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Penoso, señor Rubalcaba, penoso y antidemocrático (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el septiembre 20, 2011 por admin6567
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“De todos los hechos culpables ninguno tan grande como el de aquellos que, cuando más nos están engañando, tratan de aparentar bondad”

El gran patricio romano Marco Tulio Cicerón, jurista, político y gran orador, amén de pesadilla de los estudiantes de latín que debían enfrentarse a sus Catilinarias o a sus Tratados de Oratoria y Retórica en el Florilegio romano, tuvo, sin embargo, una clara percepción de este mal endémico de la humanidad, conocido como la lacra de la hipocresía. En su obra, De Officiis, dejó reflejada una ajustada definición de lo que, para él, constituía este mal hábito tan extendido entre los políticos y gobernantes, “De todos los hechos culpables ninguno tan grande como el de aquellos que, cuando más nos están engañando, tratan de aparentar bondad”. No queda la menor duda de que, el gran orador romano, sin pretenderlo, fue capaz de hacer un retrato robot, físico y psíquico, del ex vicepresidente del Gobierno socialista y actual aspirante al cargo de presidente de la nación, señor Alfredo Pérez Rubalcaba.

Si no conociéramos el paño, si no le hubiéramos tenido que soportar, en el Gobierno, durante casi dos legislaturas y no fuéramos conscientes  de las “habilidades” de este viejo zorro de la política, que es el señor Rubalcaba; es posible que, hasta consiguiera convencernos de su buena fe y su monástica filosofía de lo que, seguramente, se pudiera considerar como un mundo ideal. Desgraciadamente para él, ya son muchos los años que lo venimos siguiendo en su peripecia política y, muchas más, las veces en que hemos podido ser testigos de sus martingalas, ardides y marrullerías para conseguir disimular, negar, tergiversar y diluir en la nada los múltiples errores, obscenidades, desaguisados y vulneración de las leyes que, a lo largo de casi ocho años, han sido capaces de perpetrar, uno tras otro, los diversos miembros del PSOE, que han venido ocupando cargos de responsabilidad en el Ejecutivo.

Así pues, que nadie se llame a engaño cuando, de nuevo, con su hábito político de monje franciscano y su tono de apacible predicador, se dedica, ahora en Catalunya, a decirle a la gente lo que ésta está dispuesta y le gusta oír, sin que se le caiga la cara de vergüenza cuando predica como deseable algo que, en su día, había desechado por  considerarlo rechazable de todo punto. Así ha aceptado, a regañadientes, la reimplantación del impuesto sobre el Patrimonio cuando, apenas hace un año, lo rechazó por ser ilegal, malo para el ahorro y negativo para el país. Ahora, cuando está mendigando los votos de los catalanes, impotente ante los votantes de CIU y el PP, ha decidido congraciarse con los nacionalistas radicales y, como si se cayera de un guindo, ha convertido su discurso en una alegato contra los tribunales de Justicia y, naturalmente, contra un PP que, a su juicio, no piensa más que en perjudicar a Catalunya. ¡Quién le ha visto y quien le ve! De ministro de Interior que se mostraba tan  legalista con el caso Gürtel, que tanto recomendaba a los que fueron acusados de delitos de cohecho pasivo, que aceptaran las sentencias de los tribunales y dimitieran, aunque ni siquiera estuvieran imputados; véanlo en su nueva faceta, quejándose de que el TSJC  haya fallado a favor de unos padres, que sólo pedían que se cumpliera la Constitución.

Y es que, tanto la señora Chacón, todavía ministra de Defensa (aunque parezca algo imposible de entender), como nuestro transformista candidato socialista, actuando de agitadores antisistema, protestando contra las leyes que obligan a todos los españoles a conocer el castellano y a poder ser educado en él. No se le caen los anillos a Rubalcaba  cuando les dice a los catalanes que él, él solo, va a conseguir cambiar las leyes de la nación para que el Tribunal Constitucional no pueda pronunciarse sobre el Estatut. Lo malo, señor mío, es que – aunque tarde, mal y con poca coherencia ­– ya lo ha hecho. Le recordamos que, el alto Tribunal, declaró 15 de los artículos inconstitucionales y mandó revisar otros 27 por prestarse a malos entendidos. Esto lo sabe todo el mundo, menos usted. Otra cosa es que, como ya anunció el señor Zapatero, cuando los impenitentes nacionalistas catalanes elevaron el grito al cielo por lo que, ellos, consideraban un atentado a Catalunya; se han utilizado todos los medios, legales e ilegales, los chantajes, las presiones políticas y todos cuantos impedimentos han podido, para intentar retrasar, al máximo, la ejecución de la sentencia y, para ello, se han venido incumpliendo reiteradamente todas las sentencias que, en virtud de aquella resolución, han emitido los Tribunales Superiores de Justicia de determinadas autonomías.

No ha bastado que el señor Guirao de ERC se llevase las manos a la cabeza con la sentencia que daba la razón a los padres de los escolares que pidieron amparo, no ha sido suficiente que el señor Mas de CIU haya amenazado con tomarse la justicia por su mano y actuar con la fuerza “ de un tren” contra España ni ha conseguido apaciguarlo el hecho de que el flemático señor Durán y Lleida haya olvidado que es un jurista y abogado, para respaldar el levantamiento de .los catalanes en contra de las leyes estatales; para que, el señor Rubalcaba, haya ordenado a los fiscales, por medio de su sucesor y “corre ve y dile”, señor Camacho, para que tomen medidas legales en contra de aquellos que se han negado a aceptar las resoluciones de la Justicia, sino que, para mayor escarnio del candidato, lo que ha hecho es unirse a ellos, apoyarlos y manifestarse en pro de los derechos, de los catalanes, a impartir la enseñanza tal y como les pluguiera, sin detenerse ante temas tan “nimios”, como es el cumplir con la Constitución española de 1.978.

No contento con ello, nuestro desesperado candidato, viendo que la fecha de las elecciones se acerca y no consigue acercarse al PP, ha decidido pasarse al bando de lo progres, de la extrema izquierda y de este grupo de trashumantes de la política que se hacen llamar los del 15M; para lanzarse a tumba abierta, caiga quien caiga y pese a quien pese y, así, ha anunciado que si consigue ser Presidente del gobierno va a promulgar las leyes necesarias para que la Constitución ni el TC puedan interferir en la voluntad “soberana” de los catalanes, expresada ( como ya han intentado) a través de consultas públicas. Se olvida nuestro beatífico candidato de algunos detalles que no se resuelven con fórmulas químicas, algo en que le suponemos experto, si no con la aplicación de normas legales que, cumpliendo los mandatos constitucionales, son las que establecen los medios, los procedimientos, los tribunales competentes y las mayorías necesarias de las Cámaras, que son precisos para modificar nuestra Carta Magna; algo en lo que, al parecer, nuestro excéntrico personaje ya no está tan bregado, a pesar de haber estado en el cargo de ministro de Interior durante muchos años.,

Lo que le ocurre al señor Rubalcaba es que, por mucho que intente disimularlo, tiene los pies enterrados en el lodo del caso Faisán; algo que si no consigue “arreglarlo”, el tres veces laureado por Rubalcaba, juez Bermúdez, pudiera llegar a crearle serios problemas. Al parecer, el juez Bermúdez, como presidente de la Sala de lo Penal del TS, no ha dudado en intentar inmiscuirse en las competencias del magistrado que lleva el caso y ha querido que, la cuestión de si hubo colaboración con banda armada (algo evidente en el caso Faisán) fuera contemplada por el pleno de los magistrados, utilizando un procedimiento verdaderamente inusual. Ahí es posible que, la magistratura, se juegue el último cartucho respecto a la poca fe de los ciudadanos en la Justicia y ahí veremos hasta donde llega el candidato en su empeño por engañar, una vez más, a los ciudadanos en su propio beneficio. O esta es, señores, mi opinión.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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