Mucho nos tememos que, el señor Rubalcaba, se ocupe de que los medios al servicio de PSOE no paren de jalear esta “presunta” rendición de la banda terrorista ETA, hasta el mismo día en que tengan lugar los comicios del 20N. Sin duda, nuestro Rasputín del PSOE ha conseguido su objetivo de desviar la atención del público de los graves problemas en los que su gobierno nos ha metido, para aprovecharse de la frágil memoria de sus seguidores de izquierdas y de la facilidad con la que dan crédito a todo aquello que pueda perjudicar a la derecha, aunque se trate de un mero placebo político, para intentar lo que, en lenguaje coloquial, se entiende como “barrer para dentro”. Sabe el señor candidato que, en la difícil situación en la que se encuentra, con tantos factores que limitan sus aspiraciones a la Moncloa y con tan poco tiempo para contrarrestarlos; el golpe de efecto que han conseguido con la declaración de ETA, diciendo que no van a volver a utilizar lo que ellos llaman “ la lucha armada” –que para cualquier persona decente se traduce a que se comprometen a no llevar a cabo más asesinatos de inocentes – es una regalo que no voy a decir que imprevisto (porque ya llevan tiempo preparándolo con la bandas, a través de sus contactos secretos), que, al menos, puede distraer a los futuros votantes de lo que son los verdaderos aprietos financieros, económicos y sociales a los que nos vemos obligados a enfrentarnos.
Porque, si lo que nos interesa es ver las posibilidades que nos quedan de salir, con cierta dignidad y no demasiado trompicados, de nuestra actual realidad económica; no nos quedará otro remedio que encomendarnos a los Cielos para que hagan el milagro necesario para que, España, ya no con un gobierno socialista, en cuyo caso sería imposible, ni siquiera con un milagro; sino con el propio gobierno del PP, podamos superar, sin dejarnos el pellejo en el intento, el panorama de sacrificios, privaciones y renuncias que, en estos momentos, parece que va a ser imposible evitar. Lo malo es que, como ha dicho el señor Jean–Claude Junker, presidente del Eurogrupo, “La Eurozona está dando una imagen desastrosa” y, es cierto que, los rifirrafes que tienen lugar entre los miembros de la mal llamada Unión Europea, parece que, como ocurre entre Francia y Alemania, de lo único que, de verdad, se preocupan es de sacar beneficios para sus respectivas naciones, sin que se vea ni un asomo de la famosa unidad que se presumía debiera existir para afrontar los problemas comunes, como el del euro y de la deuda, que amenazan con llevar, a esta joven comunidad de naciones, a una situación capaz de provocar un nuevo crack mundial.
Porque, señores, mientras nos estamos congratulando vendiendo la piel del oso antes de haberlo cazado; dando, con una frivolidad rayana en estupidez, la derrota de ETA cuando la realidad es que ha conseguido un triunfo sonado, al lograr internacionalizar un conflicto que era puramente interno de nuestro país y, al hablar de “mesas de negociación”, equiparándose a los representantes legítimos de nuestra nación; lo verdaderamente importante es que, las perspectivas económicas y financieras a las que nos deberemos enfrentar, ya no dependen tanto de nuestras medidas internas, que también, como de lo que decidan el FMI, el BCE, el ECOFIN, y Bruselas sobre temas tan espinosos, como la recapitalización de la banca, para lo cual parece que, en esta escalada insensata de destinar miles de millones a salvar a los especuladores, han decidido destinar otros 100.000 millones de euros. No es raro que los principales bancos españoles ahora se quejen y levanten el grito al cielo, cuando ya se ha anunciado que, como medida previa, se les va a exigir a los bancos de la UE un ratio de capital de calidad, del 9% frente al 5% de las pruebas de estrés realizadas en julio.
Lo cierto es que, en Europa, parece que no hay el suficiente sentido de unidad ni de serenidad, que sea capaz de dar la sensación de que se tienen las ideas claras a cerca de las medidas precisas para iniciar una recuperación consensuada, posible y que inspire suficiente confianza a los mercados; cosa que nos parece algo inalcanzable si, como parece que están dispuestos a proponer algunos miembros de la Comisión, como el comisario de Servicios Financieros, señor Michel Barnier, que ha manifestado estar sopesando prohibir a las agencias de rating publicar notas sobre los países de la UE rescatados. Seguramente, este iluso señor, es de los que estaría dispuesto a poner puertas al campo. El pensar que una media de censura, como esta, va a impedir a los inversores seguir confiando en lo que, hasta el momento, ha sido su principal indicador a la hora de hacer una compra o decidir una venta de valores mobiliarios, es que está viviendo en las nubes ( como parece que tiene intención de hacer ZP en su retiro dorado, de León, contando nubes desde una hamaca) y, seguramente, no ha sopesado debidamente el efecto que, en el resto de mercados mundiales, tendría una medida tan absurda en tiempos de Internet y las redes sociales.
Sea como fuere y diga lo que diga el señor Rubalcaba –que pretende sacar del apuro a España gravando más a los bancos para crear más empleo, cuando lo que debería hacer es obligar a los bancos a dar más créditos a las empresas para despertarlas del letargo en el que, la política nefasta de su gobierno, las ha dejado –.lo cierto es que, la señora Merkel, esta dama de “hierro” que corta el bacalao en la UE, quiere que Madrid y Roma se comprometan a nuevas medidas de ajuste, para alcanzar sus objetivos de déficit. Parece que en el “borrador” que se ha filtrado para ser presentado cuando se celebre la cumbre del G20, se habla de “esfuerzos adicionales” que deben hacer los “países en dificultades” entre los que, al parecer nos encontramos. Esto supone lo que se podría calificar como “un segundo ajuste fiscal”. Una desesperada y cada vez más estresada, Elena Salgado – a la que le ha tocado bregar con la más fea – parece no dar la talla para una labor tan titánica como es pretender, cuando ya es tarde para reaccionar, intentar demostrar que España no necesita ayuda buscando a toda costa alargar cualquier decisión de la UE que se pudiera producir antes del 20N, que pudiera acabar con la, casi nula, confianza en el Ejecutivo socialista de la mayoría del pueblo español. Habla de que “ya se han adoptado muchas medidas, como la reforma de la Constitución” y sigue: “hemos, hemos y hemos…” muchas medidas de poca monta, insuficientes, como la llamada reforma laboral que sólo ha sido una engañifa para contentar a los Sindicatos.
Parece ser que, la tan cacareada mejora del déficit, que nos vendieron los socialistas para este año 2011 (un 6%), no está nada claro que vayan a conseguirlo, es más, ya se habla como mínimo de un 6’2% y, extraoficialmente, se barajan cantidades que oscilan desde un 7% hasta, incluso, un 8%. Y es que, la señora Merkel, ya está harta de que se les engañe, como ha hecho, repetidamente, Grecia y parece que, la canciller alemana, no está dispuesta a que lo sucedido con los helenos se repita ni en España ni en Italia y, por ello, quiere que nos comprometamos a un “plan de ajuste claro y preciso”; lo que quiere decir que el darle largas a poner en práctica las medidas que, aparentemente, se establecieron en su día, sin haberse concretado en nada positivo; al fin y a la postre, quien va a verse obligado a hacerse cargo del “marrón” van a ser los del PP; si es que consiguen la mayoría absoluta que les permita gobernar con libertad. La verdad es que no les arriendo la ganancia. No obstante, lo que es evidente es que, si quienes nos han de salvar del naufragio van a ser los mismos que abrieron la brecha de agua en el barco, ya ninguna esperanza nos queda a aquellos que hemos soportado el yugo del PSOE durante casi 8 años. O esta es, señores, mi forma de ver la situación.
Miguel Massanet Bosch