Víctor Arribas | (Publicado en EcoDiario.es, aquí)
El anuncio de Mas de retirar su candidatura a la presidencia catalana, proponiendo a Carles Puigdemont como su delfín y heredero de sus políticas, es un elemento más para que en Madrid se busque un gran acuerdo en defensa de España por parte de las fuerzas constitucionalistas. Pedro Sánchez debería sentarse este domingo con César Luena para analizar detenidamente el horizonte que se abre en Cataluña y la necesidad de que los partidos que defienden la unidad de este país garanticen la estabilidad.
La CUP ha logrado retirar a Mas del escenario político, y ahora sus diez diputados, junto a los 62 de Juntos por el Sí, relanzarán la intentona secesionista y antiespañola. El gobierno que presida Puigdmont deberá además cumplir las exigencias que han logrado los radicales: desconexión con la legalidad española, creación de las estructuras de la república catalana anticapitalista, nacionalización de bancos, 279 millones de euros que no tienen para políticas sociales de choque, frenazo total a las privatizaciones, cancelación de proyectos urbanísticos como el BcN World… Un panorama diseñado para la huída en masa de los inversores.
Si los catalanes hubieran sabido que la investidura al final sería la del número 3 de la lista de Juntos por el Sí en Gerona, es discutible que el resultado hubiera sido el cosechado el 27 de septiembre. Pero es lo decidido por los actores políticos más lamentables que hayan tenido responsabilidades en nuestro país desde hace décadas.
Hay más circunstancias inenarrables. Dos diputados de la CUP se incorporan a la dinámica parlamentaria de Juntos por el Sí. Si eso no es transfuguismo, que nos lo expliquen. Los elegidos tendrán que explicar a los catalanes y a sus conciencias cómo son capaces de semejante pirueta.Pero cabe dudar que esta burla a los electores sea denunciada por otras fuerzas políticas como Sí que es Pot, que mantendrán el apoyo al gobierno naciente de este esperpento en su defensa de la autodeterminación y en su programa antisistema y rupturista.
Si Antonio Baños hubiera sabido este desenlace, se habría pensado dos veces su rapto de dignidad al dimitir hace pocos días…