No lo haga, señor Rajoy, no se lo perdonaríamos! (por Miguel Massanet Bosch)

El señor Aznar no hizo más que poner sobre la mesa los que muchos de los votantes del PP sentimos en estos momentos. No son tiempos de vacilaciones, componendas, paños calientes o claudicaciones, porque lo que se está poniendo en juego es, nada más y nada menos, que la misma unidad de España, aquella que está recogida en nuestra Constitución de 1.978 y que está garantizada, en la misma, a través de dos artículos, el 155 y el 8, de los que parece que hoy no se puede hablar, porque les han impuesto el veto todos aquellos que lo que están buscando es que se les facilite su reto por la independencia y, si tuviéramos que hacer caso a los descerebrados de ERC, todavía les tendríamos que ayudar con 16.000 millones de euros para que pudieran subvencionar los gastos que les conllevaría el camino hacia la escisión de España. ¡Se precisa una cara de cemento armado y la confianza en la pasividad del Gobierno ante tales desafíos a la legalidad, para atreverse a ofende a los españoles con semejantes barbaridades! Pero nadie mueve un dedo para parar semejante insensatez

Nos ha sorprendido desagradablemente la salida de madre de la señora Sánchez Camacho para enmendarle la plana al señor Aznar; dándoles, con ello, una gran alegría a aquellos que saben sacar partido de cualquier signo de debilidad que son capaces de detectar en el Ejecutivo. Ni que decir tiene que, las palabras de Rajoy, ratificando las declaraciones de tipo conciliador y pactista con aquellos que están amenazando a nuestra patria, como si tuvieran el poder y la ley de su parte, dichas por la señora Camacho; algo que no ha hecho más que indignar a aquellos que confiábamos en las promesas electorales del equipo del señor Rajoy, que esperábamos mucho más de su gobierno, que supimos entender el incumplimiento de sus promesas, en el campo de la economía y las finanzas, debido a la herencia del anterior Gobierno y a las especiales circunstancias de la crisis europea que no permitían otra salida; pero que somos incapaces de aceptar que ni la monarquía ni el Gobierno se muestren tan cobardes, tan incapaces de afrontar, con decisión y coraje, lo que pudiera ser, si no se le pone remedio, el principio de la descomposición de nuestra nación.

Y es que se impone en esta derecha que, sólo en teoría, gobierna nuestra nación, una reflexión profunda respecto a la deriva que se está imponiendo por parte de las izquierdas y que consiste en ignorar el resultado de las urnas y pretender establecer un sistema de gobierno colegiado, una especie de gobierno de coalición, sin otro respaldo que la fuerza de las manifestaciones callejeras y los mítines de grupos manifiestamente antisistema, anarquistas y libertarios, cuyo claro objetivo se centra en debilitar al legítimo gobierno, establecer el caos, fomentar las algaradas y buscar el derrumbe de nuestras instituciones democráticas para, con ello, conseguir implantar en España un tipo de dictadura del proletariado semejante a la de la Venezuela del señor Hugo Chávez.

Es obvio que, las constantes peticiones de referéndum por parte de los distintos grupos empeñados en desprestigiar a las derechas, tanto por parte de los Sindicatos, como de los separatistas del señor Mas, en Catalunya, o de los mismos grupos 15M y 25S; para intentar imponer sus tesis contrarias a las medidas de austeridad, que se ha visto obligado implantar el Gobierno para conseguir el apoyo de Europa y lograr que, las bolsas internacionales, nos den un poco de respiro; no tienen otra explicación que restarle poder y hacerle transigir con unas políticas obsoletas, desquiciadas, igualitarias y universalmente desprestigiadas, que fueron las causantes del ocaso actual de nuestra nación. Unos sindicatos que se mantuvieron abúlicos e impasibles durante el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, permitiendo, sin rechistar, que los desempleados alcanzara el número de 5 millones; recibiendo del Ejecutivo, eso sí, cientos de millones de euros en ayudas, subvenciones y dotaciones para celebrar cursos de reciclaje con los parados que o no se celebraban o, si se hacían, eran un mero simulacro para cubrir el expediente.

Ahora, no obstante, vuelven a salir a la calle, hacen discursos incendiarios como aquellos con los que nos obsequia el inefable Méndez, que no resisten el menor análisis serio ya que todo se reduce a cuatro vulgaridades, tics comunistoides y el recurrente tema de los obreros explotados por los banqueros. Un viejo dinosaurio que sigue encallado en los tiempos precedentes a nuestra guerra civil, al que le gusta jugar con fuego pero que, si la llama se llegara a inflamar, como tantos "valientes" que hoy presumen de tener las soluciones para España; se apresurarían a salir corriendo llevándose consigo sus fortunas, como ocurrió con los caudillos rojos de la República, que siguieron viviendo como verdaderos plutócratas en Francia, México o Rusia; mientras el resto de los exiliados se morían de hambre en los campos de concentración cercanos a la frontera, en territorio francés.

ERC pide al Gobierno el compromiso de descartar la intervención militar; la periodista; la señora Rahola pretende, a su vez, desmentir que los niños en Catalunya son aleccionados en las escuelas públicas, desinformados y educados en la creencia de que España abusa de Catalunya y les roba las lentejas; cuando debiera saber, si es que no quiere tomarnos el pelo, que esta es la táctica del catalanismo para crear lo que, en la Alemanía nazi se llamaron las "Napolas" o los NPEA en las que, desde pequeños, se les enseñaba, a la "raza superior alemana", los fundamentos del nacional socialismo. Una diputada socialista en la Eurocámara, junto a otros compañeros de ICV, CIU, BNG, y ERC, enviaron una carta a la vicepresidenta Viviane Reding, expresando "su preocupación" por las "amenazas" vertidas "por figuras relevantes y cargos de la jerarquía militar" que, a su entender, "limitan de facto la democracia catalana y española" ¿Desde cuando expresar una opinión constituye un delito o una amenaza? O ¿Es que mencionar los artículos de la Constitución que preservan la unidad de España es algo que está prohibido? En cambio, nadie hace mención al señor Mas y los catalanistas que exigen la independencia, permiten consultas separatistas, reclaman más autogobierno y acusan al resto de españoles de robarles ¿ Para esto no hay fiscal, juez o autoridad gubernativa que pueda poner remedio?

Aquí, en Catalunya, unos hablan de federalismo y otros de independencia y el que quiere ser español es considerado como un bicho raro. No puede exhibir una bandera nacional ni pretender que sus hijos sean enseñados en castellano y, si no, que alguien pruebe en un colegio público y verá las consecuencias. Por ello, sería conveniente que el señor Rajoy y la señora Sánchez Camacho nos digan a los españoles que residimos en esta autonomía catalana, cómo van a impedir que se lleve a cabo la ruptura con España si, saltándose la ley a la torera, los separatistas deciden independizarse de España. ¿En qué situación vamos a quedar y quien va a defender nuestros derechos como españoles? No hablamos de algo lejano e hipotético, sino de una posibilidad cercana y evidente, si es que España no puede poner en práctica lo dispuesto en la Constitución de 1.978. ¿Aceptará España una separación por la vía de los hechos consumados; lo consentirán los españoles o, en última instancia, nos van a abandonar en bien de la ley del mínimo esfuerzo y el mantenimiento de una utópica paz? ¿Para qué el Art. 8º de la Constitución si luego no sirve para nada? No lo vamos a consentir ni vamos a seguir votando a aquellos que pretenden traicionar a la patria.

Miguel Massanet Bosch