La realidad es que, los ciudadanos de a pie, no logramos salir de nuestro asombro. Es evidente que existen, en nuestro sistema bancario, puntos oscuros que no se sacan a relucir, seguramente por no provocar la inquietud entre los depositantes e inversores; a lo que, es muy probable, que haya contribuido, con su opacidad y su dependencia del gobierno de la nación, el Banco de España, del señor Ordóñez, que ha contribuido con su oscurantismo a que, estos secretos bancarios difíciles de explicar, no hayan aflorado a la superficie. Sin duda, hay algo que no se puede mantener en secreto: la deuda de los bancos españoles con el BCE. Lo cierto es que se mantiene en sus límites máximos cuando, en septiembre pasado, la cifra ascendía a 69.299 millones de euros. Esta cantidad es el saldo que está pendiente de devolución al “instituto emisor europeo” como consecuencia de la financiación recibida de él. En términos de toda Europa, nuestra deuda representa el 17’9% del Eurosistema. (385.451 millones de euros)
Y es que, cuando se nos dijo que, por medio del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), constituido con un fondo inicial de 90.000 millones de euros, se iban a sacar de apuros a las cajas en situación de prequiebra y a los bancos en iguales condiciones; supusimos que, con ello, el problema de nuestro sistema bancario quedaría solucionado y que los resultados negativos en sus balances, debidos a los percances inmobiliarios y su correspondiente devaluación, se solucionarían. Las fusiones forzadas o voluntarias de distintas entidades de ahorro y su conversión en bancos, según fueren sus circunstancias, debería ser un remedio suficiente para sacarlos de su precaria situación. Pensamos que, como consecuencia lógica de la mala gestión que hizo precisa la ayuda gubernamental, todos sus antiguos directivos y correspondientes consejos de administración, serían sustituidos por otros, sin que ello supusiera emprender los procedimientos penales y administrativos para exigirles responsabilidades por su mala gestión. Nada de ello ha sucedido y observamos que, muchos de los antiguos gestores, permanecen en su lugar, cobrando sueldos astronómicos, a pesar de las ayudas que se les han concedido, como si nada hubiera sucedido.
Hemos visto como, por parte de las agencias de calificación de la deuda, primero S&P y Fitch, se han ido rebajando los ratings de la deuda a largo plazo de la gran banca española (BBVA, Bankinter, Banco de Sabadell, Banesto, CaixaBank y Banco Popular). Hace unos días Fitch y S&P rebajaban la nota de España en dos escalones y, ayer mismo Moody’s se sumó a sus colegas, reduciéndola, a su vez, en dos escalones (de AA2 a A1), manteniendo su perspectiva negativa. Y si queremos sumar 2 más 2 para que sumen cuatro, no hace falta más que contemplar el continuo y persistente aumento de la morosidad bancaria que se ha vuelto a situar en límites de record alcanzando el 7’15% lo que, según los expertos, podría llevar a un aumento hasta el 8% a finales de año. ¿Y, a qué se debe esta escalada de impagados?, básicamente se debe a los créditos recibidos por el sector inmobiliario, que se han situado cercanos al 18%. Un informe técnico, aparecido en una publicación económica, valora así las consecuencias de esta situación: “Respecto al impacto global de dicha morosidad sobre el total del sistema financiero, debemos tener presente que un límite superior al 10% con un grado de pérdida total del 50% puede suponer una quiebra total y colapso del sistema”.
Estos días hemos estado oyendo hablar de la necesidad de “recapitalización de las entidades bancarias” y hemos tenido la oportunidad de observar la controversia que esta propuesta ha creado en Europa, porque, mientras el BCE la rechaza y pide que, el Fondo de Rescate, avale la deuda de España e Italia.; cuando, otros países, encabezados por Francia, quieren usar el fondo de rescate para recapitalizar los bancos. Uno, en su ignorancia, se pregunta por qué, en España, el Gobierno, a través del Banco de España se muestra satisfecho por el coste de la “recapitalización del sector financiero” afirmando que “sólo han costado 7.550 millones de euros”, cuando, en estas cifras, se han olvidado de mencionar lo que ya llevaban invertido en apoyar al sistema financiero que, desde el principio de la crisis, en el 2007 ( cuando ZP dijo que, el sistema español, era “el sistema financiero más sólido del mundo” y el hecho, irrefutable, de que: de las 45 entidades que existían hace dos años apenas quedan 15 en la actualidad.
El FROB ha invertido en el rescate de cajas una suma superior a los 25.000 millones de euros. A eso hay que añadir que, el Banco de España, avalará la compra de la CAM con otros 25.000 millones de euros. Si hablamos de avales públicos para le emisión de deuda bancaria, alcanzan ya los 64.000 millones de euros. Así resulta que, si tomamos en cuenta el total de avales, créditos y nacionalizaciones, el apoyo público a bancos y cajas alcanza la cifra total de 115.000 millones de euros. Pero todo ello sólo en rescates de bancas y bancos en apuros, al menos hasta ahora. No obstante, ahora estamos hablando de bancos de primera fila que, por lo visto, también tienen apuros con la emisión y renegociación de su deuda. Y, cuando Blanco habla de que “ Ni un solo euro de los contribuyentes irá a sanear el sistema financiero”, la señora Salgado ( cuyas imprevisiones ya nos llevan costando más de 4.200 millones de euros a los españoles) anunció este jueves que prevé unificar los tres fondos de garantía de depósitos existentes de bancos, cajas y cooperativas de crédito, para transformarlas en un solo Fondo de Garantía de Depósitos que va a proveer al FROB ante las pérdidas netas potenciales que puedan darse en el proceso de reestructuración. ¿Y, de la garantía de los depósitos de los depositantes, qué?
Y suena a paradójico que, el señor Botin, del Banco de Santander, ahora y no cuando se reunió con el señor ZP, en compañía de otros banqueros, para pedirle ayuda para bancos y cajas; piense que se deberían haber dejado caer las entidades financieras que no eran viables. ¡Otro gallo nos hubiera cantado si se hubiera procedido de esta manera! Claro que, a toro pasado, todos pueden opinar sobre el arte del torero. Pero no vale lamentarse cuando se habla de “rescate” de las deudas españolas e italianas. Ahora se estudia garantizar, a cargo del fondo de rescate, un 20% de la deuda emitida a inversores privados. Para Botín la propuesta de recapitalización “indiscriminada” de la banca “no debe forzarse!” hasta que se resuelva de forma “definitiva” el problema de la deuda pública y de la crisis que arrastra al euro”; tampoco, el banquero, se muestra partidario de acudir a la implantación de la Tasa Tobín (un impuesto sobre las transacciones financieras especulativas), considerando que su implantación significaría gravar al sector con nuevas cargas que, en la actualidad, no está en condiciones de soportar.
En definitiva, para los simples ciudadanos, todo este galimatías financiero es posible que nos suene a excesivo, a muy centrado en un solo tema y muy alejado de lo que verdaderamente necesita el país, que preferiría ver en sus gobernantes la misma preocupación que demuestran por los bancos, aplicada a mejorar la situación de las empresas, el promover políticas de reactivación de la economía que son, en realidad, las que crean puestos de trabajo, algo que, visto lo visto, resulta esencial. O esta, al menos, es mi visión del problema.
Miguel Massanet Bosch