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Por la buena senda (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el diciembre 3, 2011 por admin6567
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Sin prisa pero sin descanso

George Eliot  califico a Wolfgang von Gohete como "el más grande hombre de letras alemán… y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra”. Pues bien, este gran escritor, novelista, dramaturgo y científico alemán, fue quien dejó dicho para la posteridad lo siguiente: “Sin prisa pero sin descanso”. Un lema escueto pero de gran contenido que, si me lo permiten, voy a aplicar a la actividad de don Mariano Rajoy que, con una dedicación y una entrega absoluta, viene desarrollando desde que las urnas, el pasado 20 de noviembre, le otorgaron la holgura de disponer de 186 parlamentarios y 135 senadores, la mayoría absoluta en ambas cámaras. En sólo dos semanas ha dejado mudos y sin argumentos a quienes, irritados por no conseguir sacarlo de sus casillas, llegaron a calificarlo de “vago” y “abúlico”. Tampoco han faltado los que y, entre ellos, algunos de su propio partido, hubieran preferido que el futuro presidente se dirigiera más a los españoles, se mostrara más en público o se pavoneara de su abultada victoria. Nada de eso ha sucedido, afortunadamente.

Lo cierto es que, su despacho particular de la calle Génova, está que arde. En él se ha encerrado el presidente in pectore, no para descansar, no para hacer crucigramas o buscarse apoyos de otros partidos, no señores, el señor Rajoy, al que yo mismo he criticado en numerosas ocasiones por su falta de reacción ante determinadas leyes socialistas y por su aparente indiferencia ante la decadencia del Estado; ahora, cuando le ha tocado el turno de ocuparse de España, se ha sumido en cuerpo y alma en su labor de ponerse al corriente de todas las facetas del Estado cogiendo, desde el primer momento, al toro por los cuernos y utilizando el periodo de interinidad que la ley le obliga respetar, para comenzar a gobernar desde el domicilio de su propio partido. Mientras el PSOE sigue lamiéndose las heridas de su derrota y se han comenzado a levantar las voces críticas contra las actuación erróneas del último gobierno; saliendo a relucir las ambiciones personales de aquellos que pretenden pugnar por la secretaría del partido, en un ejercicio de desvergüenza que no tiene par, si es cierto que, los candidatos que parece son los que más se ofrecen para tal cargo, son los mismos que han contribuido, con sus torpezas, a la gran derrota del partido y a llevar a España a la penosa situación actual; entre las filas del PP, por el contrario, todo se viene realizando con orden, con ejemplar eficiencia y con la moderación que requiere el saber que, todavía, no están en el gobierno y que deben respetarse los tiempos y las normas.

Si, al siguiente día de las elecciones, el señor Rajoy ya se puso en contacto con varios de los principales dirigentes de las naciones europeas y pronto fueron más de 20 los personajes con los que cambió impresiones sobre la situación de Europa y las particularidades de la crisis y sobre los medios para intentar superarla; se puede decir que, desde entonces, el trabajo que viene desarrollando el futuro presidente, desde detrás de las candilejas, demuestra que España ha escogido a la persona adecuada para poner freno a la serie de desatinos llevados a cabo por el anterior Ejecutivo, para empezar a dejar claro que él sí va a gobernar que, para eso, fue que le votamos los ciudadanos españoles.

Y así vemos como, aparte de sus conversaciones con los líderes europeos, por lo que se refiere a la política interior, ya se empiezan a observar señales claras que pueden darnos una idea bastante clara de cuáles van a ser sus prioridades. La primera, sin duda, un recorte sustancial del gasto público. Se ha reunido con los banqueros no, como lo hizo el señor Zapatero al principio de la crisis –para pedirles que lo apoyaran y acabando por garantizarles 50.000 millones de euros, sin condicionarlo a que continuaran ofreciendo créditos a las empresas que los necesitaran –; sino para que le dejaran clara la verdadera situación de sus balances, el tema de la valoración de sus activos y su dependencia de la deuda a la que están expuestos. Rajoy no pide árnica, escucha, medita y, no les quepa duda de que, cuando llegue el momento, gobernará sin entregarse ni a los bancos ni a los sindicatos ni a la patronal. Ya ha advertido a patronal y sindicatos que, para el 7 de enero deben haberse puesto de acuerdo y presentarle sus conclusiones, que él “tendrá en cuenta”, no como dijo Zapatero a los catalanes, en el como de la imprudencia, cuando se hablaba del famoso Estatut: “yo me ocuparé de que lo que salga del Parlament catalán sea aprobado en el Parlamento español”. Y, así nos ha ido.

Siempre dije que el señor Rajoy no me gustaba como político, pero que, si conseguía hacerse con el gobierno, sería un buen gobernante y un excelente gestor, y debo decir que me ratifico en aquella idea. A Rajoy no lo han votado por su tirón electoral, no señores, a don Mariano le hemos votado una gran mayoría de españoles, me atrevo a decir que de todas las sensibilidades políticas, porque pensamos que será un buen gestor y podrá sacarnos de la extrema situación económica y financiera en la que nos ha colocado el PSOE y algunos partidos, como CIU y el PNV, que lo apoyaron porque les convenía una España débil. Los primeros pasos del nuevo presidente nos confirman que sabe por donde pisa y que, también, está conociendo lo que se ha ido cociendo en todas las administraciones gobernadas por el PSOE. No dudo de que los Sindicatos van a tener que meditarlo muy bien antes de enfrentarse, directamente, al nuevo gobierno y, si no, vean los primeros pasos que ya han dado algunos municipios que han pasado a las manos del PP.

Para empezar, una localidad muy próxima a Madrid, ya ha iniciado la poda de las subvenciones, ­ uno de los males más endémicos de los que estamos afectados los ciudadanos españoles –. En efecto,  el gobierno de esta localidad ha decidido eliminar, para el próximo año, las dotaciones presupuestarias destinadas a las áreas comarcales de los sindicatos, en base a “la austeridad y racionalización del gasto”. Dicen estos señores que los Sindicatos deben depender de las cuotas de sus propios militantes. Muchos llevamos años pidiendo que esto se lleve a cabo, no sólo como un medio de reducir el gasto público, sino para que los Sindicatos sepan que su trabajo es conseguir la confianza de los trabajadores de los que deben depender y no, como han hecho durante estos últimos años, en los que se han limitado a engordar sus caudales a base de subvenciones estatales, sin preocuparse, ni poco ni mucho, de que España se estaba quedando con 5 millones de parados.

El nuevo alcalde de Alcorcón ha denunciado las exageradas dietas que, los anteriores inquilinitos de la casa consistorial, se gastaban en comilonas de 300 euros, como si el dinero de los españoles se les hubiera confiado para que se cebaran como cerdos. Sin duda, como la señora Cospedal está haciendo en Castilla La Mancha y se está imitando  en las Baleares, mi tierra, por el señor Bauzá, lo único que va a permitir que nos rehagamos como nación, va a ser una austeridad tanto pública como privadas y aquellos que, fuere por ignorancia o fuere por no querer aceptar la derrota y el aviso que, con ella, les han trasmitido todos los españoles, mucho nos tememos que, lo único que van a poder cosechar, va a ser el desprecio y la repulsa de la mayoría de los que han votado sabiendo que nos quedan tiempos difíciles, que tendremos que apretarnos los cinturones y que será necesario renunciar a lo superfluo para garantizar lo necesario. Quiero confiar en que el señor Rajoy y su gobierno no nos defrauden. O esta es mi esperanza.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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