aquellos que estiman que, el concepto de patriotismo nacional, patriotismo y orgullo de sentirse español, es algo obsoleto, demodé como dirían los cursis…
Cuando uno se baja los pantalones para sentarse en la taza contribuye, sin duda, a aumentar, junto a otros miles de millones de personas, a producir millones de toneladas de detritus, que se esparcen por mares y tierra. Para algunos puede que les encuentren un aspecto beneficioso por su contribución a alimentar ciertas especies de la fauna marina o coadyuvar, como ocurre con el guano de los murciélagos, a fertilizar las tierras pero, para otros, es posible que no sean más que asquerosas muestras de lo que realmente es la humanidad: un depósito auto descargable de heces malolientes.
Algo similar siento yo respecto a todos aquellos que estiman que, el concepto de patriotismo nacional, patriotismo y orgullo de sentirse español, es algo obsoleto, demodé como dirían los cursis, haciéndoles “el caldo gordo” a estos que se han valido de historias apócrifas para inventarse lo que, al parecer, prefieren definir como “un nacionalismo periférico” ( vayan ustedes a saber lo que entenderán por esto) para confrontarlo con lo que ellos entienden como “un nacionalismo español, rancio y centralista”. Y es que, estos socialistas que, en mal hora, se hicieron con el poder, no saben hacia dónde volverse para agarrarse al clavo, aunque esté al rojo vivo, con tal de conseguir supervivir al mal trago del 20N. Dicen: “Los socialistas no planteamos una revisión del modelo territorial establecido en la Constitución, pero sí estamos comprometidos con un esfuerzo común para mejorar su funcionamiento”. Si consideran al nacionalismo español rancio y centralista ¿no será que la mejora que proponen es la del Estado federal o, quizá, la de una confederación de estados al estilo americano?
Y, si es lo último lo que quieren conseguir ¿no lo harán buscando dividir a España en pequeñas porciones, cada una con sus propias leyes, policías, sistemas impositivos y, naturalmente, gobiernos auto gestores? Y ¿por qué? nos podemos preguntar. Está claro, para favorecer a las autonomías que se han fijado, como primera etapa, la autogestión para, en una segunda etapa, pedir y conseguir la independencia; algo mucho más sencillo si se trata de una nación dividida que, si se trata de una España unida por una constitución y defendida por un Ejército. Si, señores, somos de los que, cuando olemos el metano, sentimos náuseas. Por eso, cuando hemos tenido que escuchar a elementos como López Tena declarar, sin ningún miramiento, que “España roba cada día a cada catalán 3.000 euros”, aparte de que la cantidad citada ya se descalifica por si misma, por ser algo imposible, como tuvo que rectificar el propio Tena reduciéndolo al año; no nos queda más remedio que valorar muy negativamente y como un alta traición a la patria, el hecho irreparable de que el Gobierno socialista permitiera que se aprobara un Estatut catalán que les ha otorgado, prácticamente, un autogobierno encubierto.
Y es que, si ya resultó inconcebible que el Gobierno de ZP no interviniera, con todos los medios que le otorga la Constitución, ante los desafíos manifiestos de una celebración de referendos para decidir si se separaban de España; si resulta imperdonable que los sucesivos gobiernos del CIU y del Tripartito, se hayan declarado claramente partidarios de la independencia y, para afirmarse en ello, hayan comenzado por incumplir la Constitución en lo referente al uso del español en las aulas, insistiendo, pertinazmente, en ello, a pesar de las diversas sentencias de los tribunales, entre ellos el TSJC, obligándoles a acatar los preceptos constitucionales que avalaban los derechos de los padres a educar en la lengua vehicular a sus hijos. Ahora, cuando CIU, de nuevo, ha ascendido al poder, no parece que este cambio de color político haya mejorado, en cuanto al respecto por la Constitución, la política de sus antecesores. Y ello queda avalado por los siguientes datos que hacen dudar de la aparente austeridad del gobierno del señor Mas que, curiosamente, ha empezado a recortar por sanidad y gastos sociales ( retraso en pagos a residencias de ancianos) y, sin embargo, vean en lo que siguen gastándose los dineros ( datos recogidos de un artículo de Libertad Digital):
a) La Generalitat invirtió 159 millones de euros en fomentar la inmersión lingüística en catalán; 20 millones a subvencionar medios que usan el catalán; y para el 2012 está previsto gastar 1’5 millones en doblajes en catalán.
b) El Consejo de Garantías Estatutarias (que asesora sobre el Estatuto y la Constitución) perfectamente prescindible, recibe una subvención de 3’6 millones de euros.
c) El Sindic de Greuges (una especie de ombudsman versión catalana) y otros organismos que imitan la estructura del Estado central, igualmente prescindibles, reciben, en total, la cantidad de 31’3 millones. La TVC (televisión catalana) recibe una subvención de 388 millones y Catalunya Radio recibe otros 49
d) En cada una de las comarcas existen los Consejos Comarcales, perfectamente prescindibles, que tiene asignados 630 millones y emplean a 2.700 trabajadores, mil de ellos consejeros
e) La guinda del pastel y las niñas de los ojos del infumable señor Carot Rovira, las “embajadas” y “la política exterior” del “estado” catalán consumieron por un importe de 35 millones de euros.
f) La Secretaria general de deportes de la Generalitat tiene un presupuesto de 82 millones de euros. Y no nos olvidemos de la Diada (11 de septiembre) que tiene un coste de 300.000 euros. Todo ello dejando aparte los famosos “informes” solicitados por la Generalitat que en el 2007 costaron 31 millones (algunos tan peregrinos como el cultivo de la avellana o el mejillón cebra)
g) Otro organismo que representa la censura de prensa en Catalunya, la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, que controla los medios públicos, y el CAC, que, en total cuenta con 10 miembros pero que perciben unos sueldos, cada uno de ellos superiores a los 100.000 euros anuales, ¡1.000.000 de euros!
Nadie discute, al señor Mas, que recibiera una herencia, del Tripartito, de un déficit de las cuentas superior a los 8.000 millones de euros y que, en consecuencia, era imprescindible recortar gastos públicos pero, lo que no resulta tan comprensible es que, la tijera podadora se empiece cebando en las prestaciones sanitarias y no se hubiera comenzado por reducir todos aquellos gastos, perfectamente prescindibles y, evidentemente, superfluos, si no queremos considerarlos despilfarros y partidistas (la mayoría de ellos estaban dedicados a promocionar la lengua catalana algo que estaría muy bien si, al mismo tiempo se respetara la española tal y como ordena nuestra Constitución). Recordemos que Catalunya ha sido favorecida, hasta hace unos pocos meses, por el gobierno de Zapatero que ha tenido que ceder en todo lo que le pedían los mandatarios catalanas si quería que le correspondieran en el Parlamento para sacar la cantidad de leyes que han acabado con España y que nos han convertido en la pesadilla de toda Europa.
Y para muestra basta un botón. La noticia está caliente, el señor Mas ha cerrado, para ahorrar, el 40% de los quirófanos y el 20% de las camas y, sin embargo a doblado las subvenciones para promocionar el catalán en el extranjero con un importe adicional de 705.000 euros. ¿Ustedes lo entienden? Yo tampoco, pero ya no me admira nada.
Miguel Massanet Bosch