Cuán gritan estos malditos / más mal rayo me parta / si terminando esta carta / no pagan caro sus gritos. Sin duda, el gran Zorrilla, ponía en labios del protagonista de la obra, Don Juan, palabras de irritación por los gritos de aquellos festejantes que, con sus músicas y exclamaciones, perturbaban su sosiego mientras intentaba redactar una carta. Así me suenan a mí las reacciones de las feministas y toda esta izquierda casposa, encabezada, como no, por el señor Pérez Rubalcaba, que cuando se trata de que alguien intente hacer algo en contra de lo que ellos opinan, incluso cuando el que lo intenta está ocupando un cargo de ministro en el Gobierno, son incapaces de aceptar, como corresponde en una democracia, que existan personas, en este caso una mayoría absoluta, que puedan tener distintas ideas, distintos sentimientos y distintas percepciones de la ética y la moral, de las que ellos sostienen. Sin duda, el anuncio del señor Gallardón de que, en la nueva Ley del Aborto (mejor sería, para muchos de nosotros, que no existiera ninguna posibilidad de abortar voluntariamente), se suprima el supuesto que permitía abortar por causa de mal formación del feto.
Y es que, señores, cuando estos desairados socialistas y comunistas se rasgan las vestiduras diciendo que, el restringir el que las mujeres puedan abortar a su antojo, es ir en contra de sus derechos, no nos queda más remedio que preguntarnos si entre los derechos de cualquier persona sería lícito que se incluyera el de matar a cualquiera, simplemente porque le resultara incómodo el verlo o el tener que cuidarlo o molesto el sentirle hablar. Porque no estamos hablando de métodos anticonceptivos, que se pudieran usar para impedir el embarazo que, allá cada cual con su conciencia o con lo que le pide su religión, sino que estamos tratando de un ser vivo que no es, como decía la señora Aído, nada o un mero animal, sino que es un proyecto de persona humana, con los mismos derechos a nacer que los que pudiera tener su madre, sea de constitución normal o tenga alguna tara genética que pudiera heredar de sus progenitores. Todos estamos cansados de ver a estos niños con síndrome de Dawn, unas criaturas encantadoras, llenas de vida y carentes de malicia; de mentes sencillas e instintos amables que, en muchas ocasiones, nos pueden dar lecciones a aquellos que, sin razón y con exceso de soberbia, nos consideramos como normales.
Todo este galimatías puesto en marcha por las izquierdas que, una vez más, han demostrado su falta de talla, su absolutismo, su fanfarronería y su hipocresía, cuando defienden a capa de espada, con razón, la vida de los niños que, a millones, se mueren de hambre en el Mundo por el egoísmo humano y, por el contrario, alegando unos derechos que contradicen a los mismos instintos maternos, a los designios de la naturaleza y al propio sentido común que nos hacen ver al feto humano como un ser sujeto de derechos, entre los cuales le asiste el de nacer y vivir la vida como lo tuvieron sus padres. Sólo el desmadre, la lujuria, la falta de vetos morales y sentimientos, la inconsciencia y el egoísmo de una mujer, pueden ser capaces de luchar con ventaja contra el instinto materno que debe tener toda mujer sana y normal, para asesinar a su hijo.
Lo que ocurre es que, estos defensores del pensamiento único, los que consideran a la unidad familiar como una rémora o un estrobo, que son partidarios de aplicar la eutanasia a los viejos y personas enfermas para evitar tener que ocuparse de ellos; imbuidos por una concepción materialista de la sociedad, aquellos del carpe diem o de pensamientos nazistas, que consideran normal que la sociedad se desprenda de sus enfermos, sus discapacitados o de aquellos otros que, por haber llegado a la ancianidad, necesitan del apoyo de los demás y, por ello, constituyen una "rémora" para los suyos y la misma sociedad.; y, en consecuencia, son de opinión de la eutanasia, el aborto o, como hacían los romanos lanzarlos, desde la roca Tarpeya, una práctica bárbara de la que hoy en día se ocupan aquellos médicos que olvidando su Juramento Hipocrático no tienen inconveniente en por dinero, prestase a semejantes prácticas inhumanas.
Los demócratas de verdad, aunque tuvimos que aceptar que, en España, la permisividad de las leyes permitiera que se cometieran más de 100.000 abortos al año, aún estando radicalmente en contra de una práctica tan criminal, tuvimos que aceptar lo que fue la voluntad de una mayoría. Los socialistas pueden pensar lo que les plazca al respecto, pero lo que no pueden alegar es que, esta modificación de la ley del Aborto propuesta por Gallardón, signifique "retroceder treinta años en los derechos de las mujeres", porque la realidad es que, el asesinar a una persona que tiene todas las posibilidades de convertirse en un ser humano y privarle, por comodidad o para evitar una molestia, de su derecho a vivir es, aparte de un delito grave contra las leyes naturales, algo que tan solo cabe en mentes retorcidas, egoístas, desnaturalizadas y obcecadas por el sexo libre; de tal forma que, su urgencia es tal, que les impide, incluso, tomar las más elementales precauciones para evita el embarazo. No nos extrañe que, el portavoz socialista en la Comisión de Sanidad del Congreso, haya declarado que la supresión del derecho de la mujer a abortar en caso de malformación del feto "supone una vuelta al franquismo, ya que llevará a las mujeres a la clandestinidad".
Aparte de recordarle al señor Martínes Olmos que, afortunadamente, durante la época del general Franco no era permitido ningún tipo de aborto, su argumento carece de sentido, porque siempre ha habido gente que ha delinquido y que ha intentado "estar en la clandestinidad", pero no hay duda que la penalización del aborto, cuanto más rígida sea, tendrá dos consecuencias inmediatas: 1ª) Que los que practiquen sexo sin desear hijos se esmerarán más en tomar precauciones para evitar el embarazo, algo que les podría, a diferencia de lo que ocurre ahora, cuasar más problemas de los previstos; también cortaría la avalancha de extranjeras que acuden a España dadas las facilidades que la ley les concede para hacerlo, a diferencia de lo que sucede en sus respectivos países.En 2º lugar, puede que haya muchas mujeres que tienen serias dudas sobre tomar la decisión de acabar con su hijo y que, si estuviera prohibido hacerlo o existieran más impedimentos, junto a unas instituciones capaces de aconsejarlas debidamente, a la par de prestarles ayudas, es muy posible que renunciaran al aborto. Nunca debe ser una excusa para aplicar la ley y sus consecuencias, el temor a que el delincuente intente eludir la acción de la justicia y que, incluso, haya ocasiones en que lo logre. En caso contrario, como de una forma absurda alude dicho sujeto, el Estado de Derecho no sería más que un escenario vacío, sin utilidad alguna.
No se ha quedado atrás, el señor Llamazares, alguien que me imagino que ni sabe que existe el Juramento Hipocrático, aunque parece que es médico. Para este señor el suprimir el sacrificio de fetos con alguna tara, es "el ariete del fundamentalismo religioso", pero yo le preguntaría:¿no será más bien que, el querer justificar la muerte de un nonato alegando los derechos de la mujer; no se trata más que una forma de fundamentalismo del comunismo feminista? Pero los que de verdad han metido la pata hasta el corvejón son estos pretendidos defensores de la "salud pública" los de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, un título demasiado largo y pomposo para encubrir a una serie de dogmáticos que pretenden confundir embarazo no deseado con un peligro para la salud de la madre. A estos ilusos bastaría argumentarles que la madre que no aborta no corre ningún otro riesgo que la que desea tener su hijo. Si no toma las medidas para evitarlo o quiere someterse a manipulaciones abortistas, como estará fuera de la ley, será su propia responsabilidad si enferma o muere por esta causa. O así es, señores, como contemplo yo esta afortunada medida del señor Gallardón.
Miguel Massanet Bosch
Gracias por este comentario. UPyD acaba de perder tres votos.
Nota: es síndrome de Down, no Dawn.
Los abortos es un tema muy complicado. Yo creo como mujer que, cada mujer tiene derecho de hacer un aborto si es necesario. Cada caso es diferente.
No savemos porque esta embarazada, talvez por causas tragicas? talvez el bebe esta enfermo?
No hay una respuesta definitiva a este tema.
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