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Rajoy, un discurso de un hombre de Estado (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el diciembre 20, 2011 por admin6567
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La picardía puede servir para un corto paseo, más para todo el camino la honradez es lo mejor

John Ray ( 1.628- 1.705) fue un religioso y naturalista británico, autor de una Completa Colección de Proverbios Ingleses, entre los cuales hay uno que creo que es aplicable, íntegramente, a nuestro nuevo presidente de la Nación, don Mariano Rajoy y, de paso, para calificar de una manera harto expresiva lo que ha sido la anterior etapa del gobierno socialista. Es aquel que reza así: “La picardía puede servir para un corto paseo, más para todo el camino la honradez es lo mejor”. No suelo precipitarme en hacer la valoración de los acontecimientos, antes de que haya tenido tiempo para reflexionar con tranquilidad sobre ellos, no obstante, en esta ocasión no me duelen prendas anticiparme al día de la investidura del nuevo presidente de nuestro gobierno, para exponer mi opinión de que, el discurso del señor Rajoy, pronunciado esta mañana en el Parlamento, me ha parecido, sin duda, el de un verdadero hombre de Estado; el de una persona que se ha estudiado a fondo la problemática del país y que ha sabido trazar, con meridiana claridad, las líneas maestras de lo que debe ser de la nueva orientación de nuestro país, en orden a superar la crisis.

Si bien, las primeras opiniones vertidas ante los micrófonos de RNE en la Cámara Baja, no sabemos si, porque no había nadie a mano para entrevistar o, porque las declaraciones de los miembros del grupo mixto se esperaba que fueran negativas respecto a la alocución de Rajoy; lo cierto es que ha dado la impresión de que quienes valoraban las palabras del nuevo presidente no se habían enterado de nada y, estoy convencido de ello,  llevaban ya la contestación preparada desde que salieron de sus casas, horas antes del debate. Y debo manifestar mi extrañeza, por no ser habitual en ella, la valoración crítica de Rosa Diez para quien, el señor Rajoy, se estaba dirigiendo más a Europa o a Merkel y Sarkozy que  al pueblo español. La verdad es que, según mi modesto criterio, en lugar de ser criticado por ello debiera de haber recibido los parabienes de toda la Cámara. Es cierto que, sin el apoyo de Europa y del BCE, las perspectivas de que España pueda salir, por sí sola, del estancamiento en el que está metida pueden ser muy remotas; es evidente que, si el BCE, no nos compra nuestra deuda, tanto la pública como la privada, vamos a tener que conseguir colocarla a un coste insostenible y,  la rueda de vencimientos y renovaciones, se va a convertir en una verdadera pesadilla para nuestro país, que llegará a afectar a nuestros tataranietos.

Por lo tanto, es evidente que, si Rajoy, con su discurso y sus propuestas de cambio, así como con el anuncio de una reforma laboral a fondo, consigue impresionar, favorablemente, a Francia y Alemania y, de retruque, a Bruselas; es posible que haya ganado la primera batalla importante de su nueva legislatura. Dicho esto, tampoco estoy de acuerdo con las generalizadas denuncias de los grupos de izquierdas, acusando de falta de concreción a las propuestas del aspirante a presidente. El señor Rajoy ha hecho un discurso de una hora y veinte minutos, ininterrumpidamente, en el cual ha dicho infinidad de cosas pero, al menos para mí, hay algunas que creo que tiene mucha enjundia. A advertido de un nuevo trato hacia las CC.AA a las que pondrá topes de gasto; ha hablado de una educación común para toda España, a la necesidad de mejorarla y al derecho de que los españoles puedan recibir educación en castellano; ha puesto sobre el tapete su propósito de rebajar el gasto público y de estudiar un sistema para controlar el aparato del Estado, evidentemente, demasiado gravoso para nosotros y, ha comentado la necesidad de meter mano en lo que es el despilfarro generalizado y las distinciones de trato en cuanto a subvenciones entre las distintas autonomías, un tema que da la sensación de que hay algunas, generalmente las mas secesionistas, que salen beneficiadas en perjuicio de otras, que no reciben la parte que les debería corresponder. Es evidente que se ha hablado de muchos otros temas, que sería imposible comentar en un solo artículo. Pero lo que son los pilares básicos, sobre los que se va a apoyar el gobierno del PP, están perfectamente delimitados y debemos decir, sin ambages, que a mí me ha bastado ver las caras desencajadas del señor Durán y Lleida, del señor Ercoreka y de los miembros de ERC; para saber que la exposición de don Mariano ha dejado claras las intenciones del nuevo gobierno de poner orden en el desmadre que, hasta ahora, han sido las CC.AA y al despilfarro de dinero que han supuesto sus extravagancias en apoyo del catalán o el vasco o, como ha ocurrido en Cataluña, la apertura de supuestas “embajadas” en el extranjero, algo incomprensible y, por supuesto, imperdonable.

No es cierto, como se ha comentado, que las cosas seguirán igual y que, el nuevo gobierno, no hará ninguna reforma en profundidad. Tanto como es cierto que, en Castilla la Mancha, la señora Cospedal y en Baleares el señor Bauzá, ya han empezado a hacerlas efectivas, a pesar de encontrarse en unas circunstancias harto difíciles, gracias a la herencia envenenada del señor Barreda y del gobierno balear, que les dejaron una economía quebrada y los cajones llenos de facturas sin pagar. Esperemos que, a nivel nacional, no se reproduzca el mismo fiasco y que los números que se han dado se correspondan con la realidad, porque, en caso contrario, los sacrificios y recortes que se deberían aplicar, resultarían ser de un calibre tal que nuestro país no pudiera superarlo.

Es obvio que, sin embargo, lo que no pueden pretender todos estos grupos acostumbrados a un gobierno de izquierdas, en el que se encontraban cómodos,  es que el nuevo gobierno del PP siga manteniendo y poniendo en práctica aquellas políticas que han sido las que, precisamente, han sido las causantes o han contribuido a serlo, la gran debacle en la que actualmente nos encontramos, endeudados hasta la coronilla y con un déficit público por encima del que nos viene exigiendo Bruselas. O cambiamos o acabaremos como Grecia, dependiendo de que la UE decida como darle las ayudas y siempre pendientes de que pudiera llegar un momento en el que, a pesar de las ayudas externas, el país no pueda superar la prueba y entre en bancarrota.

Seguramente escucharemos, durante estos dos días, muchas voces que pretenderán enseñar al PP la forma en la que ha de gobernar, los derechos ciudadanos que se han de respetar y los lugares por donde se deben introducir las tijeras. Lo curioso del caso es que, todos estos que ahora pretenden tener las fórmulas mágicas, que hacen reproches a las propuestas del candidato y que se rasgan las vestiduras ante la sola suposición de que no sean atendidas sus quejas; en los años que han tenido para gobernar o apoyar al gobierno de turno, no parecen que hayan sido capaces de demostrar las excelencias de sus grandes ideas, fuera por no haberlas aplicado o fuera por haberlo hecho sin éxito alguno. Todos tienen derecho a hacerse oír, todos tendrán su tiempo para exponer sus opiniones y todos pueden escoger entre votas a favor o en contra del candidato, no obstante, nadie debe olvidar que, en estos momentos, toda Europa está pendiente de lo que ocurre en España; Bruselas y el Ecofin valorarán todo lo que se diga en nuestro Parlamento y sacarán sus consecuencias. La mayoría de Rajoy en el Parlamento y el Senado le confieren la necesaria credibilidad para llevar a cabo sus propuestas pero, si las calles se llenan de gente que protesta, si los partidos, que hoy se han mostrado colaboradores, optan por jugar sucio y, si los pocos que tienen una cierta credibilidad optan por no colaborar, es posible que, a pesar de todo, España acabe quebrando. O esta es, señores, mi opinión, primera opinión, sobre este debate de Investidura.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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