Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

La ominosa opresión de lo público sobre lo privado (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el marzo 24, 2012 por admin6567
Compartir

El gran Ortega y Gasset en su obra “La Rebelión de las masas” dejó escrito el siguiente pensamiento: “La realidad que llamamos Estado no es la espontánea convivencia de hombres que la consanguinidad ha unido. El Estado empieza cuando se obliga a convivir grupos nativamente separados”.  Es obvio que, a partir de estas bases en las que todos podemos coincidir, los distintos tipos de Estado y las distintas modalidades políticas que se puedan dar dentro de él, le atribuirán las características peculiares que nos ayudarán a definirlo. Y así tenemos democracias, teocracias, aristocracias, oligarquías,  estados liberales, monarquías y dictaduras, dentro de las cuales podríamos distinguir dos grandes categorías: la dictadura de las izquierdas y la de las derechas. Todo, a mi entender, tiende a determinar cuáles son los límites que los ciudadanos han pretendido establecer para las potestades cedidas de este ente aglutinador, al que llamamos Estado, al que, voluntariamente, nos sometemos ( o esa debería ser la fórmula) y aquellos derechos individuales, que se pretende queden fuera de su regulación, por  formar parte de aquellas funciones que cada uno puede ejercer, dentro del ámbito de la familia, el trabajo o las relaciones sociales, sin que, para ello, tenga precisión de ser controlado o vigilado por el Estado.

Precisamente, en este punto de la relación individuo–estado es donde se pueden apreciar, con más evidencia, las distintas variedades que se dan en cuanto a los modelos existentes. Hay  tipos de Estado que, por su evolucionismo, generalmente provocado por el olvido de las verdaderas raíces del Estado, tienden a desviarse hacia la manipulación e ingerencia en temas que les deberían estar vetados, de forma que, cuando el ciudadanos pretende rebelarse contra tales abusos, ya está atrapado en una dinámica de la que le es imposible deshacerse. La tela de araña que lo asfixia entre sus tenues fibras, privándole de cualquier tipo de libertades; convertido en una simple pieza más sujeta a los designios de los grandes “pensadores públicos” que, al modo del Gran Hermano de Orwell, lo convierten en un simple número al servicio exclusivo de la comunidad. La “distopía” de la obra de George Orwell se enfrenta al concepto de “utopía”, de modo que, como expresó claramente Magalí Urcaray en su artículo "Sesenta años del Gran Hermano”,   “Mientras que las ficciones literarias utópicas transcurren en lugares indeterminados, no relacionados con la sociedad actual, las distópicas se erigen como amenazas surgidas de la realidad, por lo que las alusiones políticas y morales suelen ser directas”.

En España, el hecho de que hayamos estado dentro de la órbita de socialismo más arcaico, uno  de  los más extremos de Europa, sujetos a un grupo de políticos que, encabezados por Rodríguez Zapatero, hayan decidido que, su llegada al poder, debía ser un hito que convirtiera a nuestra nación en un Estado socialista; sin que, en momento alguno, contemplasen la posibilidad de la alternancia política, sino más bien, lo que se demostró con el “tabula rasa” que hicieron nada más llegar al poder, de todos proyectos del PP; imponiéndose, dictatorialmente a todos aquellos que no estuvieran dispuestos a ayudarles en su empeño. Entre ellos, el Plan  Hidrológico Nacional, que ya estaba acordado con las autonomías afectadas y a punto de ser puesto en práctica. A partir de aquel momento inicial quedó evidente que lo del “talante” del señor Zapatero; su deseo de dialogar con la oposición y su interés en crear riqueza eran filfas y de ahí surgió el verdadero PSOE, con los inevitables ramalazos frente populistas; con sus rencores y revanchismo y con un grupo de sectarios, elevados a ministros, que decidieron no dejar títere con cabeza del régimen que heredaban.

Las consecuencias: una avalancha de leyes “libertarias”; un ataque directo a la religión católica; una ley de Memoria Histórica encargada, bajo el pretexto de concederles beneficios, pretendidos derechos de investigar a desaparecidos de la Guerra Civil; el crear enfrentamiento entre españoles, fomentando una especie de Inquisición que se ocupara de “castigar” la memoria de los que lucharon con los “nacionales”, presentándolos como los “malos”, frente a los “buenos”, casualmente representados por aquellos que, ya antes del 18 de julio de 1.936, habían masacrado a miles de curas, afiliados a la CEDA, católicos y personas de derechas sin que ni el señor Companys de Catalunya ni el presidente de la República española, Martínez Barrios, ocupados en otros menesteres, se dignaran ponerle remedio. No contentos con los destrozos provocados en el aspecto económico; envalentonados por haber conseguido engañar al pueblo con leyes placebo (que eran insostenibles), tales como la de los alquileres a jóvenes; las ayudas a madres de 2.500 euros; la de Dependencia ( nunca ha podido ser aplicada en su totalidad), la ley de Memoria histórica; decidieron elevar el tope de infamia con el desafío a la vida: la ley del Aborto un engaño a la lógica, al sentido común y al derecho a la vida plasmado en la Constitución; aunque un TC no consigue reunir fuerzas para declarar, de una vez, su inconstitucionalidad,

¡Prohibir! Bajo el lema de la salud pública, bajo el paraguas de preocuparse por los menores; bajo el eslogan de la protección de los derechos humanos, lo único que ha resultado del gobierno socialista ha sido: un fracaso escolar de los mayores de Europa; un abandono escolar de más del 30%; un abandono de la familia; una indisciplina en las aulas; una degradación de la familia (privando de la autoridad y facultad disciplinaria a los padres) y un aumento de la insubordinación civil apoyada por nacionalismos, grupos de antisistemas, 15M y faranduleros que, privados del freno de unas leyes protectoras de los derechos ciudadanos; han hecho de su capa un sayo, atacando con furia, impunidad, desvergüenza y torpeza, todo lo que pudiera contener un freno moral hacia actitudes, actuaciones, declaraciones y representaciones, como las que, desde hace unos años, se pueden ver y comprobar en los medios de comunicación, en las TV, en las cadenas de radio y en los cines y teatros, donde todo signo de autocontrol, ética, limpieza, y respeto por la sensibilidad de los demás, han cedido en pro de esta famosa “libertad”, otros lo definiríamos como libertinaje, falta de respeto, abuso, inoportunidad histórica e ignorancia de los derechos emanados de la Constitución que parece que, desgraciadamente, hoy se ha quedado relegada a las interpretaciones absurdas y, verdaderamente, torticeras que se hace de ellas en aquellos tribunales que, por principio, debieran ser los que la defendieran.

La conclusión de todo ello no puede ser más deprimente. Donde, presuntamente, el ciudadano debiera tener garantizados mejor sus derechos individuales, en la democracia, resulta ser que, al contrario, es donde más se encuentra vigilado, coartado, constreñido y dirigido desde el Estado, Un Estado que se ha convertido en ejecutor de caprichos tan siniestros como la ampliación de la ley de Aborto, para dar facilidades a que, más de 100.000 abortos al año caigan la conciencia de quienes la dictaron y fomentaron; contraviniendo el propio espíritu y letra de nuestra Constitución, defensora de la vida y de los derechos del menor y un Estado en el que, en virtud de más de 7 años de dominio socialista, parece que ha perdido el sentido de la prudencia, la moderación y la ética para quedar en un mero ejecutor de los designios de algunos, cuya finalidad es que, España, acabe  bajo su yugo. O esto es, señores, lo que a mi me parece.

Miguel Massanet Bosch

0 comentarios en “La ominosa opresión de lo público sobre lo privado (por Miguel Massanet Bosch)”

  1. negociación en opciones binarias dice:
    octubre 20, 2012 a las 3:20 pm

    Si en un pais que se dice que es democratica, el cuidadano no se siente libre y sus derechos basicos sont plastados, algo no esta bien y esta no es democracia si no una dictatura.
    Hay que areglar las cosas lo mas rapido possible.

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal