El día 21 de enero de 1.936, el periódico El Liberal, recoge las palabras de Largo Caballero (PSOE) pronunciadas en un mitin de Linares: “La clase obrera debe adueñarse del poder político convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo”. Entre el 16 de febrero de 1.936 y el 13 de mayo hubo 204 muertos y más de 1.000 heridos graves, 124 iglesias destruidas y 217 parcialmente incendiadas, destruidos los talleres de La Nación de Madrid y Diario de Navarra pese a estar protegidos por los obreros. En julio de 1.936 es asesinado, por milicianos, el general López Ochoa en revancha por haber contribuido a sofocar el levantamiento anti- republicano de Asturias, en octubre de 1.934; sus asesinos le cortaron la cabeza y la pasearon por Madrid, clavada en una pica. El 24 de marzo de 1.936, el embajador británico en Madrid, Sir Henry Chilton envía un memorando a Londres del siguiente tenor: “sólo la proclamación de una dictadura podrá evitar que Largo Caballero desencadene la revolución que éste tiene intención de derribar al presidente y al gobierno de la República e instaurar un régimen soviético en España”. El día 16 de julio de 1.936 el diario Ya es multado con 50.000 pesetas por describir el cadáver de José Calvo Sotelo “con señales de violencia”.
Según Salvador de Madariaga, Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, un día antes del asesinato de don José Calvo Sotelo, después de una alocución del político de derechas, pronunció en el Parlamento esta frase profética: “Este es tu último discurso” y… así fue. Puede que algunos de estos jovenzuelos que hoy se declaran antisistema, progresistas, comunistas o anarquistas, lo que acabo de reseñar le suene a chino y puede que aquellos que sólo conocen esta negra etapa de la Historia de España por aquello que les han dicho, lo que les han contado antiguos republicanos o lo que hoy se enseña en los colegios, basado en este nuevo concepto que se tiene de la Historia, que hoy preconizan estos defensores de “la memoria histórica”, que permite tergiversar los hechos, cambiar las situaciones y ocultar lo que no es favorable a las izquierdas, para construir una historia edulcorada de lo que, en realidad, fueron unos tiempos de matanzas, desorden, caos y venganzas que, sin duda, fueron el verdadero motivo del levantamiento del 18 de Julio de 1.936; en el que, cualquier atisbo de República había desparecido y el país estaba en manos de los frente populistas herederos de aquellos socialistas y comunistas que quisieron derribar la II República en octubre de 1.934.
Y he querido recordar estos hechos históricos, para referirme a una noticia que hoy ha aparecido en la prensa. Un día antes de del aniversario de la proclamación de la II República, a través de la red social Twitter, las juventudes de Izquierda Unida, ya saben, la formación política que ahora intenta establecer la Kominform en Andalucía, porque se saben fuertes e indispensables para que, un PSOE en horas bajas (perdieran nada menos que 9 escaños, 6 de los cuales fueron a parar a IU) pueda gobernar sobre el polvorín económico que se esconde detrás de las cuentas oficiales de la autonomía –que, con toda certeza, tienen que ver con lo que subyace en los arcanos de sus cuentas ocultas que, sin duda saldrán a relucir, si el asunto de los ERE’s fraudulentos sigue su curso, para develar este avispero de corrupción que parece que se esconde detrás del destino del dinero que debieron recibir los obreros afectados por el paro, que fue desviado por los responsables de la Junta de Andalucía, actualmente implicados en la trama –, han publicado el siguiente aviso: “Nuestros recortes serán la guillotina”. La publicación viene acompañada de la imagen del mortífero artefacto del Dr. Guillotin, que esparció el terror en manos de los jacobinos revolucionarios franceses, con un total aproximado de 1.376 ejecuciones.
Claro que, en el PSOE, también los hay que estarían dispuestos a volver a los procedimientos de las checas y los “paseillos”, como es el caso de la socialista Martu Garrote (una tétrica coincidencia la de su apellido con aquel instrumento utilizado en España, durante siglos, para llevar a cabo las ejecuciones capitales, denominado “garrote vil”), miembro de la agrupación del PSOE de Chamartín (Madrid) que no se corta un ápice cuando se trata de expresar sus deseos, mediante perlas como las siguientes: “Siempre digo que, en España, quemamos pocas iglesias y matamos pocos curas”; “A los que dicen una cosa y hacen otra, guillotina”;” A los que llaman a consultas, porque añoran cuan España era una, grande y libre, guillotina”; “A los que vivían con el asesino Franco tiempos de extraordinaria placidez, guillotina”. En fin, que a esta señora, si se le diera manga ancha para llevar a cabo lo que su instinto le dicta, iba a dejar nuestro país con la mitad de población; ya que, entre los que estaban de acuerdo con el régimen franquista ( muchos más de lo que ahora quieren hacernos creer) y aquellos que no lo estaban, pero que se ganaban la vida a costa del régimen, muchos de ellos parientes cercanos de dirigentes socialistas actuales, mucho nos tememos que deberían fabricarse guillotinas a escote para tantas ejecuciones.
No obstante, señores, que en el siglo XXI, en una España que se supone civilizada y moderna, haya gente que vuelva a sacar a relucir la violencia, como medio de solventar las diferencias entre españoles; no puede dejar de recordarnos aquellos hechos que dieron al traste con la II República. Es preciso recordarles a estos ignorantes, insensatos y seudoasesinos en potencia, de la izquierda extrema, que se atribuyen en propiedad el republicanismo, que la República no fue cosa de izquierdas. Señores como Ortega y Gasset, Marañón, Gil Robles, Unamuno y otras insignes personalidades, fueron republicanos de derechas, aunque terminaron por renegar de la república cuando se percataron de la deriva caótica a la que la había conducido el Frente Popular y el comunismo del señor Negrín importado de la Rusia soviética.
Sé que, el nuevo Gobierno, tiene el proyecto de promulgar una ley para evitar que las redes se conviertan un sistemas impunes para darse consignas terroristas, promover actitudes revolucionarias o incitar a cometer acciones ilegales como sucedió durante las recientes algaradas en la ciudad de Valencia o cuando los del 15M convocaron concentraciones en la Puerta del Sol para crear problemas de orden social, económico y político que la falta de autoridad del gobierno anterior permitió que subsistieran duran meses antes de que se retiraran voluntariamente. No obstante, en casos como el que nos ocupa sería conveniente que a estos sujetos incultos, ignorante de lo que sucedió en España durante los meses anteriores al 18 de julio de 1.936; se deberían tomar medidas preventivas ya que, en tiempos de crisis, en circunstancias de inestabilidad social motivada por un paro masivo y de un inestable equilibrio económico que nos mantiene al borde de el abismo del crack financiero; cualquier chispa, el menor resquicio que se les consienta a los profesionales de la revolución y los expertos en la desestabilización del orden urbano, poder extender su propaganda; nos puede conducir, sin duda alguna, a una situación que, por raro e imprevisible que se pudiera considerar, nos pudiera recordar aquellos tiempos en los que las calles eran una peligrosa jungla, donde se asesinaba impunemente, se robaba y se extorsionaba sin que ni las autoridades locales ni el Gobierno fueran capaces de ponerle remedio. No nos lo contaron, lo vivimos. O esta es, señores, mi forma de percibir la situación.
Miguel Massanet Bosch