Tesoro; intentan, en un último espasmo; recobrar el protagonismo que el Gobierno les concedió tiempos atrás. Una agonía que va acabar, indefectiblemente, cuando el pueblo español emita su veredicto en las urnas, el próximo 20 de noviembre.
Aquellos individuos de la “ceja”, aquellos que se reían de la derecha y del PP, porque anticipaban los acontecimientos catastróficos que, por desgracia, han tenido lugar en nuestro país, bajo los auspicios de esta pléyade de farsantes, sectarios e incapaces que nos han venido gobernando durante siete largos e insoportables años; aquellos que hacían mofa y befa de los católicos y no ponían reparos en afrentarlos con espectáculos irreverentes, soeces, ofensivos y sacrílegos; ahora, cuando se ven contra las cuerdas, cuando ven que se les van a acabar las ayudas de sus “protectores”; cuando se dan cuenta de que van a tener que vender los bodrios que han engendrado con los dineros públicos, obtenidos de los impuestos de los ciudadanos, a precio de saldo, si es que hay alguien lo suficientemente pazguato para pagar por ellos; sin saber resignarse a aceptar la realidad de lo que ha sido una gestión política y social nefasta, desconocida en toda la historia moderna de España, desarrollada por unos “aprendices de brujo” que han conseguido convertir a una nación, próspera y floreciente, en una ruina económica. Estos socialistas, que han entrado a saco en nuestras instituciones, imponiendo la ley del más fuerte hasta conseguir convertirlas, en sus manos, en meras ejecutoras de sus doctrinas trasnochadas, sus ideas bolchevizantes de finales de la II República y sus intentos de resucitar la división entre los españoles; pretendiendo reescribir la Historia de lo que fueron las causas del levantamiento del 18 de julio de 1936.
Esta secta, estos eternos resentidos que no han parado de trabajar para conseguir eliminar a la derecha, utilizando para ello cualquier oportunidad para atacarla, desprestigiarla, calumniarla y presentarla como la imagen del mal; presentándose como los representantes de la cultura y los redentores de los trabajadores españoles; no han hecho ascos, sin embargo, a hacerse ricos, usar coches de última gama y cobrar suculentos sueldos ( el ejemplo de la SGAES, ha sido un toque de alarma para los incautos que se fiaban de ellos) con los que han permitido, en la mayoría de los casos, llevar una existencia de despilfarro, de vida disoluta, de desorden y de drogadicción. Son los mismos que pretenden vendernos que tienen en sus manos el talismán capaz de conseguir la cuadratura del círculo: el que exista igualdad entre todos los hombres, trabajando poco y a cargo de un Estado, Gran Hermano, que se ocupe de todos. Lo que no dicen es cómo puede ser que sin esfuerzo, empresas, puestos de trabajo, directivos, financiación, competitividad y productividad, es posible generar la riqueza precisa para sostener una Seguridad Social, dar empleo a los parados, mantener el orden y sostener una Administración de Justicia capaz de solventar los conflictos entre los ciudadanos.
Las utopías de los del 15M son muy bonitas y parecen ser el remedio universal para conseguir la verdadera justicia; lo que no dicen, quienes mantienen tales ideas, es la manera de conseguir tales objetivos sin el trabajo, el esfuerzo, la excelencia educativa, la disciplina y el sometimiento a las reglas de una verdadera democracia, que se ocupe de establecer las normas precisas para que la necesaria libertad individual, la libertad de mercado, el orden, la competencia y los avances económicos, se compaginen con las mejoras sociales, los salarios justos, la atención pública a los enfermos y el cuidado de los viejos para que tengan una vejez digna. Sin la debida coordinación entre ambas propuestas no puede existir un Estado que sea viable, ni una nación que sea capaz de competir con posibilidades con el resto de naciones de su entorno político y económico.
El que, una vez más, los de siempre, aquellos eternos defensores de la izquierda radical; se hayan vuelto a vestir de redentores y se quieran presentar como los defensores de los maestros, los del 15M, los Sindicatos y las políticas trasnochadas del gobierno socialista; hablándonos de las viejas recetas comunistoides, creando todavía mayor confusión entre la ciudadanía y defendiendo un tipo de sociedad basada precisamente en las doctrinas de un PSOE que no ha sido capaz de demostrar, durante sus casi ocho años de gobierno, que su gestión, sus ideas, sus políticas sociales y sus ofrecimientos de empleo, hayan conseguido sus objetivos y sí, en cambio, ha dejado en evidencia el fracaso y las consecuencias de unas doctrinas sectarias que no han hecho más que traer más pobreza, más paro, más empresas destruidas y una evidente degradación de nuestras costumbres, nuestra educación ( una de las peores valoradas en Europa), nuestra influencia como nación y nuestra credibilidad financiera, hoy en día, puesta en entredicho fuera de nuestras fronteras.
Las 130 personas que han firmado este manifiesto de protesta (ya no sabemos cuántos han firmado) contra el PP, empiezan por ignorar, arteramente, los recientes resultados de las urnas en las que más de 30 millones de españoles depositaron su voto para reclamar un cambio de política y de gestores. Son una enclenque minoría, poco de fiar si nos atenemos a sus antecedentes y, evidentemente, poblada de personajes de poca catadura intelectual aunque, entre ellos, para su propia vergüenza haya algunos que presumen de intelectuales. Si, en realidad, supieran algo de política y ya no digamos de economía, cerrarían la boca y se quedaran quietos y callados en sus casas para no hacer el ridículo. ¿No se enteran esta banda de insensatos, de que, gracias a las “hazañas” de sus amigos del PSOE, España está ya colgada al borde del precipicio?, ¿ piensan estos faranduleros que podemos subsistir ni un día más sin colocar deuda pública con la que seguir pagando a nuestros parados?, ¿alguno de ellos sabe sumar y restar, aparte de tocar la guitarra o escribir guiones de cine, de modo que conozca que, cuando en un país se ingresa menos de lo que se gasta, la quiebra soberana está a la vista?¡ Claro que, con el ejemplo de algunos de nuestros ministros y su preparación intelectual, es posible que estos izquierdistas se crean poder darles lecciones! Cuidado pues con ciertos experimentos que puedan ser fatales para España. O esto es, señores, lo que pienso.
Miguel Massanet Bosch