“Pacta sunt servanda” es uno de aquellos latinajos atribuido a Ulpiano, en el Digesto, que los estudiantes de Derecho deben aprender cuando estudian Derecho Romano. Y como todo lo que se deriva de lo que nos legaron los romanos, tenía la enjundia, el marchamo y la consistencia derivada de aquella sólida civilización, que procedía de la Roma del Imperium Romano, aquel que se extendió por medio mundo conocido o lo que sería el equivalente a 6’5 millones de kilómetros cuadrados. Parece, sin embargo, que, en los tiempos que corremos, estos de la filosofía relativista y del desmadre político, estos de cumplir con las leyes, de mantener las promesas contraídas o someterse al imperio de la ley no está bien visto y, es evidente que, para muchos, es mucho más conveniente olvidarse de sus compromisos y actuar conforme a sus intereses, que el someterse a los mandatos de la ética, la moral, la justicia o la equidad; convendrá ver como se comporta nuestro Gobierno con los españoles.
Lo cierto es que, los ciudadanos de a pie, estamos asistiendo impotentes a un verdadero abracadabra o “abrazafarolismo ilustrado”, según expresión de nuevo cuño, al que nos han llevado nuestros políticos; a los que parece que, últimamente se han añadido los de este ente indefinible al que conocemos como Comunidad Europea cuando, en realidad, no se trata más que de la unión ficticia de un conjunto de países que pretendieron formar un ente supranacional y que, hasta ahora, no han conseguido más que crearse problemas comunes e implantar una moneda única, que ha encarecido la vida de los ciudadanos. Con la particularidad de que, a la hora de ponerse de acuerdo, cada uno de ellos pretende que el resto se amolde a sus intereses particulares. Lo cierto es que, lo que se ha demostrado durante los últimos años, tiempos de graves percances económicos y financieros; es que, lo que debería ser un verdadero Parlamento europeo, con una Constitución que unificara las leyes básicas que deberían regir para todos los miembros; sólo ha quedado reducido a un evidente liderazgo de Alemania y Francia, un grupo de países que, por las circunstancias que fueren, se ha quedado rezagados respecto del resto y una situación, cada vez más incierta y desconcertante, del modelo económico y financiero que se intenta inventar, cuando parece que para muchos el actual ha quedado obsoleto y desacreditado.
No se sabe muy bien si, los que han asumido la responsabilidad de sacar a Europa del lodazal en el que la crisis la tiene sumergida, asumiendo el empeño poco menos que imposible de sacar a Grecia de la situación a la que, la incuria de su gobierno y la evidente inconsciencia de sus ciudadanos –empeñados y conservar un modus vivendi que no han sabido ganarse, como han hecho los alemanes, con disciplina, estudio, trabajo y sacrificio –, la han conducido. Un espejo en el que deberíamos mirarnos los españoles, aquejados de similares defectos y abocados, si Dios no lo remedia, a tener que asumir sacrificios dolorosos, aunque nuestros actuales gobernantes, en un dechado de irresponsabilidad, se empeñen en negarlo, minimizarlo y desconocerlo. Y si alarmante resulta la falta de claridad de ideas de nuestros guías europeos, sus disputas entre ellos y sus constantes vaivenes, en cuanto a la política económica y financiera que deben adoptar para combatir la crisis; no hay duda de que, la presencia del señor Timothy Geithner, secretario del Tesoro de los EE.UU, en la reunión del ECOFIN que se celebra en Polonia, para pedir a la CE imitemos lo que ellos implantaron en su nación por medio de las inyecciones de fondos, desde la FED a los bancos en dificultades ( compra de activos tóxicos); pidiendo que se avale al BCE con el Fondo de Rescate para la compra masiva de bonos periféricos.
No sé si el inmenso endeudamiento de los EE.UU., si sus problemas de desempleo, si la variable y contradictoria política social y fiscal del señor Obama o la evidente decadencia de la nación, otrora, más rica del mundo; en las actuales circunstancias, puede ser un buen ejemplo para una Europa en la que parece que todo se ha supeditado a salvar a Grecia, olvidándose de que hay otros países que están a la cola, a los que, como ocurre con España e Italia, se los está manteniendo, extraoficialmente, en la UCI, mediante la compra masiva de su deuda por el BCE, una situación que, los mismos mercados bursátiles, se están encargando de agudizar. Lo cierto es que, últimamente, el BCE lleva ya comprados del orden de 74.000 millones de euros de deuda italiana y española. El volumen de la deuda total de las Administraciones públicas españolas aumentó, en el segundo trimestre de este año, en un 16’5%, alcanzando los 702.806 millones de euros (un 62’2% del PIB) y la de las CC.AA, se incrementó en un 23’5% hasta los 133.172 millones de euros (un 12’4% del PIB).
Parece ser que, si excluimos a Alemania (donde parece que los liberales del FDP están decididos a impedirlo), se intenta seguir utilizando el procedimientos de irse endeudando más, ya no sólo para ayudar a Grecia ( una opción que se ha retrasado al mes de Octubre) y que cuenta con la oposición de Finlandia, que pretende que le garanticen que le será devuelta su aportación; sino que, incluso, para prever un empeoramiento de la situación de España e Italia, para lo cual se intenta utilizar métodos, como la emisión de eurobonos ( la propuesta de Durao Barroso) o bien ampliando del Fondo de Rescate en 500.000 millones de euros; unas soluciones con las que no parecen estar de acuerdo los alemanes (que están en un 82% en contra de la gestión de Merkel), que preferirían que Grecia quebrara, como ha manifestado el señor ministro de Economía, Philipp Roesler (FDP), al decir que “la quiebra de Grecia no debe ser un tabú”. Alarma que, el BCE, se haya convertido en el refugio de aquellas economías que, como la nuestra, no han sabido hacer los deberes y en las que, el sistema financiero esté gravemente dañado debido al derrumbe de la burbuja inmobiliaria y, sus balances, no hayan sido regularizados para adaptarlos al verdadero valor de sus activos inmobiliarios. Lo cierto es que, nuestros bancos, ya llevan vendiendo deuda al BCE por un importe de 69.900 millones de euros.
Es evidente que, para el simple ciudadano, todas estas operaciones de alto nivel le resultan difíciles de digerir, pero no hay duda de que percibe que estamos en un momento en el que, lo que pueda hacer nuestro gobierno – ya no nos referimos al de ZP o del señor Rubalcaba, que parece centrado en meterse con Rajoy y apelar a soluciones con las que pretende, solamente, rédito electoral pero que, dentro de la economía nacional, no son más que naderías sin ningún efecto ni para el empleo ni para solucionar nuestro excesivo endeudamiento – es intentar reducir su gasto público y dar un empujón a nuestra empresas, especialmente a las medianas y pequeñas, para que puedan acceder a créditos y obtengan ventajas de tipo fiscal y laboral que les animen a reanudar o incrementar sus actividades. En todo caso, sería deseable que, el gobierno, dejase de valerse de este hermetismo con respecto a los temas económicos y financieros que nos afectan directamente y diera cuenta, a la ciudadanía, de cuál es la verdadera situación de nuestro país, no sólo respecto a los sacrificios que se deberán asumir y las restricciones que deberemos soportar, dentro de España; sino que debería informarnos de cuál es nuestra verdadera situación dentro de la CE y las posibilidades que existen de que llegue un momento en que debamos ser “rescatados”. O esta es, señores, mi forma de percibir el problema.
Miguel Massanet Bosch