Sí, señores, en ocasiones nos cuesta admitir que, en un solo país, en España, se puedan llegar a reunir tantos obstáculos para su normal desarrollo y convivencia. Parece que los españoles, una parte de ellos, han estado empeñados en conducirla, irremediablemente, en sólo unos pocos años, hacia su ocaso económico, financiero, social y ético. Casi me atrevería a decir que, el pueblo español, no está preparado para vivir en democracia, una circunstancia que parecen compartir muchos de estos países sudamericanos que, aunque formalmente se quieren presentar como democracias avanzadas, en realidad, es evidente que no son más que verdaderas dictaduras en las que, los autócratas de siempre, se desenvuelven como peces en el agua utilizando, para mantenerse en el poder, la demagogia, la mentira, la demonización del adversario político y el miedo que, en unos casos, es psicológico y en otros, como sucede en Cuba, consiste en la aplicación del terror por una policía estatal, omnipresente y omnipotente, dispuesta a imponer, utilizando la fuerza y la amenaza, las leyes del dictador.
El PP, en las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre sacó de las urnas una amplia mayoría absoluta que contrastó con una derrota apabullante del partido de la oposición, el PSOE del señor Rubalcaba. En lugar de permitir, a los nuevos gobernantes, poner en práctica sus propias políticas y respetar aquellas medidas de emergencia que se han visto obligados a tomar, ante la evidencia de que España estaba a las puertas de la ruina a causa de la pésima herencia recibida del PSOE; los derrotados, incapaces de aceptar el veredicto de las urnas, en lugar de actuar de una forma sensata, de colaborar en la tarea de sacar a la nación del fangal en el que la dejaron; han optado por declararle la guerra al PP, achacarle con toda desvergüenza y cinismo el que no lleve una política social a ultranza y en resacarle que, en apenas 11 meses de empezar a gobernar, no haya sido capaz de poner orden en el país, cuando ellos necesitaron 7 años en el poder para acabar dejando el país hecho unos zorros.
Por otra parte, los partidos nacionalistas, aquellos que consiguieron endeudarse hasta las orejas pensando que, el Gobierno de la nación, acabaría por hacerse cargo de sus deudas mientras ellos, malgastando a manos llenas, iban preparando su independencia creando embajadas en países extranjeros, subvencionando el idioma catalán, fomentando con largueza el cine local y favoreciendo todo aquello que tuviera relación con la cultura autónoma, aunque ello supusiera disponer de un dinero del que carecían, confiando en que acabarían por convencer al señor Rajoy y su equipo de que, Catalunya, debía ser tratada de un modo preferencial, distinto del que se concedía al resto de autonomías españolas. No lo consiguieron, fracasaron en su intento de lograr el Pacto Fiscal entre "dos naciones" y se han quedado con un desempleo de cerca de 600.000 trabajadores, con una serie de empresas públicas creadas artificialmente, para colocar a enchufados familiares y sujetos a los que debían favores, y con un endeudamiento de 43.000 millones de euros, que no pueden amortizar debido a que no hay nadie que quiera invertir en una deuda declarada como "bono basura" por las agencias de rating.
Ante esta situación extrema, el señor Mas, seguramente con el apoyo de la familia Pujol, decidió jugárselo todo a una sola carta ya que, los recortes a los que tuvo que recurrir para intentar reducir su déficit, fueron recibidos de uñas por toda la población catalana lo que le puso entre la espada y la pared, a un paso de tener que tirar la toalla. En efecto, apeló a uno de los medios que siempre les han dado un buen resultado; al victimismo de Catalunya ante Madrid, a la que califican de causante de todos los males que afectan a los catalanes y de beneficiarse de los impuestos que pagan los catalanes para invertirlos en beneficio de aquella comunidad. No hay nada capaz de convencer a los catalanes, ni las cifras oficiales de Hacienda ni los argumentos de los economistas, de que ello, lejos de ser cierto; es una falacia puesto que es Madrid la comunidad que más aporta de su PIB a las arcas del Estado (un 60%) y Catalunya apenas llega al 40%. Pero no hay, como dice el refrán, "peor ciego que aquel que no quiere ver" y esto es, precisamente, lo que le sucede a una gran parte de los catalanes a los que nadie les puede convencer, ni con pruebas, de que están equivocados. Envalentonado por la manifestación masiva de apoyo a su deriva independentista y viendo que, explotando el comodín del independentismo, la gente se olvidaba de los problemas económicos; ha ido aumentando su presión anunciando elecciones autonómicas para el mes de noviembre, con la promesa de convocar un referéndum para decidir, dentro de la legalidad o fuera de ella, si Catalunya quería independizarse o no.
En tercer lugar, apoyado desde los partidos de izquierdas y el propio PSOE, existe un núcleo de organizaciones de activistas políticos, de carácter más o menos ácrata, dirigidas desde la sombra por grupos masónicos, grandes cárteles económicos y grupos especulativos, interesados en crear el mayor caos y confusión dentro de España, para poder seguir enriqueciéndose, haciendo que la bolsa fluctúe a la medida de sus intereses. Los antisistemas, los 15M, los 25S, los okupas, los estudiantes dirigidos por los líderes de sus sindicatos, activistas especialistas en crear malestar entre la población y manejar a su antojo los grandes movimientos de masas, de los que se valen para poner en jaque al Estado; unidos a los eternos descontentos de carácter comunista, dirigidos por impresentables sujetos incapaces de otra cosa que no sea buscar restaurar el comunismo internacional, que tan graves consecuencias tuvo para los países de detrás del famoso Telón de Acero, afortunadamente convertido en un mero hito de la Historia.
Y ante estos grandes obstáculos, estos intentos de terrorismo social, empeñados en destruir la convivencia normal entre los españoles; el Gobierno se encuentra en la misma situación de un director de orquesta que, a la hora de dar la señal a sus músicos de iniciar un tutti orquestal, cuando más necesita que, todos los elementos que la integran, cuerdas, maderas, percusiones y metales suenen a una, en una ejecución simultánea de todos los instrumentos; se encuentra ante la desagradable sorpresa de que, cada conjunto de instrumentos, interpreta una parte distinta de la partitura, creando un verdadero caos armónico imposible de digerir por los amantes de la música. Hoy en día se puede decir que no existe una parte de España en la que no haya una protesta organizada, una manifestación de censura, una ocupación de las calles, unos vándalos destruyendo escaparates o un grupo de los, auto denominados, intelectuales que no tenga un manifiesto que leer en contra de un Gobierno que tiene toda la legitimidad que le han concedido las urnas, para poner en práctica la política que considere oportunas.
Y, por si faltara algo, los Sindicatos que se han pasado los siete años de gobierno del PSOE en babia, que han contemplado impasibles como el país alcanzaba la cifra de los 5 millones de parados sin mover un dedo para impedirlo; durante el tiempo que viene gobernando el PP ya han llevado a cabo una huelga (fracasada) y proyectan otra para el 14 de noviembre; intentando capitalizar el descontento de los españoles para arrimar el ascua a su sardina. ¿Van a conseguir el referéndum que están empeñados en conseguir? ¡No, por supuesto! ¿Qué van a sacar de ello? En el mejor de los casos causar importantes pérdidas a nuestras empresas y dar una sensación de caos ante la CE. Algo va mal, señores, y la solución no aparece fácil. O así es, señores, como lo veo yo.
Miguel Massanet Bosch
El gobierno en Espana deve ser unido de todos lados y de parte de todos los diputados y gente politico en el pais.
Espana esta pasando por unos momentos amargos y dificiles, el codigo ahora es ser unidos.