(Publicado en UPyD Asamblea de Madrid, aquí)
La economía española está en recesión técnica (dos trimestres consecutivos con caída del PIB). En el mejor de los casos, el PIB decrecerá este año alrededor del 1.7% pudiendo, muy probablemente, ser mayor la caída, hasta el 2%. Para 2013, entre la previsión del Gobierno de un mínimo crecimiento y otras como la del FMI o la de FUNCAS que vaticinan una caída superior al 1.5 %, uno se siente inclinado a creer más estas segundas. Décima arriba, décima abajo, la conclusión es la misma: una economía que no crece, incluso que decrece. ¿Cabe así pensar en pagar deudas con un tipo de interés nominal en el entorno del 6%?
¿A qué temen más los mercados, es decir los prestamistas y acreedores? ¿A que nuestra economía no crece o a que los objetivos de déficit impuestos desde fuera son inalcanzables o, peor aún, que si se alcanzan la depresión será mayor y con ello el riesgo de impago? La brutal experiencia griega (para este año, cuarto de caída, se prevé un descenso del 5% en su PIB) demuestra que una vez se entra en esa diabólica espiral depresiva, la salida es difícil porque la “austeridad expansionista” no funciona por sí sola.
Lo complejo es que, como tantas veces se ha dicho y es cierto, muchas variables de esta muy grave situación escapan a la política económica del Gobierno. Unas, por sintetizarlo, remiten a la absolutamente frágil área monetaria que, de manera voluntarista, se implantó. Otras, se refieren a la realidad del estado autonómico que ha producido un gobierno central anémico y casi residual. A ello se une, un Gobierno dubitativo que un día dice una cosa y el otro la contraria, que incumple lo que prometió, al que el tiempo se lo come y que tiene cada vez menos credibilidad, dentro y fuera. Una mezcla explosiva que puede llevarnos a cualquier parte, menos al éxito.
Por supuesto que los factores externos cuentan y mucho. Paul Krugman ha hablado recientemente del “suicidio económico de Europa”. Esa complejidad y gravedad está muy bien recogida por ejemplo en el último artículo de Ambrose Evans-Pritchard (donde habla también del suicidio económico de Europa), euroescéptico al que siempre hay que leer (IMF encourages Europe´s economic suicide).
Dos indicadores son ilustrativos. La prima de riesgo y ya algunos autorizados comentaristas recomiendan que miremos no tanto la diferencia con la italiana como con la irlandesa. Otro, la evolución de la bolsa, la que más ha caído en lo que va de año en todo el mundo desarrollado.
El Gobierno sigue afirmando que sabe hacia dónde va y que tiene fuerzas para llegar. Por el bien del país, esperemos que así sea aunque no parece que esa sea la percepción mayoritaria.
Luis de Velasco es portavoz del Grupo Parlamentario Unión Progreso y Democracia en la Asamblea de Madrid