Verán ustedes, no lo puedo remediar, pero me resulta imposible soportar a estas personas que hacen uso constantemente, en sus conversaciones, de palabras procaces, términos escatológicos, blasfemias o expresiones vulgares y de mal gusto. Por desgracia, parece que este lenguaje se va imponiendo en los medios y en las TV donde, por cierto, el uso que se hace del castellano deja mucho que desear, incluso por aquellos que debieran dar ejemplo de hablarlo correctamente. Recordamos casos de conductas impropias de estos faranduleros que causan vergüenza ajena, como fue el caso de Penélope Cruz cuando le otorgaron el Oscar a Pedro Almodóvar, momento en el que olvidándose de la más simple autocrítica y contención, se puso a gritar estentoreamente el nombre de ¡Pedro, Pedro!, perdiendo las formas y dando saltos como si se tratase de una rana desrabada. Claro que ¿qué les vamos a pedir a estos personajes, famosos de nuevo cuño?, que sólo han conseguido cubrir su verdadera condición con una pequeña pátina de buenas maneras y que, a la que rascas un poco, salen a relucir sus carencias sociales y sus reacciones innatas, o lo que, familiarmente, se conoce como "el pelo de la dehesa" que, infructuosamente, intentan ocultar.
Por desgracia,en estos días en los que, gracias a la herencia los socialistas, estamos recogiendo los frutos de la cosecha de pifias e insensateces que ellos sembraron durante sus dos legislaturas en el poder; por si no fueran suficientes las malas noticias que cada día recibimos, nos tenemos que enfrentar a declaraciones, opiniones, dislates y majaderías, procedentes deeste sector que, pomposamente y sin otro aval que su desorbitada autoestima, se auto califican como " representantes de la cultura"; todos ellos inspirados en el hecho de que, desde el gobierno, se les han recortado las sustanciosas subvenciones que recibían de sus amigos y mecenas, los socialistas del señor Zapatero. Por supuesto que, para algunos, cultura no representa conocimientos, ilustración, ciencia y arte verdadero, resultado del talento, estudio, esfuerzo y sacrificio, no, no señores, los hay que identifican el término cultura con desprecio de las formas, libertinaje, cara dura, expresiones soeces, gritos, aullidos, desnudos, sexo a mansalva y expresiones insultantes contra la religión, las derechas, el orden, el derecho a ser respetado y la libertad de opinión de los que no comulgan con sus ideas.
Podríamos decir, sin temor a errar, que España no sólo está tocada gravemente en su economía, finanzas, falta de trabajo, miseria creciente y confianza internacional, sino que, como suele ocurrir cuando una nación se precipita hacia el abismo, están surgiendo aquellos sentimientos barriobajeros, sectarios, rencorosos, revanchistas y destructivos derivados de décadas de odios contenidos; que encuentran un terreno abonado para revivir, precisamente en un momento en que el país precisa de todo lo contrario para poder afrontar esta difícil situación. El ver como, estos miembros de la Farándula, no tienen la modestia de reconocer sus limitaciones y, en su soberbia, pretenden convertirse en redentores del país, jueces de los gobernantes, técnicos en economía y expertos en relaciones internacionales; ocupando las calles, haciendo ostentación de su presencia y vociferando consignas del más demodé, obsoleto, trasnochado y rancio filo comunismo, al estilo del señor Fidel Castro, del que todos ellos se declaran admiradores y defensores; puede que, a algunos nostálgicos de aquella república del febrero de 1.936 de nefastos recuerdos, les parezca bien, pero para cualquier persona sensata, consciente del difícil momento que estamos viviendo y del peligro que nos está acechando si no conseguimos inspirar confianza en los inversores y acreedores; no se trata más que uno de estos grande errores a los que ya nos tienen acostumbrados estos señores, como la familia Bardem, una saga de actores, con las faltriqueras llenas de euros, con la madre en cabeza y el actor Javier Bardem secundándola, para lo cual deja en casa el smoking que lo retrata como millonario para ponerse el uniforme de proletario, con barba incluida, para así parecer uno de estos clásicos miembros del lumpen afincado en los barrios bajos londinenses. Este es su juego, ricos para vivir como reyes y gozar de todos los lujos que su alto standig les proporcionan pero, cuando les conviene, presentarse con el disfraz de los desheredados de la fortuna, para hacer causa común con aquellos que protestan contra todo, sin otro objetivo que apoyar a sus valedores de las izquierdas.
Y así, de pronto, aparece el señor Pedro Almodóvar, que no se conforma con los premios que consigue como director, sino que pretende elevar su coeficiente intelectual al nivel de un experto en economía y política y,usando sus escatológicas expresiones, señal inequívoca de su nivel intelectual, "amenaza" con decirle lo que piensa a este "Gobierno brutal" que preside el señor Rajoy. Y para que nadie dude de su estado de ánimo, emplea su vocabulario preferido, tan rico en expresiones cultas, cuando dice que "A pesar de todo, yo sigo cagado". Bien, no vamos a dudar de que se le haya aflojado el esfínter del ano, pero no creo que ni al señor Rajoy ni a su equipo de Gobierno ni a ningún español al que le preocupe el estado de España, le importe un comino lo que puedan pensar del Gobierno ni los Bardem, ni los Diego Boto, ni el señor Serrat o el señor Sabina ni, por supuesto, este personaje tan especial y singular como es el señor Almodóvar, ahora, por la gracia de los dioses, convertido en salvador de la patria.
En todo caso, no estaría mal que les recordáramos a todos ellos, como permanecieron callado, mudos, insensibles al aumento del paro, ausentes de las críticas al gobierno socialista y perfectamente entregados al apoyo del señor Rodríguez Zapatero; durante las casi dos legislaturas en las que los socialistas, aparte de entregarles sustanciosas subvenciones para que estuvieran satisfechos y de forrar las arcas de las dos centrales sindicales mayoritarias; permitieron que España se hundiera en la depresión, se descapitalizara, se destruyeran millones de puestos de trabajo y una corriente de más de 5'5 millones de trabajadores tuvieron que ingresar en el desempleo. Si les quedara, a estos belicosos personajes, un poco de vergüenza torera, si fueran capaces de pensar sin la presión de su sectarismo de izquierdas y de entender el funcionamiento de las finanzas y la economía, en lugar de permanecer anclados en las viejas y obsoletas teorías del señor Marx o de Stalin, es posible que se dieran cuenta del ridículo en el que los colocan sus intentos de mejorar el mundo. Dedíquense a lo suyo, intenten mejorar sus trabajos para recuperar los 3 millones de personas que, el año pasado, dejaron de ir al cine y aplíquense en intentar situarse a la altura de los países donde, la calidad de sus películas y espectáculos, hacen que se puedan subvencionar por sí mismos y no, como les ocurre a todos estos cineastas españoles, necesiten de las subvenciones estatales porque, en caso contrario sus películas no las ve ni el acomodador.
Estamos en crisis y si no se puede subvencionar a los mineros y se recortan sueldos a los funcionarios, nada más nos faltan estos pedigüeños que, bajo la falsa cobertura de la cultura, se empeñan en seguir mamando de las ubres del papá Estado, a costa del resto de ciudadanos que se han de apretar el cinturón en espera de mejores tiempos. O así es como opino yo sobre estas garrapatas de la sociedad.
Miguel Massanet Bosch
En crisis rompemos todos los limites. Limites que en dias normales no van ser tocados.
La gente quando algo mala pasa, o cuando estan en stress, olvidan la cortesia y hacen lo que quieren.
Es dificil quidar el idioma en tiempos de crisis.